ue la mismísima ministra de Política Territorial y Función Pública (para quienes no lo sepan, una señora llamada Carolina Darias) la que el jueves anunció que el presidente Sánchez impartirá mañana lunes una conferencia con el título de España puede a la que asistirá buena parte de la clase empresarial del país. Sigue el espectáculo, momento Deus ex machina. Que el que manda convoque a los jefes del Ibex a golpe de silbato requiere escaso esfuerzo, habida cuenta de que casi todos los sectores productivos están fuertemente regulados -banca, energía, telecomunicaciones- y muchos más -turismo y automoción- andan llorando por las esquinas pidiendo un rescate al Gobierno. Sanchez se hombreará ante los poderosos, y les cobrará el pequeño pago de una hora sentados circunspectos en la sala de Casa América para obtener la imagen que necesita en el sostenimiento del relato de que es el mejor líder para estos momentos críticos. Lo de menos es lo que diga. Lo de más es el intento de capear el drama a base de puestas en escena. El viernes habrá una nueva Conferencia de Presidentes en la que todos los asistentes mostrarán avidez por meter el tenedor en los dineros que habrán de llegar de Europa correspondientes al Programa de Recuperación y Resiliencia (PRR). Como si fueran aquellos fondos estructurales de la UE con los que las comunidades autónomas le daban alegría a sus presupuestos. Ya no es así. Los euros del PRR se transfieren a cambio de un determinado programa de mejora económica, sectorial y para todo el país, así que no vale decir lo del presidente de Castilla y León, Mañueco, que reclamaba un reparto "equitativo". Ni hay posibilidad de reparto ni podrá ser equitativo, sino meritocrático: el sector económico que merezca las ayudas las podrá obtener, pero no se podrá mercadear como si fuera un modelo de financiación autonómico cualquiera. Esta semana se ha anunciado que la Comisión nos concede 21.000 millones del fondo SURE para pagar los ERTEs. Es un mecanismo (técnicamente llamado "European instrument for temporary support to mitigate unemployment risks in an emergency") que se fundamenta en préstamos a bajo tipo de interés, pero que no constituyen un regalo. Lo que nos han dado no cubre siquiera el coste de los EREs hasta septiembre, ahora que se quieren prorrogar hasta diciembre, y es dinero que habrá que devolver y que computa como deuda pública. Y, en esto de la deuda, mucho cuidado. Ahora parece fácil contraerla, pero llega un momento súbito en el que los mercados se cansan de prestar y se secan las fuentes de golpe. Seguro que de estas cosas no hablará Sánchez a su interesada clá. Aquí lo tengo dicho: tocar la lira mientras Roma comienza a arder.

En la otra parte del espectro político las cosas se aclaran. El PP ha decidido seguir la senda que marcó (previo millonario pago) Arriola. Hay que heredar y es mejor heredar dentro de unos años, no ahora. Para lo cual hay que volver al eclecticismo aun a riesgo de que se cumpla la máxima evangélica de que los tibios serán expulsados de las bocas. Que se marche Cayetana y que pase Cuca, porque lo que hemos de hacer es no asustar demasiado. Casado sigue hablando de valores y regeneración, pero está ya abortada cualquier posibilidad de que la dinámica política vaya a ser otra cosa que sucesivas escaramuzas tácticas. También es tacticismo lo de Ciudadanos, consciente de que la política es una función referencial -tienes que estar atento a lo que hacen los demás y proponer cosas distintas porque si no dejan de identificarte-. Probablemente los naranjas ya no hagan tantas encuestas como hace un año, pero creen haber identificado un demográfico electoral que reclama pactos y mayor concordia para afrontar la crisis, y de ahí que tengan muchas ganas de sumarse a los presupuestos con el Gobierno. Los de Vox también lo tienen claro: mantener el carril, continuar con la hiperactividad institucional y tuitera, y desafiar a los agoreros. En verdad no les ha ido mal así, con sus actuales 52 escaños. Todos tienen el cinturón de seguridad abrochado, aunque ninguno sepa lo que vamos a encontrar en la carretera.

Parece fácil contraer deuda, pero llega un momento en el que los mercados se cansan de prestar y se secan las fuentes de golpe

El PP ha decidido que se marche Cayetana y que pase Cuca porque lo que hemos de hacer es no asustar demasiado