La asesina de Badoo, la venezolana Hendangelin Candy Arrieta Landazábal, de 34 años, que junto a su novio se dedicó a tender trampas sexuales a hombres para secuestrarles y extorsionarles a base de golpes en la provincia de Zaragoza, entre ellos un empresario tudelano que pudo escapar con vida, se enfrenta a 58 años de cárcel por los delitos de asesinato, detención ilegal, robo con violencia y lesiones, tenencia ilícita de armas, pertenencia a grupo criminal y extorsión en grado de tentativa. Entre las múltiples imputaciones a las que debe hacer frente, se encuentra la muerte de un informático de 54 años de Getxo, al que golpearon para robarle y enterraron en un campo agrícola el año pasado.

Además de a la mujer, la Fiscalía de Zaragoza sentará en el banquillo de los acusados al marroquí Mohamed Achraf, de 35 años y novio de la acusada, para quien también solicita 58 años de prisión por los mismos delitos que le imputa a ella. Asimismo, acusa a un tercer integrante de la banda, el español José Antonio Meléndez que, supuestamente, participó en uno de los asaltos.

El hallazgo del cadáver del vizcaíno José Antonio Delgado Fresnedo el 27 septiembre del 2019 dinamitó la operación llevada a cabo por los agentes de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza y la Unidad Central Operativo (UCO), que detuvo días después a la pareja, que permanece en prisión desde el 5 de octubre del año pasado.

EN LA RED SOCIAL BADOO Natural del estado venezolano de Zulia, Candy llegó a España solicitando asilo político y comenzó una relación en junio del año pasado con Mohamed Achraf. Semanas después iniciaron los ataques contra hombres, a quienes, a través de su perfil en Badoo y bajo los seudónimos de Bella y Dulce Ángel, la mujer seducía, comprometía para pasar una noche en un hotel y concertaba los encuentros en algún lugar solitario de la provincia de Zaragoza.

La primera víctima fue un camionero rumano a quien Candy, su novio y un amigo de la pareja, que estaba de permiso penitenciario de la cárcel de Castellón, propinaron, supuestamente, golpes y descargas eléctricas, lo amordazaron e inmovilizaron atándolo con bridas de manos y pies. Fue el 26 de julio de 2019. Después, le robaron su coche, un Renault Clio, que desguazaron, su teléfono móvil y 55 euros.

El 3 de septiembre, la pareja hizo picar a la segunda víctima, a la que Candy apenas tardó un día en convencer: un empresario tudelano de 58 años al que ella y su novio asaltaron para robarle. Todo ocurrió después de que el hombre, al que representa el abogado penalista José Cabrejas, también letrado de la primera víctima, conociera en Badoo a la mujer bajo el nombre de Bella y con Pamplona como localidad de residencia, aunque le dijo que vivía en Tauste (Zaragoza). Tras intercambiar algunos mensajes, se citaron la noche del 4 de septiembre en la estación de tren de la localidad zaragozana de Luceni, ya que él no tenía vehículo para desplazarse desde Tudela para cenar y pasar la noche con ella en un hotel.

Al llegar a la estación y bajarse del tren, el hombre recibió un golpe en la cabeza con una llave inglesa, según declaró a la Guardia Civil. Aturdido, echó a correr y escuchó a la mujer gritar “mata a ese hijo de puta que se escapa”, si bien pronto le alcanzaron un varón y la propia mujer, quien le apuntó con una pistola a la cabeza. Seguidamente le ataron de pies y manos en la espalda con bridas, le taparon la boca y le pusieron una capucha, al tiempo que le quitaban todas sus pertenencias, y lo introducían en el maletero de un coche.

LIBERTADO TRAS SER ROBADO Según el relato del empresario navarro, tras intentar sacar dinero de un cajero, Candy y su pareja lo amenazaron con cortarle un dedo si no se ponía en contacto con su familia para pedirles que les entregaran más dinero. La mujer volvió a encañonarlo, pero después de que el empresario insistiese en que no disponía de más liquidez, lo liberaron en un campo agrícola, antes de darse a la fuga con un botín de 650 euros en efectivo, un reloj, un teléfono móvil y unas gafas graduadas

Un día después, según las investigaciones de la Guardia Civil, Candy y su pareja quedaron con el informático de Getxo, a quien robaron, golpearon y enterraron vivo. Todo ello para robarle 1.500 euros y un Mercedes de alta gama que vendieron luego por Internet por 10.000 euros.

Tras semanas de arduas pesquisas, los investigadores de la UCO (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil detuvieron a la pareja como autores del crimen y de los ataques a los otros dos hombres con los que Candy se había citado por Internet. Los investigadores localizaron en la nave donde vivían Candy y su novio un palo de golf, unas gafas graduadas y una bolsa de viaje de la marca Emporio Armani, que el empresario llevaba en su coche cuando la pareja lo asaltó. Los agentes recuperaron del váter de la casa varias joyas del fallecido que la venezolana intentó deshacerse durante la inspección de la casa.

No fueron las únicas pruebas, ya que los investigadores también recuperaron el Renault Clio desguazado, los teléfonos móviles, además de analizar las cámaras de seguridad de los cajeros automáticos en los que los miembros de la banda sacaron dinero con las tarjetas de sus víctimas. Achraf llevaba una pulsera antimaltrato por unos incidentes con su expareja. El GPS marcó cada movimiento que realizó en esta historia de robos, extorsiones, secuestros, sexo y hasta un asesinato.