- Conocí a Emiliano Aristu, a los pocos días de entrar -9/12/1966- a formar parte de la plantilla de la empresa Torfinasa -hoy no existe-. Lo recuerdo trabajando en una rectificadora manual, “pelando hierro” -se decía entre currelas con referencias hacia los tornos- realmente era rectificando hierro.

Mi cercana relación laboral con Emiliano me llevó a conversar en tiempos de descanso -bocadillo, vestuario-, deduciendo por mi parte que él era un trabajador sano, sensato y reivindicativo. En el transcurso de los días, el convenio colectivo con la empresa hubo que negociarlo, por lo que un compañero de trabajo me invitó a una reunión, -¡ilegal!- a celebrar en la casa parroquial de la iglesia del Salvador, Rotxapea. Allí estuvimos un grupo de metalúrgicos de Torfinasa, no faltos de preocupación.

Con 17 años yo no tenía experiencia de ningún tipo, pero él contacto con compañeras/os con cierta vida laboral. Yo los escuchaba con atención y Emiliano era uno de ellos. Aquel día jurados y enlaces se reunieron a negociar con la empresa. En la dirección figuraba Ascensio Etxeveste. Una vez en la nave de producción, pregunté a Emiliano por lo tratado. Él me comentó que de forma novedosa lo habían grabado en un magnetofón, y que ya nos informarían.

Año 1976. El Grupo Huarte se reorganiza, nuestro destino nos llevó al polígono de Landaben. La empresa, TRW -ésta sí que existe productivamente-. De nuevo, no de forma cercana, tengo relación con Emiliano. Este txantreano en la década de los 90 preside la sección de fútbol del Club Modesto, UDC Txantrea KKE, realizando dicha labor con buenos resultados deportivos para el club. Tuve contactos con él por mi aportación como entrenador de futbito y coordinador de los equipos de la misma categoría.

Llegaron los años de jubilación para Emiliano y para mí, los paseos son frecuentes en ambos, y los encuentros también y, tras un cambio de breves impresiones mutuas, continuábamos nuestros recorridos.

Las movilizaciones obreras estuvieron activas durante continuos años, en los más recientes también y en las concentraciones de la Plaza del Castillo, Emiliano y el que escribe no faltamos, allí estuvimos. Lo primero que yo le decía cuando coincidimos era “Nos tocó estar en las movidas de aquellos pasados años, y hoy nos sigue tocando”.

La fortaleza de Emiliano era envidiable. Por ello, principalmente, y el hecho de situarnos codo con codo en una mesa con mantel, con nuestras excompañeras/os de trabajo, sus cumpleaños los celebramos con nostalgia y un muy buen ambiente.

Llegó el señalado día 17 de julio del 2020. Emiliano se marchó para siempre de esta nuestra sociedad. Maite, excompañera de trabajo durante muchos años, me lo comunicó. El sábado 18 de julio saludé a Jesús y Alfredo, hijos de Emiliano, en el velatorio de Txantrea.

Toda la familia de Emiliano tiene que estar satisfecha de esta gran persona que nos ha dejado. Él aportó su esfuerzo y dedicación en el mundo del compañerismo laboral, social y deportivo, cumpliendo de sobra en todos los años que estuvo activo dando la cara, siendo ejemplo para las actuales generaciones de trabajadoras/es, con su misión cumplida. -