A medida que pasan las horas se van conociendo nuevos datos de la operación en la que el pasado domingo murió el líder del grupo yihadista Estado Islámico (EI), Abu Bakr al Bagdadi, y quedan al descubierto detalles como que sus paños menores delataron al terrorista más buscado del mundo.

Así lo contó en una cadena de mensajes Polat Can, un comandante de las Fueras de Siria Democrática (FSD), la alianza de milicias encabezada por kurdos, que facilitó a Estados Unidos la información de inteligencia para atrapar al fundador y líder supremo del grupo tal vez más odiado del planeta.

De acuerdo con Polat Can, los kurdos gracias a sus informantes supieron que Al Bagdadi se había ido de Al Dashisha, en la provincia de Deir al Zur, en el este septentrional de Siria, a Idlib, en el noroeste, en el otro extremo del país.

El miliciano no da datos del momento en que se conoció ese detalle, pero las FSD consiguieron tomar los últimos pueblos bajo control de EI en Deir al Zur a finales de mazo.

El 15 de mayo, indicó Polat Can, comenzó un trabajo de inteligencia conjunto de las FSD y la CIA estadounidense para rastrear y localizar a Al Bagdadi.

Así supieron que el líder de EI cambiaba de residencia con frecuencia y lograron que uno de los informantes de los kurdos fuera capaz de llegar al lugar en el que se escondía el hombre que se autoproclamó “califa”, título reservado en el pasado a los descendientes del profeta Mahoma.

“Hace un mes, se tomó la decisión de eliminar a Al Bagdadi”, desveló Polat Can en una cadena de mensajes por Twitter también difundidos en círculos de comunicación kurdosirios.

Pero la operación sufrió el “contratiempo” de la invasión por Turquía del noreste de Siria, para expulsar de allí a las milicias kurdas, a las que el Gobierno turco considera terroristas.

El presidente de EEUU, Donald Trump, decidió entonces retirar la protección de las tropas estadounidenses a los kurdos pese a que habían sido aliados durante la guerra contra EI en Siria, y el 9 de octubre las tropas turcas, apoyadas por grupos rebeldes que operan en el noroeste del país (incluido Idlib), entraron en territorio sirio.

“La retirada de las tropas estadounidenses y la invasión turca hicieron que tuviéramos que detener nuestras operaciones especiales, incluyendo la persecución de Al Bagdadi”, dijo.

Pero el trabajo continuó y, según el comandante de las FSD, el acceso e identificación del refugio de Al Bagdadi fueron resultado del “trabajo propio” de los kurdos.

Entonces el desenlace comenzó: la fuente de inteligencia mandó las coordenadas para la operación aérea y lo que sucedió a continuación fue ya desvelado por Trump el domingo.

Equipos de las fuerzas especiales entraron en Idlib en helicóptero hasta una granja en Barisha en la que se ocultaba el terrorista.

Allí los comandos mantuvieron un intercambio de disparos y acorralaron a Al Bagdadi, que trató de huir por un túnel hasta que, arrinconado, decidió inmolarse activando un chaleco explosivo.

Lo que Polat Can desveló ahora es que la forma en que pudieron determinar la identidad del enemigo público mundial número uno fue mediante sus calzoncillos.

“Nuestra fuente, que pudo llegar a Al Bagdadi, trajo su ropa interior para hacerle una prueba de ADN y asegurar al 100% que esa persona en cuestión era el mismo Al Bagdadi”, indicó Polat Can en Twitter.

El comandante no dio detalles sobre las muestras tomadas, pero sí que había incluso un plan B para atrapar a Al Bagdadi en caso de que hubiera logrado escapar a una nueva localización, y es que el informante siempre estuvo muy cerca de sus talones.

Su sucesor, también abatido El presidente de EEUU, Donald Trump, confirmó ayer que el portavoz de EI, Abu Hasan al Muhayir, murió en una operación y subrayó que lo “más probable” es que hubiera reemplazado al recién asesinado líder del grupo terrorista, Abu Bakr al Bagdadi.

“Lo más probable es que hubiera asumido el liderazgo, ¡y ahora también está muerto!”, escribió Trump en su cuenta de Twitter.