Moscú. Aunque las medidas tomadas por Rusia para contener la pandemia de COVID-19 frustraron las protestas previstas para hoy en Moscú y San Petersburgo contra la reforma constitucional del presidente Vladímir Putin, no lograron contener las manifestaciones y piquetes en otras ciudades del país.

"El hecho de que 320 personas hayan participado hoy en el mitin es todo un logro", declaró a Efe por teléfono Olga Suvórova, coordinadora regional de la plataforma NET en la ciudad rusa de Krasonyarsk, ubicada en el sur de Rusia, pocos minutos después de concluir la protesta.

NET, movimiento social que se opone a la aprobación de las enmiendas constitucionales propuestas por el Kremlin, anunció que este domingo se celebrarían mítines y piquetes en varias ciudades rusas, entre las cuales citó a Kazán, Krasnoyarsk, Tiumen, Chitá, Sochi y otras.

Las actividades fueron coordinadas con las autoridades locales y estaban condicionadas al cumplimiento de las estrictas normas sanitarias dictadas por cada administración regional.

Según Suvórova, "no se trata de protestas porque falte el pan o haya contaminación: se trata de una denuncia de que no podemos continuar viviendo así, en condiciones de usurpación del poder".

La activista observó que en el mitin participaron representantes de diversos partidos como PARNAS, el Partido Libertario, el Frente de Izquierda "de un modo solidario, bajo diferentes banderas y símbolos, pero todos en una misma plaza".

No obstante, según Suvórova, todas las exigencias sanitarias demandadas por las autoridades se cumplieron, los organizadores ofrecieron incluso a los participantes guantes de goma, antisépticos y mascarillas.

El mitin se celebró en la Plaza de los Cosmonautas, en la que confluyen las calles nombradas en honor a los cosmonautas Andrián Nikoláyev y Valentina Tereshkova. La primera cosmonauta rusa ha sido objeto de críticas ya que fue justamente quien propuso la enmienda constitucional que podría perpetrar a Putin en el poder hasta 2036.

Los presentes en la actividad propusieron renombrar la plaza y la calle Tereshkova con el nombre de 'Vosstanie' (Rebelión).

Suvórova cuestionó los intentos de perpetuar a Putin en el Kremlin y señaló que "un hombre que envejece en el poder, con determinadas ambiciones y complejos, no debe gobernar en Rusia, donde existen determinadas características, grandes territorios".

Según ella, "la aprobación de estas enmiendas constitucionales podría significar la legalización de un documento que nos sumirá en la esclavitud".

En la ciudad de Perm, cerca de los Urales, también se llevó a cabo un mitin, en el que participaron poco menos de 50 personas, de acuerdo a las limitaciones establecidas.

"Cumplimos esta exigencia", declaró Mijaíl Kasímov, uno de los organizadores, citado por Interfax.

En Kazán el mitin fue más reducido, ya que en esta ciudad el número máximo permitido de participantes era de 20 personas.

"El lugar del mitin estaba cercado, dentro había 19 personas, gente con pancartas. Se utilizaron los medios de protección: se entregaron mascarillas a los participantes, se les midió la temperatura y se lavaron las manos con una solución etílica", aseguró el presidente de la célula regional del partido liberal Yábloko, Ruslán Zinatulin.

Mientras, en la ciudad de Tiumén, ubicada en la Siberia occidental, se celebraron al unísono dos mítines, en cada uno de los cuales participaron medio centenar de personas.

Nikita Kishko, coordinador regional de la plataforma NET en esta ciudad, afirmó a Efe que "los mítines fueron organizados, los comunistas recibieron la autorización de realizar el mitin, el Partido libertario también".

El activista denunció que "las reformas constitucionales se presentaron en un principio de modo positivo, con cambios de un tipo de propiedad a otro, salpicados con medidas favorables para el pueblo como más apoyos sociales, más ayuda para los niños, pero al final todo paró en el 'borrón y cuenta nueva' de los mandatos del presidente, con todo lo que esto implica."

"Consideramos que no se puede votar el paquete de enmiendas en su totalidad, sino cada enmienda por separado, es algo absurdo y sin sentido", argumentó.

El pasado viernes el político opositor Alexéi Navalni llamó a los rusos a enfrentar los cambios constitucionales propuestos por el Kremlin denunciando la posibilidad de fraude y de coerción durante la así llamada votación popular sobre ello.

"Estas enmiendas carecen de valor alguno y las derogaremos en la primera oportunidad, cuando tengamos el primer parlamento elegido honestamente", aseguró.

Tras el visto bueno del Tribunal Constitucional, parecía que la aprobación de la reforma era cuestión de tiempo, pero un nuevo obstáculo se ha cruzado en el camino: el coronavirus.

Putin admitió el martes pasado que la consulta popular está a expensas de la "situación epidemiológica" y que, aunque otros países europeos están mucho peor, la pandemia también ha llegado a Rusia.

El mandatario insistió en que si finalmente se celebra en la fecha prevista, se adoptarán todas las medidas posibles de precaución y seguridad y se permitirá votar desde casa para minimizar los riesgos.