Santiago de compostela - La buceadora profesional Ana Ayuso que simuló ser Diana Quer por su complexión física en la reconstrucción de cómo el cuerpo de la joven madrileña pudo ser arrojado al pozo de la nave donde fue encontrado, y los dos expertos que participaron en el simulacro, han relatado que Diana debió vivir "algo espantoso" y que presentaba una postura "totalmente antinatural".

En la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, que este viernes acoge la cuarta sesión del juicio a José Enrique Abuín, el Chicle, se visionó la simulación del momento en el que el cuerpo pudo ser sumergido así como la imagen de la víctima con las piernas extrañamente abiertas a modo de arco y a nivel de la zona pélvica.

Con la duda imperante de si a Diana se le dio muerte en A Pobra do Caramiñal, municipio coruñés en el que veraneaba, o en Rianxo, localidad vecina en la que está situada la nave del pozo, Ana Ayuso, que en el simulacro fue arrojada a un tanque de agua de características similares en Cartagena (Murcia), ha dicho que recuerda "perfectamente y con horror" esa dura reconstrucción.

"El agua estaba bastante fría y me metieron con dos lastres de 18,400 kilos", ha detallado para asegurar después que es "físicamente imposible mantener el cuerpo a flote" porque para ella, que mide 1,75 metros y pesa 60 kilos, "era imposible desprenderse".

Los otros dos buzos que participaron en el simulacro de cómo el Chicle supuestamente hundió el cuerpo de Diana Quer en el pozo han dicho que la rigidez del cadáver revela por sí misma que la joven sufrió "algo espantoso" antes de perecer.

Los profesionales, uno del cuerpo de bomberos de A Coruña y otro coordinador de buceo de Salvamento Marítimo, encargados de auxiliar a Ana Ayuso si se producía algún accidente en el simulacro realizado en el tanque, han explicado que, según su experiencia, el cuerpo podría mostrar tal rigidez porque "antes de morir padeció algo espantoso, que sufrió un shock".

Este viernes, los miembros del jurado popular han podido ver en sala la imagen de cómo se localizó a Diana Quer en el pozo el 31 de diciembre de 2017, 500 días después de su desaparición.

Pese a que el presidente de la sección sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, Ángel Pantín, ha pedido que la instantánea no se exhibiese ante el público, la hermana de Diana, Valeria Quer, no ha podido contener las lágrimas y se ha apoyado en el hombro de su padre mientras los testigos, las partes y los jurados visionaban la prueba gráfica.

Los dos buzos varones han coincidido en que la postura del cuerpo evidencia que "el cadáver se quedó rígido antes de morir" porque "muchos cuerpos se quedan con esa rigidez por el pánico" previo al deceso.

Ambos, con experiencia en rescates, han sugerido que es inconcebible creer la versión del Chicle por la rigidez y porque el cuerpo tenía las piernas muy abiertas en un determinado arco a nivel de la zona pélvica.

"Esta postura es totalmente antinatural", han remarcado los expertos.

"He visto muchos cuerpos con rigidez por el pánico", ha subrayado el buzo Manuel Ángel Ruiz, que ha reconocido que la de Diana es "una imagen difícil de olvidar".

El Chicle ha escuchado al testigo impertérrito, y demostrar que violó a Diana es clave para la acusación particular y el Ministerio Fiscal porque de ello puede depender que la condena sea la de la prisión permanente revisable. La defensa, por su parte, se apoya en la inexistencia de vestigios biológicos que acrediten un abuso.

EL AMIGO Jorge G.G., el amigo de Diana Quer con el que mantuvo la última conversación de WhatsApp antes de desaparecer, aseguró ayer que la notó con “miedo” cuando le escribió que se estaba “acojonando” porque un “gitano” la estaba llamando, pero no creyó que pudiera pasar algo grave.

Este testigo declaró desde Madrid por videoconferencia en el juicio que se celebra en la Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago de Compostela, contra José Enrique Abuín Gey, El Chicle, acusado del asesinato de Diana Quer en A Pobra de Caramiñal.

El compañero de clase de Diana fue el segundo testigo de este jueves y explicó que antes de que su amiga saliera a la fiesta de A Pobra estuvo intercambiando mensajes con ella porque ambos habían suspendido la misma asignatura.

Sobre las 2.00 horas del 22 de agosto de 2016, Diana le mandó un mensaje en el que ponía: “Me estoy acojonando, un gitano me está llamando”.

“¿Qué te dice?”, le preguntó Jorge por WhatsApp. “Morena, ven aquí”, le respondió Diana. Su amigo volvió a escribirle otro mensaje, pero la joven ya no lo recibió.

Diana le había comentado que apenas tenía batería, por lo que su amigo pensó que el teléfono móvil ya se había apagado.

El testigo relató que aunque la notó con miedo, no pensó que pudiera pasarle algo grave. Creyó que quien llamó a Diana sería “el típico chico con dos copas que le dice una tontería”.

También declaró una amiga de Diana, Nerea E.G., una de las últimas personas que vio con vida a la víctima.

La joven estaba con Diana y un amigo en el parque de A Pobra de Caramiñal sobre las 2.20 horas del 22 de agosto. La víctima dijo que se estaba quedando sin batería, que estaba cansada y que se iba andando a casa.

Dejó de verla cuando Diana traspasó los límites del parque, dijo la testigo, que no pudo detallar si la víctima solía ir sola a su casa porque tampoco tuvo mucha relación con ella.

Precisó que dos noches antes vieron a Diana en torno a las 4.30 horas subir sola la cuesta que lleva hasta su casa, caminando y mirando el móvil, y la llevaron en coche.

Precisamente, el móvil desde el que Diana envió ese último whatsapp es una de las pruebas principales del caso. El Iphone de color gris fue encontrado por el mariscador Francisco Manuel G., que en su declaración explicó que se topó con el aparato de manera fortuita. El teléfono fue encontrado bajo el puente de Taragoña, donde el acusado reconoció que lo arrojó la noche de los hechos.

Versión desmontada La sesión sirvió para desmontar algunas de las afirmaciones del acusado. Así, frente a su versión de que abordó a Diana en el callejón donde estaban instalados los vehículos de los feriantes, ayer una menor, que fue la última persona en verla con vida, ubicó a la víctima en el paseo del Arenal de A Pobra, el camino habitual que hacía de vuelta a su casa.

El Chicle aseguró en su declaración que había ido a ese callejón a robar gasóleo de los coches de los feriantes, pero estos testificaron en el juicio y afirmaron que no echaron en falta combustible.

La defensa de Eel Chicle, la abogada de oficio María Fernanda Álvarez, considera que Diana se desvió hacia la zona de los feriantes para buscar wi-fi.

Los feriantes negaron que aquella noche escucharan grito de auxilio alguno por parte de nadie. Sus caravanas estaban aparcadas en una “zona tranquila” y creen que de haber existido un forcejeo entre dos personas lo hubiesen oído. Pero no fue así. - Efe