En octubre había una pregunta que asaltaba la cabeza de buena parte de la ciudadanía navarra, y más allá de las fronteras del viejo reino. ¿Qué pasa en Navarra para que la incidencia de la covid-19 sea tan alta? ¿Por qué semejante diferencia de casos en comparación con otras zonas del Estado? Semanas después la pregunta, que se hacen los técnicos del Ministerio de Sanidad, es justo la contraria. ¿Cuál es la fórumula que ha aplicado la Comunidad Foral para que, en poco más de un mes, la incidencia acumulada en 14 días haya pasado de los 1.172 casos por cada 100.000 habitantes a 273? ¿Qué ha ocurrido para que el número de contagios diarios que, durante semanas, rondó los 400-500, con un record de 698, lleve quince días por debajo de 165? La receta tiene tres ingredientes principales: un potente sistema de detección de PCR y la generalización de los test de antígenos en todos los centros de primaria; un sistema sanitario solvente que ha permitido apurar al máximo la implementación de medidas de choque; y la aplicación de medidas restrictivas.

CONFINAMIENTO, CIERRE DE BARES Y LIMITACIONES A LAS REUNIONES

Navarra fue la primera comunidad en aplicar el confinamiento autonómico. Lo hizo el 22 de octubre, poco antes de que el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, decretara el estado de alarma. La Comunidad Foral tuvo uno de los veranos más complejos, en lo que a brotes se refiere. El intenso programa de fiestas patronales, aunque suspendidas, generó encuentros sociales, que se tradujeron en un progresivo incremento de contagios, que entre finales de agosto y principios de septiembre tomó un cariz preocupante. Con 261 contagios y un centenar de personas hospitalizadas (8 en la UCI), el director general de Salud, Carlos Artundo, lanzó el 7 de septiembre el primer aviso: "En septiembre nos la jugamos; debemos extremar la prudencia en el ámbito privado". Pocos días después llegaron las primeras medidas restrictivas, cierre de peñas y sociedades, y la limitación de las reuniones en el ámbito público a seis personas.

De poco sirvió. Los casos se dispararon y a comienzos de octubre se alcanzaron los 400 diarios. Después del puente del Pilar se endurecieron las limitaciones sociales, se redujeron aforos y se adelantó el cierre de locales a las 22 horas. Pero la segunda ola seguía causando estragos. Récord en cifras de positivos, incremento de las hospitalizaciones y de los fallecidos.... Una situación insostenible que obligó al Gobierno foral a decretar el confinamiento permitral (la primera en hacerlo), a cerrar la hostelería (la 2ª tras Catalunya) y a limitar las reuniones en casa a los convivientes.

Los efectos de estas medidas, que tal y como destacan desde Salud, "han ido acompañadas de apoyos económicos, para la hostelería, recursos ene l ámbito social y ha contado con la participación de entidades locales y agentes sociales", tardaron unos días en dejarse notar. De hecho, los últimos días de octubre y los primeros de noviembre, fueron alarmantes, con dos días en los que se superaron los 600 (698 el 25 de octubre y 637 el 31 del mismo mes), con cifras récord en el número de hospitalizaciones (427 el 2 de noviembre), y con 69 personas ingresadas en la UCI (el día 12).

Precisamente a partir de esa primera semana de noviembre, cuando las cifras de ingresos y de fallecidos eran insoportables, los casos comenzaron a bajar. Un descenso que ha sido significativo a partir del 15 de noviembre. Y es que desde ese día no se han superado los 165 casos diarios. Los ingresos también van en caída y actualmente hay 175 pacientes ingresados, un 60% menos que hace un mes, de los cuales 35 están en la UCI, la mitad que hace dos semanas.

A diferencia de otras CCAA, Navarra apostó porun confinamiento autonómico, lo que ha permitido a la ciudadanía sobrellevar mejor la fatiga pandémica, en lugar de cerrar perimetralmente todos los municipios. Una actuación que sí se ha realizado en algunas localidades, "siempre en colaboración con los ayuntamientos".

MUCHAS PCR, ANTÍGENOS Y SISTEMA SANITARIO SOLVENTE

Los otros dos ingredientes de la receta, el sistema de detección precoz y el sistema sanitario navarro, van de la mano. En la Comunidad Foral, los protocolos de detección, remarcan fuentes de Salud, "han ido siempre más allá de los mínimos del Ministerio". "En abril todo paciente sospechoso tenía el resultado de su PCR en 24-48 horas; en mayo se generalizó la prueba a los contactos estrechos y en octubre llegaron los antígenos a Atención Primaria", recuerdan.

Esta labor, que en la actualidad realiza un equipo de 256 profesionales con distintos perfiles, permite garantizar una trazabilidad superior al 70%. De hecho, Navarra lidera desde hace meses la clasificación que mide la tasa de pruebas diagnósticas por cada 1.000 habitantes. En esta última semana se sitúa en 705 pruebas, frente a las 386 de la media estatal.

Este protocolo de detección se ha complementado con cribados selectivos dirigidos a sectores determinados y a la población de zonas geográficas de alta incidencia. De hecho, en los últimos meses, se han realizado una quincena de cribados poblacionales en otras tantas localidades sumando más de 11.000 test con una participación que supera el 80% . Asimismo, Salud pone en valor el blindaje del espacio sanitario y sociosanitario, "con una política de protección de profesionales y un programa de chequeo ante brotes y también de forma sistemática y periódica".

Ahora bien, este exitoso protocolo de detección viene de la mano de un sistema sanitario navarro que ha resultado clave en esta pandemia. "En la primera ola consiguió evitar un colapso sanitario que se dio en otros lugares, y en esta segunda, su solvencia ha permitido apurar al máximo para implementar medidas de choque que han resultado efectivas minimizando unos costes, a pesar de todo, elevados ya que se ha cerrado mucha actividad", remarcan desde Salud. En este sentido, fuentes del Departamento, explican que "la articulación del sistema sanitario integrado de Navarra, en el que la sanidad pública asume el mando único, con derivaciones, configura un sistema eficaz y potente que en esta segunda ola ha dejado lejos el riesgo de colapso". El reto, indican, ha sido que la pandemia no tuviera efectos en la desprogramación de la actividad ordinaria, que se recuperó tras el parón de abril y mayo, y, en parte, se ha conseguido ya que se ha mantenido el 85-90% de la actividad.

PUENTES, UN ENSAYO PARA AFRONTAR LA NAVIDAD

La receta foral ha funcionado, pero el virus sigue ahí y el temor a una tercera ola es real. Navarra ha reabierto las terrazas y a mediados de diciembre decidirá si prosigue con la flexibilización de las restricciones. Los puentes de diciembre se afrontan como un ensayo de cara a las próximas Navidades sobre las que aún no hay nada decidido, más allá de propuestas. El reto es inmenso y una vez más el principal peso recae en la responsabilidad individual.