- Aún suenan sus carcajadas en mi mente. La risa de Rafa Sánchez era una de esas que llenan estancias y contagian pero sin ser estridentes. Esta semana se nos fue Rafa Sánchez, crítico convencido, ecologista recalcitrante, gran conversador, amante del cine y de la política de verdad (de la que se hace desde abajo), y de las causas difíciles, pero nunca imposibles. Digo se nos fue porque ha dejado en Tudela un hueco que no se podrá llenar ni con "la llegada de otro amigo", que decía la canción. Era tan grande la sombra de Rafa que su lucha por la ecología en Tudela marcó mi llegada al periodismo en mi ciudad, allá por los finales de los 90 y principios de 2000. Era habitual verlo entrar en la desaparecida oficina de DIARIO DE NOTICIAS en la calle Muro para que publicáramos una carta suya de opinión o informáramos del último atentado contra el medio ambiente en la Ribera, y que en los 2000 fueron tantos y tan habituales. También nos unió su trabajo en la radio, cuando se dedicó a los deportes en la Cadena SER, una afición que venía ya arraigada de su participación en aquellos años de radio en Lestonnac en los primeros pasos de la democracia. Con sus visitas a la oficina nació una amistad que se prolongó hasta ahora, aunque nos viéramos poco pero siempre que lo hacíamos las risas y las conversaciones de política se hacían eternas. Rafa nos llevó a escribir sobre las antenas eléctricas, el POT del Ebro, las centrales térmicas de Castejón, el Polígono de Tiro, los sotos, el macrocamping en Ablitas, el plan para la creación de un gran parque en torno al Ebro que nunca se ha llegado a hacer, el ozono troposférico y también la incineradora de neumáticos que se proyectaba en Tudela, y que con su empeño evitó; fue quizás su mayor triunfo. Su impulso hizo crear una asamblea vecinal que llevara las protestas desde la base de la ciudadanía, lejos de colectivos y de nombres que borraran el objetivo principal. Siempre huyó de protagonismos, pese a que su figura hacía que liderara cualquier movimiento que decidía seguir. Su carisma, su sentido crítico, vehemencia y dotes de liderazgo le ponían siempre al frente de todas las causas que emprendía, por más que él buscara otro rostros y otras caras para dar una base y una continuidad al movimiento ecologista. Su extraordinario sentido de análisis le llevó incluso a abandonar causas que él creía justas para que las protestas no se cronificaran en el inconsciente colectivo y perdiera fuerza el motivo de la reivindicación. Gran amigos de sus amigos y eterno conversador, recuerdo especialmente sus visitas a la oficina justo antes de cerrar, al final de la jornada, en las elecciones de 2015, y cómo íbamos debatiendo y dibujando en el aire el futuro de Tudela durante el paseo, siempre a su ritmo, que dábamos hasta el coche. Podían ser 500 metros o 100, pero el paseo podía prolongarse durante cerca de una hora y siempre terminaba con un comentario irónico o con una carcajada.

Pero si algo tenía Rafa era campos abiertos en su mente, una mentalidad abierta y llena de cosas por las que interesarse como el cine o la música, dos aspectos en los que, además de apasionado, era un gran entendido. En las noches en el cine Moncayo era obligado buscarlo para saber su opinión sobre la película, de la que siempre era el último, junto con Elena, en abandonar la sala, sentado en la fila más pegada a la pared, con su bolso en bandolera. Entonces comenzaba de nuevo el ritual, una corta caminata, pero muy larga en el tiempo, hablando de lo divino y de lo humano para terminar con una sonrisa, siempre con una larga sonrisa, que le iluminaba los ojos.

Como yo le decía, quizá su mayor defecto era ser del Atlético de Madrid y un fan apasionado de Miguel Ríos, dos banderas que también defendía a muerte, incluso en los peores momentos con Jesús Gil, eso sí, siempre con un ojo crítico hacia dentro que hacía imposible cualquier discusión.

En varias ocasiones estuvo a punto de postularse en listas para tratar de salir como concejal, unas veces no quiso él y otras la formación política, y es una pena porque Tudela hubiera ganado un gran concejal. Un buen orador, que no abundan, un apasionado de la buena política, que escasean, poco amigo del poder y de los poderosos y un defensor de la naturaleza que en Tudela se necesita como el comer, y más desde el pasado jueves, cuando Rafa nos dejó para siempre.

Buen camino Rafa, por Milagros Rubio

- Hacía muchos años que nos conocíamos y nos queríamos. Pero habrá mucha gente que no sabe lo que le debe a Rafa Sánchez Sangüesa. Ecologista desde los tiempos en los que poca gente lo era, coherente con su pensamiento en su forma de vida, humorista como solo pueden ser quienes nacen ya con esa chispa, cantante en todos los karaokes del lugar, aficionado al cine-forum, activista, dinamizador, organizador en el festival de danza de Arte y Movimiento, buena gente, buen amigo, buen profesor, generoso, y amante de los buenos platos. Y mucho más, porque Rafa era vital y hacedor de buena vida.

Defendió una forma de vida más amable y acorde con la naturaleza. Podríamos hablar de muchas causas a las que dedicó su tiempo y esfuerzo: fuentes de energía respetuosas con el medio ambiente, transporte público por un tren social, Yesa, Itoiz, agricultura ecológica, urbanismo amable, desmantelamiento del polígono de tiro de las Bardenas, centrales térmicas y tantas otras. Pero quiero destacar una por la que Tudela y los pueblos de alrededor le debemos mucho, una en la que demostró que se pueden unir voluntades muy diversas, generaciones diferentes, ideas políticas distintas, e incluso ganar; me refiero a su oposición a la incineradora que se iba a montar en Tudela. Rafa se opuso desde el principio, formó e informó a quien quiso escucharle, fuese cargo público o ciudadana de a pie. Impulsó la Iniciativa por una Ribera Sana, ideó movilizaciones originales y organizó la fiesta final. Porque esta lucha sí la ganó, sí la ganamos. Gracias a Rafa y a quienes le acompañamos en su empeño, Tudela y los pueblos de alrededor hoy no respiramos la contaminación producida por una incineradora de neumáticos. También participó en causas aún no ganadas, haciendo especial hincapié en el desmantelamiento del polígono de tiro de las Bardenas y en la calidad del aire en nuestro entorno.

Estas son solo unas pocas de las muchas razones para recordar a Rafa, para llorar su muerte y para celebrar su vida. Tuvimos la suerte de tenerle cerca, de disfrutar de él, de vibrar a su lado por muchas causas. Gracias, Rafa, nunca olvidaremos tu ruda ternura, tu adoración por tu compañera Elena, con quien formabas tan singular pareja, tu tesón, tu trabajo en Ecologistas en Acción, en la Asamblea Antipolígono, en el movimiento cultural, en la calle. Has hecho historia e intrahistoria. Te debemos mucho. Nos quedó pendiente inaugurar tu nuevo hogar. Nos quedaron pendientes muchas ilusiones y trabajos. Los seguiremos con tu memoria presente. Gracias amigo y compañero. Hasta siempre.