Hong Kong/Pekín - De manera tímida y poco convincente, el Gobierno de Hong Kong ha tendido un puente a los manifestantes con el objetivo de desactivar las protestas que desde hace once semanas se suceden en la región administrativa especial. Así, la jefa del Ejecutivo hongkonés, Carrie Lam, anunció ayer en una rueda de prensa que lanzarán, de manera “inmediata”, una “plataforma para el diálogo” con “gente de todos los ámbitos sociales”. Aunque no concretó, Lam aseguró que esta iniciativa dará a las autoridades “una base mucho mejor para tratar algunas ansiedades y diferencias en la sociedad”.

“Queremos llegar a la sociedad lo antes posible”, agregó la dirigente, a quien los manifestantes llevan semanas exigiendo que dimita. Las protestas comenzaron en marzo debido a un polémico proyecto de ley de extradición que facilitaría la entrega de sospechosos a otras jurisdicciones, como la China continental, algo que muchos hongkoneses opuestos al autoritario régimen de Pekín ven como el fin de la independencia judicial de la región administrativa especial.

No obstante, fue a partir de principios de junio cuando las manifestaciones se volvieron multitudinarias, y desde entonces miles de personas han inundado las calles todos los fines de semana con protestas en su mayoría pacíficas, pero que han dejado episodios de violencia entre agentes antidisturbios y manifestantes. “A nivel político, la propuesta (de ley de extradición) está muerta. No hay planes de revivirla, en particular teniendo en cuenta las preocupaciones públicas”, reiteró una vez más Lam, aunque este anuncio no ha satisfecho a los manifestantes, quienes exigen que el proyecto sea retirado de forma efectiva y definitiva.

demandas En una entrevista con el diario hongkonés South China Morning Post, Neoh, director del Consejo Independiente de Reclamaciones Policiales (CIRP), opinó que la propuesta de ley “solo está muerta en la cabeza del Gobierno, porque ha decidido no revivirla. Esas no son formas de retirar legislación”. Otra de las demandas de los manifestantes es el establecimiento de una comisión de investigación independiente sobre la brutalidad policial a la hora de dispersar las protestas, a lo que Lam se ha negado alegando que el órgano que dirige Neoh se encarga de eso.

A pesar de que las manifestaciones comenzaron solamente como protesta ante el proyecto de ley de extradición, se han convertido en un movimiento que reclama una serie de demandas al Gobierno local para mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.

Pekín asegura que detrás de las protestas existe una “mano negra” y apunta con frecuencia a Estados Unidos como responsable. Bajo la fórmula “Un país, dos sistemas”, el Gobierno chino se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar una serie de libertades hasta 2047. - Efe