El Instituto Navarro para la Igualdad (INAI) tiene su origen en 1995, coincidiendo con la cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en Beijing. A lo largo de estos 25 años, el INAI/NABI ha aprobado leyes pioneras en el conjunto del Estado en el ámbito de la lucha contra la violencia hacia las mujeres, tales como la Ley Foral para la adopción de medidas integrales contra la violencia sexista (2002). También la Ley Foral para actuar contra la violencia hacia las mujeres (2015), que colocó a Navarra a la cabeza del Estado en esta materia al considerar este tipo de violencia una violación de los derechos humanos más habituales cumpliendo así el Convenio de Estambul, o la Ley Foral de igualdad aprobada en 2019, pionera en utilizar el enfoque de la sostenibilidad de la vida, poniendo en el mismo nivel el trabajo reproductivo y el productivo, y en establecer estructuras de igualdad con dotación de recursos humanos en todos los departamentos del Gobierno de Navarra. La directora gerente del INAI, Eva Istúriz, explica los obstáculos a los que se han enfrentado las mujeres víctimas de violencia en la situación actual.
Este 2020 está siendo un año complejo marcado por la pandemia, pero de forma paralela se está librando otra batalla que nos asola: la violencia contra las mujeres. ¿En qué medida ha agravado la covid-19 el riesgo de violencia contra la mujer?
La Organización Mundial de la Salud ya define la violencia contra las mujeres como una pandemia que ya existía mucho antes de la covid-19. Sin embargo, la situación de confinamiento y las restricciones de movilidad han agravado cualquier acto de violencia contra la mujer como sucede con cualquier situación de crisis donde las personas más vulnerables siempre son las más afectadas. Además, no habíamos vivido nunca un confinamiento de este tipo y nos preocupó muchísimo al principio en el mes de marzo que muchas de las mujeres supervivientes o que estaban en proceso iban a estar conviviendo con sus maltratadores. Por ello, hicimos un enorme esfuerzo en informar sobre nuestros recursos de atención a las víctimas y mostrarles que permanecían abiertos para atender cualquier amenaza o denuncia en el ámbito doméstico. Si hacemos una lectura de este periodo, los datos demuestran que a principios de marzo disminuyó el número de denuncias, pero tras el fin del estado de alarma en junio, se produjo un repunte. Lo que sí hubo un aumento de llamadas telefónicas al 016. Después, la situación ha vuelto a mostrar los promedios de años anteriores.
En Navarra, un 11, 7% del total de las denuncias por violencia de género de enero a junio de este año fueron interpuestas por mujeres mayores de 50 años (un 8,8% corresponden a mujeres de entre 50 y 64 años) mientras que en 2019 supusieron el 9,29%. Según el estudio promovido por el INAI que analiza la violencia de género en las mujeres mayores, ¿por qué cree que se produce la violencia en este rango de edad?
La macroencuesta realizada a nivel estatal elaborada por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género señala que el 42,1% de mujeres mayores de 65 años ha sufrido violencia física, sexual o emocional por parte de alguna pareja, un dato mayor del que realmente se denuncia. Esto refleja que hay una violencia invisible en la que debemos actuar y aportar más recursos, así como mejorar en materia de acción pública para que se tengan en cuenta de forma específica las realidades y necesidades de las mujeres mayores. En concreto, se destaca la importancia de que se diseñen campañas de prevención y sensibilización de la violencia de género dirigidas a hombres adultos que cuestionen comportamientos relacionados con la violencia psicológica y visibilicen la importancia de que las hijas e hijos adopten un papel activo. Son muchas las causas por las que se produce violencia en este rango de edad, pero se constata que se da un mayor grado de normalización, aceptación y habituación a ella. Asimismo, la violencia psicológica se intensifica mientras que se produce un descenso de la violencia física. El estudio también recoge que en las mujeres mayores aspectos como la infravaloración de su persona y sus capacidades agravan la violencia que sufren, además de mostrar una mayor resistencia al cambio de situación o la interiorización de creencias tradicionales acerca de los roles de género. A ello, se une la tendencia a vivir en secreto y en silencio las situaciones de violencia y las reticencias a iniciar un proceso de separación, muchas veces por la dependencia económica de la pareja y de la precariedad laboral. Este año, hemos abierto un programa de empoderamiento con las mujeres mayores, una experiencia piloto en colaboración con el Ayuntamiento de Berriozar que posteriormente se trasladará a toda Navarra.
No obstante, dos de cada cinco mujeres que denuncian violencia machista en Navarra son menores de 30 años ¿Por qué cree que existe una mentalidad machista en los más jóvenes?
Pongo en valor que si hay un mayor número de denuncias en las mujeres jóvenes es porque son conscientes de la violencia. Que haya denuncias no es un mal dato en sí, sino que demuestra mayor sensibilización y capacidad para detectar la agresión. Pero lo que preocupa realmente es que sigue habiendo una sociedad machista y patriarcal. Gracias al feminismo, a la lucha de mujeres, a programas activos como el Skolae en los centros educativos, o a iniciativas que fomentan la igualdad, el respeto y tolerancia estamos consiguiendo que la juventud rechace toda agresión machista. Pero tenemos que seguir luchando, sobre todo en las redes sociales, en los contenidos multimedia, en las películas... donde la mujer todavía esta cosificada . Es una cuestión cultural de la que toda la sociedad es responsable.
¿Considera que existe todavía un cierto poso cultural que justifica la violencia dentro de la pareja?
Los cambios culturales son muy costosos. Hemos tenido más capacidad de adaptarnos a las nuevas tecnologías que en modificar nuestra mentalidad, ciertas costumbres o hábitos. ¿Cómo se consigue este cambio? Desde las Administraciones Públicas debemos ofrecer políticas públicas de igualdad, capacitando a profesionales en todos los ámbitos para que detecten la violencia y sensibilicen a la sociedad. Creo que Navarra, en ese sentido, si hay que poner de ejemplo tanto a nivel normativo como a nivel de ciudadanía porque la sociedad ha respondido cuando ha habido agresiones o con las movilizaciones del 8 de marzo. Pero tenemos que seguir avanzando y mostrar nuestro más profundo rechazo tal y como lo hacemos con el lema de la campaña de este año: Abre los ojos, que apela a la ciudadanía a que, de una forma simbólica, abra los ojos y se quite la venda ante la violencia de género, en el sentido de identificar las violencias cotidianas que se producen en el ámbito personal, familiar, social y laboral, donde existen agresores que la ejercen y víctimas que la padecen, y se comprometa a erradicarlas. Por supuesto que ha habido muchos avances, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Avanzar cuesta mucho, pero por desgracia retroceder cuesta poco. De lo que se trata es de corregir la desigualdad, no de beneficiar a las mujeres. Y cuando se adoptan medidas en esta dirección, se beneficia a toda la sociedad.
¿Cómo debemos actuar como sociedad ante la sospecha de un caso de violencia?
Por un lado, como sociedad debemos hacer una crítica a cualquier forma de actuación machista y, por otro, ante un caso cercano debemos escuchar, no juzgar y ofrecer ayuda sin imponer soluciones. También, por supuesto, llamar al 112 porque se trata de un delito la violencia contra las mujeres o recurrir a los servicios de atención que dispone el Gobierno de Navarra o al Servicio municipal de Atención a las Mujeres SMAM del Ayuntamiento de Pamplona.