pamplona - En torno al 5% de la población reclusa está condenada por delitos sexuales, lo cual se traduce en que cerca de 15 personas están presas por estas causas en la cárcel de Pamplona. Entre ellas, el perfil del agresor que se presenta puede ser muy variado, según explica Josean Echauri, responsable del Psimae Instituto de Psicología Jurídica y Forense, puesto que va desde el violador, al pedófilo o al exhibicionista. A pesar de que, en principio, el programa está diseñado por Instituciones Penitenciarias para agresores de alto riesgo, el formato de las terapias es individualizado, es decir, se prepara un itinerario en función del delito y de las características personales. Asimismo, se prefiere actuar a través de grupos de intervención reducidos para que la valoración del riesgo sea más eficaz y más atinada a cada caso.

“Hay que bajar a lo más profundo de las miserias humanas para poder analizar el comportamiento y hay gente que también abandona el programa”, explica Echauri. Aún así, en el plano positivo, cabe resaltar que el 80% de los agresores sexuales no reincide ya que, “solo pasar por prisión es restaurativo”. De esta forma, el responsable del Psimae insiste en destinar los recursos disponibles al 20% de condenados que tiene riesgo de reincidencia: “Si aplicamos el programa sabemos que el 15% obtendrá beneficio, pero hay un 5% que es irrecuperable y no hay nada que hacer por su falta total en su control de impulsos o una falta de habilidades sociales”, apunta. Asimismo, Echauri señala que una de las claves para que la intervención sea efectiva reside en la selección de aquellos agresores que llevan un tiempo alto de condena, es decir, “que empiece el final del tratamiento con el comienzo de sus permisos o de su vida en libertad”, concluye.