Donostia. El mercado de la Bretxa de Donostia carecía ayer de angulas. Ningún puesto ofrecía este sabroso y caro manjar a pesar de que el ambiente navideño reluce en millones de hogares. A tenor del punto de vista de los pescaderos consultados por este periódico, nos encontramos en la crisis de la crisis. "La venta está muy parada, a la gente le está costando comprar. Los clientes se están retrayendo más que otros años", señala Trinidad Barrenetxea, propietaria de la pescadería Barrenetxea, situada en La Bretxa.

El prestigioso mercado donostiarra de suculentos alimentos es otro exponente de la pérdida de fuelle económico por la falta de liquidez o por la psicosis de un futuro pecuniario poco sólido. O, en algunos casos, por el cargo de conciencia de gastarse cientos de euros en una delicatessen cuando miles de familias se las ven moradas para pagar la luz, el agua o la misma hipoteca. "Tengo clientes que pueden pagar por las angulas pero comentan que es tan grande la crisis que tienen hasta miedo. Piensan: tengo empresas y este mes estoy bien, pero a todos nos puede tocar que empiece a ir mal", comenta Barrenetxea, que el sábado vendió a 800 euros el kilo de alevines de anguila, si bien desde ese día no ha vuelto a ofertar ese pescado.

Esta mujer recuerda que en años anteriores se vendía "al precio que fuese", pero ahora es "bajo pedido". "La gente está preguntando mucho precios de cualquier cosa", asevera esta pescadera.

langosta Similar opinión refleja Esperanza Ansó, responsable de la Marisquería Boulevard de Donostia. "Esto marcha más flojo que otros años. Tenemos algún pedido, pero la verdad es que está más parado que otras veces. Quizá a última hora se animen, pero solo faltan tres días para Nochebuena", reseña Ansó.

Esta vendedora refleja que, debido al bache económico, la gente "tira a otras cosas", aunque puedan comprar esta gollería. "Les da cargo de conciencia y lo cambian por langosta, por ejemplo", describe.

Esta comerciante ofrece las angulas a 880 euros el kilo, y subraya que es de "buena calidad; suelta con el lomito negro". "El buen entendido ya lo nota. No tiene que ser grande porque ese tipo tiene espina y es más basta", recalca Ansó, quien explica que, ante la escasez de angulas en los ríos guipuzcoanos, se traen de Francia, Portugal, Galicia e, incluso de Madagascar. En este último caso resulta más económica, pero su calidad es inferior porque "parece paja, es muy finita y basta, y, cuando masticas, tiene todo espina".

En el mercado donostiarra de San Martín el ritmo de las ventas de este pez migratorio es tan pausado como en otros puntos de Gipuzkoa. "Gente que otros años te hacía el consumo de angulas para comer como un plato, coge ahora un puñado para picar. Se han pasado al marisco. Con todo lo que se está oyendo por la crisis, los clientes se retraen. Es lógico y normal", reconoce Iban Burgaña de la pescadería Coro Sotero, que ayer ofrecía este pescado azul a 1.000 euros el kilo.

Las angulas que brillan en el mostrador de esta pescadería se cogen en la vega del río Oria, en el barrio usurbildarra de Aginaga, lo que justifica un precio superior al resto. "Trabajamos con un artesano. Si solo pesca cinco kilos, solo ponemos a la venta esa cantidad. Es una angula maravillosa. No está mezclada, no tiene ni una gota de agua, es suelta, gorda, negra. La mejor del mundo", ensalza Burgaña.