donostia - El rechazo social que suscita la reforma del aborto ha acabado por imponerse. El Gobierno central ha insistido hasta la saciedad en que no dejaría morir la ley, pero la polémica reforma parece estar tocada de muerte. El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, confirmó ayer que su proyecto estrella queda en barbecho, todo un revés para los sectores más conservadores, que comienzan a hablar de “traición” al electorado. La oposición coincidió ayer en señalar que la gestión del ministro es motivo suficiente para que piense en su dimisión.
La reforma, según el propio calendario marcado por Gallardón, debería haber sido aprobada en el Consejo de Ministros de pasado mañana, pero las divisiones internas en el seno de las filas populares y el temor al elevado coste electoral han obligado a recular al Gobierno central.
El Ejecutivo se estaba quedando solo. La controversia no ha cesado desde que en diciembre del año pasado se anunciara la nueva normativa, por la cual interrumpir el embarazo dejaría de ser un derecho de la mujer en las primeras 14 semanas y volvería a ser un delito despenalizado en ciertos supuestos, como lo era con la Ley de 1985. Solo habría dos excepciones: violación y “grave peligro para la vida o la salud física o psíquica” de la mujer. La respuesta fue inmediata. Desde entonces, amplios sectores de la sociedad no se han cansado de protestar ante un cambio normativo “anacrónico”, que no ven justificado frente a la actual ley de plazos, que se viene aplicando sin estridencias, y desde luego que suscita mayores adhesiones.
proteger a “los más débiles” El ministro Gallardón anunciaba por aquel entonces que el anteproyecto nacía para proteger “a los más débiles: los concebidos y no nacidos”, pero su pulso no ha ganado la partida ni siquiera en su propio partido.
La respuesta ofrecida ayer para justificar que pospone el proyecto -“centramos ahora todos los esfuerzos en responder al desafío soberanista catalán”- no ha convencido a casi nadie.
El PSOE tiene previsto preguntar hoy al ministro en la sesión de control al Gobierno si “renuncia de una vez por todas y para siempre” a la reforma de la ley del aborto y si ha “comprendido ya que no se debe legislar en contra de la libertad de las mujeres”.
Entretanto, el portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, trató de calmar los ánimos insistiendo en que el Gobierno sigue trabajando en la elaboración de la reforma de la Ley del Aborto “sin novedades”, al tiempo que avisó de que quien intente fracturar al partido “volverá a fracasar”. El fracaso, por el momento, parece más bien del propio Gobierno, al que se le presenta una difícil papeleta a la hora de contentar a los sectores más conservadores, que ya se mostraban insatisfechos con los términos que planteaba la propia reforma ahora aparcada. Buen ejemplo de ello lo ofrece el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, que ha censurado en más de una ocasión los “titubeos” del Gobierno del PP con la reforma del aborto, cuestión convertida en uno de sus principales quebraderos de cabeza en los últimos tiempos.
Así se manifestaba durante la última intervención pública en torno a este asunto, a mediados de agosto, durante la homilía con motivo de la festividad de la Asunción de la Virgen. En su última carta pastoral -El descarte del aborto-, presentada en marzo, criticaba duramente la interrupción del embarazo, llegando a rechazar el aborto incluso en casos de violación para prohibirlo “sin excepciones”.
reacciones Entretanto, la catarata de reacciones al freno de la reforma no cesó durante toda la jornada. Para el PNV, la retirada de la reforma sería “una buena noticia”. “Está bien enmendar errores”, señaló el portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, quien censuró que casi todas las iniciativas de Gallardón “se están quedando en agua de borrajas”.
En esa misma línea, la líder de UPyD, Rosa Díez, consideró que lo que tiene que hacer Gallardón es guardar la reforma “en un cajón”. Sería la primera vez, dijo Díez, que el ministro “acierta” y hace algo positivo pensando en el interés general, aunque la portavoz de UPyD no cree que Gallardón tenga que dimitir por la retirada de una reforma que, en su opinión, no fue un “capricho” del titular de Justicia sino una decisión del conjunto del Gobierno.
cambio de pregunta Con el objetivo de forzar al titular de Justicia a dejar claro qué decisión va a tomar el Ejecutivo sobre la reforma redactada por su departamento, los socialistas han cambiado una de las preguntas sobre pesca que tenían previsto formular hoy a la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina. El cambio, que tuvo que justificarse por motivos de actualidad, fue avalado por la Mesa del Congreso.
Según anunció el portavoz del Grupo Socialista, Antonio Hernando, su formación ha decidido cambiar su pregunta ante la “pelea” que, a su juicio, se está produciendo entre Gallardón y “algunos miembros del Gobierno” a cuenta de este asunto.
En concreto, será la portavoz del PSOE en la Comisión de Igualdad, Carmen Montón, quien emplazará al ministro a explicar si “se ha comprendido ya que no se debe legislar contra la libertad de las mujeres”. Por su parte, Hernando insistió en que Gallardón tiene que explicar si “se ha dado cuenta de que se ha estado equivocando durante todo este tiempo y si renuncia de una vez por todas y para siempre a la reforma”, o si “van a terminar primando la ideología extrema y el frente más extremo que dentro del PP” que, a su juicio, representa el responsable de Justicia.
Preguntado sobre si el ministro de Justicia debería dimitir además de renunciar a la reforma de la legislación sobre la interrupción voluntaria del embarazo, el dirigente socialista recalcó que si Rajoy tiene que “elegir” entre mantener a Gallardón como ministro y la libertad de las mujeres, debe optar por lo segundo.