Madrid - Navarra asumirá antes de que acabe la legislatura la gestión exclusiva de Tráfico y Seguridad Vial. Una competencia histórica que el Estado retiró a la Comunidad Foral en 1962, y que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió ayer con la presidenta Uxue Barkos a devolver a la Policía Foral antes del próximo mes de mayo. Será la primera transferencia que logre Navarra en los últimos 17 años, y la más importante desde que en 1990 se completó la mayor parte del actual marco competencial.

Ambos mandatarios se reunieron ayer en el Palacio de la Moncloa durante una hora y cuarenta minutos. Fue un encuentro “cordial” y “necesario” en un contexto de estabilidad política e institucional, según destacó tras la cita Uxue Barkos, que quiso poner en valor el alcance histórico del acuerdo. “El Gobierno va a negociar con Navarra el traspaso de competencias de Tráfico y Seguridad Vial, así se lo hemos confirmado a su presidenta”, ratificó poco después en un mensaje en las redes sociales el propio Pedro Sánchez.

Barkos mostró por ello su “satisfacción”, tanto por los acuerdos logrados como por la buena voluntad encontrada para solucionar los asuntos que quedan pendientes. “Hemos hecho un repaso intenso e interesante de la situación política de Navarra, de España y de Europa, y hemos coincidido en los retos y anhelos que tenemos por delante”, destacó Barkos, que subrayó la importancia de su primera visita como presidenta al Palacio de la Moncloa. “Desde 2015 hemos tenido cuatro gobiernos diferentes y esa falta de estabilidad ha dificultado las relaciones”, señaló, confiada en que a partir de ahora ambas administraciones podrán trabajar “en mejores condiciones”.

Otros acuerdos Junto a la transferencia de Tráfico y Seguridad Vial, el acuerdo de mayor calado alcanzado ayer, ambos mandatarios pactaron también actualizar la ley del Convenio Económico, que requiere de ajustes técnicos desde hace varios meses, como paso previo a la actualización de la aportación anual para el quinquenio 2020-2024. Navarra quiere cerrar el acuerdo en tiempo y forma, sin el retraso de varios años como ocurrió con el periodo 2015-2019, y que entre otras cuestiones motivó que el Estado tuviera que devolver más de 200 millones el pasado año.

Una cantidad que precisamente derivó en un superávit de 215 millones en 2017, de los que Navarra quiere destinar 113 a inversiones financieramente sostenibles. No hubo acuerdo sin embargo en este ámbito. Barkos reiteró la voluntad de su Gobierno de cumplir íntegramente con la ley aprobada por el Parlamento, a lo que se sigue oponiendo el Ministerio. Ambas partes, no obstante, decidieron que sean las respectivas haciendas las que busquen un encaje legal dentro del marco de la estabilidad presupuestaria. Barkos, en cualquier caso, subrayó al presidente la intención del Gobierno foral de acometer durante 2019 las inversiones que no sea posible ejecutar con cargo al ejercicio de 2018.

Sobre la mesa quedan también las inversiones en infraestructuras como el TAV o el Canal de Navarra, ambas de financiación estatal, así como la gratuidad del peaje de la AP-15 y la mejora de la N-121, que cuentan con partida en los Presupuestos del Estado para 2018 y que están pendientes de ejecutar. Aunque estas cuestiones no se abordaron expresamente en la reunión, según explicó tras el encuentro en una nota el Gobierno de España, Fomento se compromete a “buscar la mejor solución” para la construcción del TAV y a acometer los compromisos presupuestarios asumidos. Su desarrollo queda a partir de ahora en manos de grupos técnicos de ambos gobiernos, tal y como acordaron el pasado lunes el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y el vicepresidente Manu Ayerdi.

Similar escenario queda para otras demandas de Navarra, como la supresión de los pasos a nivel, el rediseño del sistema de protección por desempleo, la financiación de la dependencia, la modificación de la LOMCE o la seguridad de Yesa. Aspectos que el Gobierno central dijo compartir y que se mostró dispuesto a revisar, aunque de momento solo son una mera declaración de buenas voluntades.

Buena sintonía La reunión de ayer se enmarcaba dentro de la ronda de encuentros protocolarios que el jefe del Ejecutivo central viene manteniendo con los distintos presidentes autonómicos en la Moncloa. Contactos de cortesía que han seguido el orden habitual de estas citas en función de la fecha de aprobación de los respectivos estatutos. Pero que en el caso de Navarra dejan un cauce de diálogo abierto que puede facilitar los acuerdos que quedan pendientes en ámbitos más sectoriales para los próximos meses.

Un escenario de confianza mutua vinculado también a unos socios compartidos -PNV y Podemos son hoy dos aliados esenciales del PSOE en Madrid- y una oposición frontal del PP en Madrid y UPN en Navarra que facilita la empatía. Y que explica en buena medida la sintonía que ayer mostraron Sánchez y Barkos, que más allá de las diferencias políticas que puedan mantener ambos gobiernos, sientan las bases de una relación institucional de confianza que podría cristalizar en los próximos meses en nuevos acuerdos de calado para la Comunidad Foral.