pamplona - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder del PP, Pablo Casado, se enfrentaban ayer en el Congreso a cuenta de la fallida renovación del Poder Judicial, duelo que fue eclipsado por el estallido de tensión en el hemiciclo, una vez más con el diputado de ERC Gabriel Rufián como protagonista. Lo que se preveía como un tenso cara a cara entre Sánchez y Casado, se vio superado por uno de los momentos de mayor crispación vividos en el Congreso, que concluyó con una dura reprimenda de la presidenta, Ana Pastor, a los diputados por recurrir al insulto y las faltas de respeto.

Sánchez y Casado abrían la sesión con mutuos reproches por el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El presidente emplazó a Casado a volver al pacto con los socialistas para renovar el CGPJ después de que el líder de los populares le acusara de usar las instituciones en su beneficio. Casado le recordó las dificultades para sacar unos presupuestos que “no cuelan” en Bruselas e incluso las especulaciones sobre un adelanto electoral.

Y si el líder del PP acusó a Sánchez de “desprestigiar” y contribuir al “descrédito” del Poder Judicial por filtrar el nombre del presidente del órgano de gobierno de los jueces antes de que fuera elegido por los vocales, el jefe del Ejecutivo le devolvió la crítica. Según Sánchez, el PP ha roto las negociaciones sobre el CGPJ para tapar sus “vergüenzas” y “no asumir su responsabilidad” por los mensajes del portavoz del Senado, Ignacio Cosidó, previos a la renuncia del magistrado Manuel Marchena a presidir el órgano de los jueces. “A su lado el señor Rajoy es un moderado”, le respondió Sánchez tras advertirle de que “la deriva del PP no puede implicar la de las instituciones” y pedirle una reflexión.

Esa hubiera podido ser la frase de la sesión de control si no fuera por el estallido de tensión posterior y la bronca que la presidenta de la Cámara se sintó en la obligación de echar a los diputados ante sus continúas descalificaciones. Pastor expulsó a Gabriel Rufián del pleno después de que el diputado republicano llamara “fascistas” a los parlamentarios de Ciudadanos y pidiera la dimisión del titular de Exteriores, José Borrell, por ser el ministro “más indigno de la historia de la democracia” y un “hooligan” de Sociedad Civil Catalana (SCC).

Eso provocó el revuelo en la bancada socialista, que aplaudió intensamente a Borrell cuando respondió a Rufián: “Una vez más ha vertido sobre el hemiciclo esa mezcla de serrín y estiércol que es lo único que usted es capaz de producir”. Rufián abandonó el hemiciclo con todos los diputados de ERC y Borrell se quejó de que uno de ellos (Jordi Salvador), al que se vio hacer un gesto, le había escupido. La polémica ya estaba servida en ese momento. El portavoz de ERC, Joan Tardá, y Salvador lo negaron. Acusaron a Borrell de mentir y pidieron el amparo de Pastor para acabar con la “escalada de insultos” que rompe la actividad parlamentaria.

Ana Pastor optó por retirar del Diario de Sesiones los calificativos de “golpistas” y “fascistas” que se intercambiaron Cs y ERC, pero el PP no comparte que se vete el término “golpista”, en referencia a los independentistas catalanes, y cree que debe revisarse esa decisión. Los populares van a llamar golpistas a “los golpistas independentistas de Cataluña porque lo son”, decía su vicesecretario de Organización, Javier Maroto.

Y una posición muy similar mantienen en Cs, cuyo portavoz, Juan Carlos Girauta, defendió usar ese término para “personas que han dado un golpe de Estado”, como el que considera que se produjo en Catalunya.

Fuentes de la Presidencia del Congreso aseguraron que Pastor ya ha hablado con el PP apara avanzarles que se podrán seguir utilizando esos calificativos, siempre que no sean con el ánimo de ofender. De hecho, ERC mantiene que seguirá llamando “fascistas” a quienes les acusen de “golpistas” y, en esta encrucijada sin salida, PSOE, Podemos y el PDeCAT lamentaron el espectáculo tan poco gratificante ofrecido en el Congreso, pero creen que los avisos de Pastor no van con ellos.

La portavoz del grupo socialista, Adriana Lastra, da la razón a Pastor y comparte que en las últimas sesiones de control “se han pasado todos los límites” con insultos como “golpistas, etarras o fascistas” y recuerda que ayer mismo un diputado del PP, Rafael Hernando, calificó de “deleznable” a una ministra. Podemos, en palabras de la diputada Gloria Elizo, cree que Rufián estaba buscando ser expulsado y que Pastor no tenía que haber retirado esos calificativos del Diario de Sesiones, sino “haber maniobrado de otra forma” para evitar este “espectáculo bochornoso”, y de esa “dinámica de confrontación” culpa a PP, PSOE y Cs. - D.N.