El marido de Sara Pina Yeregui, José María Uruñuela Ansó, de 41 años, confesó ayer ante la jueza de Tudela que acuchilló a su esposa “mientras dormía” en el domicilio que compartía con ella en la capital ribera. La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Tudela decretó su encarcelamiento provisional comunicado y sin fianza como autor de un delito de asesinato y ayer por la tarde ingresó en el centro penitenciario de Pamplona.

Uruñuela, natural de la localidad zaragozana de Gallur, compareció ayer en el Juzgado de Tudela después de que Francia lo extraditara el martes, en cumplimiento de la euroorden de detención dictada por los juzgados de la capital ribera. Además de confesarse autor del crimen, entregó dos cartas manuscritas en las que pide perdón a la familia de la víctima, a su propia familia y a la jueza por los hechos cometidos.

Tras escuchar la confesión, El Ministerio Fiscal solicitó el ingreso en prisión provisional del imputado, medida a la que se adhirió la acusación particular, mientras que la defensa interesó la libertad provisional o, en su caso, “la imposición de una medida menos gravosa”.

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La jueza acordó el ingreso en prisión para asegurar la presencia del encausado en el proceso “ya que puede existir riesgo de fuga”, según consta en el auto. “Esto se desprende del propio proceder del investigado, quien ya huyó a Francia tras la comisión de los hechos, donde ha sido detenido como consecuencia de la orden de detención europea”, razona. A estas circunstancias, recalca la magistrada, hay que añadir el hecho de que se le imputa un delito de asesinato, con una pena de 15 a 25 años de prisión.

grabado en la huida La investigación de la Policía Foral apunta a que el crimen se habría cometido durante la madrugada del sábado 8 de enero, horas antes de que el sospechoso hubiese sido grabado por cámaras de seguridad abandonando el edificio en su furgoneta. El hombre, que no explicó los motivos, admitió que había acuchillado a su mujer “mientras dormía”, es decir, más de 48 horas antes de que se localizase el cadáver.

En este sentido, según se recoge en el auto, el lunes 10 de enero la madre de la víctima se puso en contacto con la Policía Foral porque llevaba todo el fin de semana sin poder comunicarse ni con su hija ni con el marido de esta y le constaba además que ninguno de los dos había acudido a su puesto de trabajo. Al mismo tiempo, el hermano de la mujer se puso en contacto con la Policía Local de Tudela.

Esto hizo que los agentes se dirigieran al piso en el que residía la víctima y el investigado junto con una dotación de bomberos que fue la encargada de abrir la puerta. Una vez en el interior, en una habitación distinta a la principal, hallaron el cadáver de Sara Pina en la cama, con “signos violentos con heridas de arma blanca y un charco de sangre coagulada” y a su lado un cuchillo lleno de sangre.

La vivienda, según se apunta, se encontraba cerrada, sin echar la llave, sin signos de forzamiento alguno, ni evidencias de robo. Además contaba con un sistema de alarma sin que la compañía tuviera constancia de ningún aviso durante esos días. Los agentes hallaron además los teléfonos móviles de la víctima y del acusado, y en una mesa del salón, restos de lo que podría ser cocaína.

Al desconocerse el paradero del investigado, se puso en marcha una orden de búsqueda y fue localizado a través del GPS de su furgoneta en una estación de servicio en Boisredon (Francia), donde fue detenido.

Arrepentido. El autor de la muerte de Sara Pina compareció durante menos de una hora ante la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Pamplona, asistido por su abogada, y en presencia de la fiscal y la abogada de la acusación particular. Al confesar el crimen, el interrogatorio no fue especialmente profuso, pero José María Uruñuela explicó que después de cometer el asesinato, estudo deambulando por casa, antes de bajar al coche y marcharse del edificio. “Quería alejarme de allí”, manifestó, sin dar más explicaciones de por qué se había dirigido a Francia, donde fue detenido días después.

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La titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Tudela fundamenta la incriminación y encarcelamiento de José María Uruñuela Ansó como autor del asesinato de su esposa, Sara Pina Yeregui, en numerosos indicios que obran en las diligencias:

Que la víctima, Sara Pina Yeregui, y el investigado, José María Uruñuela Ansó, eran marido y mujer y residían juntos en la vivienda situada en el paseo de Pamplona de Tudela.

Que el pasado lunes, día 10 de enero de 2021, la madre de la víctima se puso en contacto con la Policía Foral porque llevaba todo el fin de semana sin poder comunicarse ni con su hija ni con el marido de esta y que le constaba que ninguno de los dos había acudido a su puesto de trabajo. Al mismo tiempo, el hermano de la víctima se puso en contacto con la Policía Local de Tudela en los mismos términos.

Que, ante dichas manifestaciones, los agentes se dirigieron a la vivienda donde residían la víctima y el investigado. Que a la misma acudió también una dotación de bomberos, que se encargaron de abrir la puerta de la vivienda.

Una vez dentro de la vivienda, en una habitación distinta a la principal, se encontró el cadáver de Sara Pina en una cama. El mismo presenta signos violentos con heridas de arma blanca. A su lado, a la altura de su muñeca izquierda se halló un cuchillo lleno de sangre.

La vivienda se encontraba cerrada, sin echar la llave, sin signos de forzamiento alguno, tampoco se evidenciaron signos de robo. Además, la vivienda contaba con un sistema de alarma con la compañía Securitas Direct sin que conste ningún aviso durante esos días.

En la vivienda se encontró el teléfono móvil tanto de la víctima como del investigado. En la mesa baja del salón se encontraron restos de lo que podría ser cocaína.

La Policía Foral trató desde ese momento localizar al investigado, del que se desconocía el paradero. Y fue a través de la geolocalización del vehículo del investigado como se averiguó el paradero del mismo, quien se hallaba en una estación de Servicios de Francia, concretamente en Boisredon.

En su declaración en sede judicial, el investigado reconoció haber cometido los hechos y confesó de forma expresa haber apuñalado a Sara Pina mientras esta dormía. Aportó dos cartas manuscritas pidiendo perdón a la familia de la víctima, a su propia familia y a la jueza por los hechos cometidos.