Donostia - El PNV apretó ayer al Gobierno español con un nuevo toque de atención al presidente Sánchez por el atasco en la negociación de las 37 transferencias pendientes que recoge el Estatuto de Gernika. Están abordando unos primeros traspasos en ferrocarriles y autopistas, pero las posiciones están enconadas y Madrid se ha enrocado en una oferta que se sitúa muy por debajo de las exigencias del Gobierno Vasco en medios materiales y alcance competencial. No ha llegado a plasmarse ni un solo traspaso desde que el socialista tomó posesión del cargo en junio a pesar de que prometió que los primeros resultados llegarían en octubre y, después, en la primera quincena de este mes, un plazo que también está a punto de expirar sin que se haya reunido la Comisión Mixta. Andoni Ortuzar hizo pública su “preocupación” y redobló el marcaje en puertas de que hoy mismo se celebre una reunión por videoconferencia entre los técnicos de ambos gobiernos para tratar de desbloquear el traspaso de dos líneas de ferrocarril (ambas en Bizkaia) y el tramo Burgos-Armiñón de la autopista A-1. Los escollos son tantos y tan importantes que el éxito de la cita dependerá del impulso político que le dé Sánchez y de que tome nota del aviso jeltzale.

El Gobierno Vasco admite que las posiciones están muy alejadas. Están negociando los técnicos de Hacienda, Régimen Jurídico y Fomento, y no hay acuerdo en ninguna de las tres áreas. Por ello, el consejero de Autogobierno, Josu Erkoreka, admitió ayer en rueda de prensa que no está en condiciones de garantizar que hoy se cierre un acuerdo y se pueda convocar de inmediato la Comisión Mixta para efectuar los traspasos. Fuentes de su equipo admiten que es muy difícil y que las últimas ofertas de Madrid son inasumibles. No descartan que se produzca un vuelco de última hora, pero la suerte que corra esta negociación parece estar en manos del impulso político que le quiera dar o no el presidente Sánchez y de la atención que preste al aviso del PNV.

la discrepancia En ese contexto se produjo ayer la advertencia de Ortuzar, que ya no oculta su descontento. Es el segundo aviso después de que el PNV apretase a Sánchez con el cumplimiento de los compromisos presupuestarios sobre el soterramiento del Tren de Alta Velocidad en Bilbao y la rebaja de la tarifa eléctrica a la industria vasca. En ese caso, la presión surtió efecto y, por ello, el PNV es optimista y cree que en esta ocasión el presidente también dará un empujón a las transferencias. El jeltzale dijo en Radio Nacional de España que “no es bueno estar dando toques de atención todos los días porque da la impresión de que aquí solo se mueven a golpe de amenaza”, pero expresó su “seria preocupación por la inacción, la pasividad y la falta de rigor y cariño con la que se está abordando la materia”, que para el PNV es “muy importante”. “Espero no tener que lanzar órdagos”, dejó caer. Echó en cara a Sánchez su “falta de corresponsabilidad” cuando el PNV está siendo “muy leal”.

Los jeltzales se encuentran en una situación muy complicada porque asumieron un riesgo político importante cuando apoyaron a Sánchez y desalojaron a Rajoy, que había comprometido el traspaso de dos autopistas (A-1 y A-68). Sánchez, que había garantizado que daría continuidad a los compromisos, regatea ahora con este traspaso, e incluso con el cumplimiento de la sentencia del Tribunal Constitucional que reconoce la titularidad vasca de las dos líneas de tren en disputa.

El atasco se está produciendo con tres cuestiones que en apariencia son inocuas y técnicas, y tanto el Gobierno Vasco como el PNV creen que es un mal augurio porque, si en Madrid se muestran cicateros con transferencias planas, a la hora de abordar asuntos políticos el choque puede ser monumental, como en el caso de la gestión del régimen económico de la Seguridad Social. En paralelo, el Gobierno español sigue sin redactar un calendario con los 37 traspasos, que tiene una relevancia política evidente porque supondría plasmar en el papel que Sánchez está dispuesto a hablar de todos los traspasos.

En principio, Sánchez quiere agotar la legislatura y gobernar hasta 2020 pero, en caso de que decretara un adelanto electoral, el PNV se arriesgaría a quedar con las manos vacías. Tampoco sería el mejor escenario para el presidente, que dejaría muy tocada la relación con un partido al que volvería a necesitar tras los comicios. El PNV aprieta porque no hay traspasos ni calendario.

Erkoreka dejó que fuera el PNV quien ejerciera la presión. Como portavoz del Gobierno Vasco, prefirió quedarse con la parte positiva y valoró que al menos no se han roto las conversaciones, pero admitió que “pasa el tiempo y las promesas iniciales no se acaban de cumplir”. Aclaró que el plazo de la primera quincena de noviembre no lo fijó Lakua, sino Madrid, y que es el Gobierno español quien estaría incumpliendo sus propias previsiones. Sobre la reunión de hoy, que tendrá lugar a las 12.00 horas por videoconferencia, reconoció que los técnicos no acudirán con un “acuerdo cerrado”. “Por parte del Gobierno central se están produciendo posiciones que no podemos compartir en el alcance y el contenido de las transferencias, que tienen que ver con las condiciones de subrogación, personal, bienes a transferir, valoración económica...”, dijo. Todos esos aspectos se abordarán hoy. Erkoreka confesó que las diferencias son “constatables”.

Ortuzar opinó que cuesta “entender lo que está sucediendo con el desarrollo autonómico” y recordó que ya tuvo que azuzar al Gobierno español en la celebración del Alderdi Eguna para que cumpliera los compromisos plurianuales que se remontan a la época de Rajoy. “Aquel toque de atención sirvió para que algunas cosas de compromisos presupuestarios, el Tren de Alta Velocidad, etc., se movieran, pero donde no se están moviendo nada las cosas, e incluso los pocos movimientos son negativos, es en las transferencias. Eso sí que nos preocupa”, avisó. A renglón seguido, opinó que quizás se debe a que el PNV “no chilla y no vota en contra”, pero dejó caer que espera “no tener que lanzar órdagos y que las cosas se cumplan”.

Traspasos. Los gobiernos español y vasco están atascados en tres competencias menores de carácter muy técnico: dos líneas de ferrocarril donde, además, el Tribunal Constitucional ha reconocido la titularidad vasca (ambas en Bizkaia), y el tramo Burgos-Armiñón de la autopista A-1. Existen discrepancias en el alcance de los medios materiales y el Gobierno Vasco no puede aceptar en estos términos la competencia. Hoy se va a producir una reunión por videoconferencia entre los equipos técnicos. El PNV ha presionado en público al Gobierno español para que dé un impulso a la negociación y haya acuerdo. En caso de que hubiera pacto, se convocaría de inmediato la Comisión Mixta de Transferencias, con los consejeros y ministros implicados, para materializar y hacer efectivos los traspasos. El Gobierno Vasco también exige, por mandato parlamentario, un calendario con los 37 traspasos pendientes.