MADRID. Más de medio centenar de países presentan niveles "graves" o "alarmantes", dentro del Índice Global del Hambre, un renombrado informe que este año pone el foco en las crecientes necesidades de la población migrante y que reclama medidas políticas para poder cumplir o al menos acercarse a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030.

El estudio, elaborado anualmente por el Instituto de Investigación sobre Políticas Internacionales de Alimentación (IFPRI), analiza datos como la malnutrición o la mortalidad infantil para poner nota a decenas de países y, de nuevo, considera "extremadamente alarmantes" los niveles de República Centroafricana.

El país, que aún intenta recuperarse de las secuelas de una guerra iniciada en 2012, registra los peores datos a nivel mundial, con una nota superior a 50 en una escala de cero a cien en la que cero representa la ausencia total de hambre en una determinada población.

Seis países --Chad, Haití, Madagascar, Sierra Leona, Yemen y Zambia-- figuran en el listado con niveles "alarmantes", de entre 35 y 50 en la escala, mientras que otros 49 países aparecen en la horquilla que va de 20 a 35 y que advierte de una tasa de hambre "grave".

El análisis no se extiende a todas las partes del mundo, en muchos casos por falta de datos, pero los expertos han advertido de una "preocupación significativa" por las situaciones nutricionales de países como Burundi, República Democrática del Congo, Eritrea, Libia, Somalia, Sudán del Sur y Siria.

En términos generales, el Índice Global del Hambre estima en 20,9 la nota a nivel mundial, lo que refleja un descenso en comparación con el 29,3 del año 2000. Sin embargo, los autores temen que este dato pueda ser insalvable de cara a 2030, fecha en la que aún puede haber 50 países con deficientes tasas de alimentación, según el informe.

Por regiones, los peores datos a día de hoy están en la zona sur de Asia y en el África subsahariana, puntuadas en este índice con notas de 30,5 y 29,4, respectivamente. En el extremo opuesto se sitúan los países de la zona occidental de Europa y de la Commonwealth, donde el nivel cae hasta 7,3 de media.

HAMBRE Y MIGRACIONES La profesora Laura Hammond, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres, ha advertido de que "el hambre es un peligro constante que amenaza las vidas de un gran número de personas desplazadas de forma forzosa y que influye en sus decisiones sobre cuándo y hacia dónde moverse".

Las organizaciones internacionales estiman que hay 68,5 millones de desplazados y refugiados en el mundo y Hammond ha instado a poner el foco en estas personas para paliar sus necesidades más acuciantes. Así, ha subrayado que "el hambre, como el desplazamiento, habitualmente se debe a circunstancias políticas" y no naturales o medioambiantales, por lo que también caben soluciones políticas.

En este sentido, ha reclamado medidas a largo plazo para paliar el hambre, por ejemplo favoreciendo el desarrollo y la subsistencia de comunidades, y un aumento de los apoyos en las regiones de origen de los desplazados, por mucho que la llegada de refugiados a Estados Unidos y Europea se haya hecho "más visible" en los últimos años.