Josune Anocíbar, de la asociación Txinparta, contó, durante el homenaje realizado este sábado a los presos fugados del fuerte de San Cristóbal, cómo en 2020 Beatriz Hernández recibió un comunicado del Gobierno de Navarra, diciéndole que se habían recuperado los restos pertenecientes a su bisabuelo, Leoncio de la Fuente Ramos, en la fosa de Larrasoaña. Leoncio, natural de Fresno el Viejo, un municipio perteneciente a la provincia de Valladolid, fue exhumado en 2018 junto con otros tres compañeros e identificado y devuelto a su familia dos años después de que se encontraran sus restos.

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Fue hallado gracias al testimonio que fue aportado por Paulina Lizoáin, quien siendo una niña de 8 años de Larrasoaña, localidad del municipio de Esteríbar, en el Pirineo navarro, presenció, una tarde de mayo, el enterramiento de hombres fusilados junto a la tapia del cementerio. Guardó esa imagen hasta los 90 años, convirtiéndose de esta manera en un testigo clave para lograr la localización de aquella fosa cuya creación pudo contemplar.

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La nieta de Leoncio, Paula de la Fuente, acudió al encuentro organizado por Txinparta y reconoció su valentía: “Defendió su pueblo no dejando entrar a camiones de la Falange a coger suministros, y por eso fue delatado y cogido preso”. “Le enviaron de Medina del Campo a Pamplona, pero no sabíamos exactamente cómo ni de qué manera lo habían hecho; tampoco cuál era su paradero preciso”, prosiguió.

Dijo que su madre “siempre recordó a su padre porque cuando ella tenía seis años se lo llevaron una noche y no lo volvió a ver; siempre dijo que su único deseo era volver a ver a su padre antes de morir, verle regresar al lugar de donde nunca debió haber salido”.

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búsqueda y encuentro Paula de la Fuente habló de su hija Beatriz, que “como chica joven ya se movía por las redes sociales y decidió investigar”. “Poquito a poco fue consiguiendo dar con datos, cosas que no sabíamos, como que Leoncio había sido llevado al fuerte de San Cristóbal”, explicó.

Primero se puso en contacto con Fermín Ezkieta, quien confirmó a la familia de Paula que lo que había conseguido averiguar “realmente era cierto”, ya que Leoncio “figuraba en un listado de quienes escaparon durante la fuga de 1938”. En esa lista “figuraba como muerto, lo que significaba que lo habían asesinado”.

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“Al saber que fue uno de los fugados y muertos contactamos con Txinparta, Memoria Histórica, el registro de Navarra y otros colectivos”, contó. Vieron “que allí sí que había personas que estaban haciendo un grandísimo trabajo, se estaban molestando en recuperar la memoria”, lo cual es algo que la familia de la Fuente, aseguró la nieta del fugado, les agradecerá “eternamente”. Los restos de Leoncio de la Fuente fueron así devueltos a su familia.

“Gracias a ellos mi madre, que ya tiene 92 años, ha visto su sueño cumplido: no morir sin ver regresar a su padre a casa. Lo ha conseguido”, finalizó Paula de la Fuente.

“Mi madre tiene 92 años y ha visto cumplido su sueño de ver a su padre regresar a casa”

Nieta de Leoncio de la Fuente