La relatora de la ONU sobre la situación de los Derechos Humanos en Birmania, Yanghee Lee, ha advertido de que en los estados de Rajine y Chin se podrían estar cometiendo crímenes de guerra y contra la Humanidad, por lo que ha pedido que se abra una investigación al respecto.

"Mientras el mundo está ocupado con la pandemia de Covid-19, el Ejército de Birmania sigue aumentando su asalto en el estado de Rajine, atacando a la población civil", ha denunciado Lee, que termina su mandato.

La experta ha lamentado que "los llamamientos a un alto el fuego, incluido por parte del Ejército de Arakán --un grupo armado budista que opera en esta región--, no han sido escuchados". "En lugar de ellos, el Ejército birmano está infligiendo un sufrimiento inmenso a las comunidades étnicas en Rajine y Chin", ha denunciado.

Según la relatora, el Tamadaw --como se conoce al Ejército-- "está violando sistemáticamente los principios más fundamentales del Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos".

En este sentido, ha prevenido que su actuación contra la población civil en los dos citados estados "podría equivaler a crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad" al tiempo que ha recordado que "todas las partes en conflicto, incluido el Ejército de Arakán, deben proteger también a los civiles".

Tras denunciar que la falta de rendición de cuentas hace que el Ejército birmano siga actuando con "impunidad", ha reivindicado que "sus presuntos crímenes sean investigados conforme a los estándares internacionales y que los responsables rindan cuentas".

Según su comunicado, el conflicto que estalló en diciembre de 2018 y enfrenta al Tamatdaw con el Ejército de Arakán en los estados de Rajine y Chin se ha recrudecido en las últimas semanas y los militares han intensificado sus ataques contra la población civil. Como resultado, más de 157.000 personas se han visto desplazadas por el conflicto.

Entre los abusos denunciados por Lee figuran bombardeos aéreos y de artillería contra áreas civiles que han dejado decenas de muertos, incluidos niños, así como heridos, a algunos de los cuales no se les ha permitido buscar atención médica. También ha habido arrestos y torturas de hombres sospechosos de estar vinculados con el Ejército de Arakán y se han quemado casas, escuelas e incluso un templo budista. Además, desde enero, se ha restringido el acceso humanitario.