pamplona - La presión que ha ejercido la ultraderecha de Vox ha sido suficiente para que el PP de Pablo Casado haya asumido en tan solo dos días buena parte de su discurso sobre la violencia contra las mujeres. Aunque el PP no ha llegado a suprimir la dotación económica para la Ley de Género con tal de lograr su apoyo en la investidura andaluza y no pasará por ahí, ayer le quiso dar satisfacción hablando de combatir las denuncias falsas y los chiringuitos; sacó a relucir el 25% de víctimas que, según sus cálculos, no son mujeres; y propuso ayudas para los hombres que sufren ataques, los abuelos u otros familiares, cuando ya tienen protección en el artículo 173.2 del Código Penal como violencia doméstica. Existía un consenso en torno a la idea de diferenciar entre los casos de violencia doméstica, y los casos de violencia de género que se ejercen contra una persona por razón de su sexo, que muy mayoritariamente afectan a las mujeres, con más de mil muertes en quince años.

Este mensaje, por tanto, plantea de alguna manera un retroceso y una muesca en el consenso en torno a la idea de que la violencia contra las mujeres debe recibir un trato específico, y va contra el espíritu de la Ley de Violencia de Género estatal, que fija condenas más elevadas para los delitos que cometen los hombres contra sus compañeras o exparejas. El movimiento de Casado contradice los mensajes más recelosos que habían lanzado otros líderes del PP, incluidos los vascos, que habían apostado por mantener el discurso.

Casado aseguró ayer en un acto en Las Palmas de Gran Canaria que su partido seguirá implicado para erradicar la violencia contra las mujeres pero, a partir de ahí, dijo que ese planteamiento general no es un obstáculo para que el PP hable con los que defienden, desde el principio constitucional de la igualdad entre hombres y mujeres, que se apoye a otras víctimas de “violencia familiar” o que no se subvencionen “chiringuitos” afines a determinados partidos. “El 75% de las víctimas en el entorno del hogar son mujeres, son las más vulnerables y en muchos casos tienen dependencia económica, pero también sabemos que un 25% no son mujeres sino que son niños, ancianos, pero también parejas hombres u homosexuales. Abordemos este problema, este drama humano, social y nacional con una perspectiva responsable”, dijo.

Los últimos movimientos de Casado están causando inquietud dentro del propio PP, que observa cómo su discurso político cede paulatinamente ante Vox. Y están surgiendo las primeras contradicciones en el mensaje, también con los populares vascos, que se habían mostrado partidarios de marcar perfil, no asumir las demandas de Vox y colocar la presión sobre los ultras para que se moderasen. Anteayer era el líder del PP guipuzcoano, Borja Sémper, quien aseguraba que no merece la pena pactar con Vox si exige cargarse las ayudas contra la violencia machista, y apostaba por marcar distancias con un partido “populista”. Ayer mismo, aunque en una clave más prudente y de manera lacónica, el presidente de los populares vascos, Alfonso Alonso, fijaba una posición similar en la cadena Cope: “La responsabilidad de Vox es apoyar o no el cambio; es a lo que se comprometieron, pero no cambiaremos nuestra manera de pensar ni pueden forzar a los demás a determinadas cesiones políticas”.

El caso del PP de la CAV tiene otra lectura porque respaldó de manera mayoritaria a Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias que la enfrentaron a Casado. Alonso y Sémper respaldaron a la exvicepresidenta española, mientras que Javier Maroto se alineó con Casado y es uno de sus colaboradores más estrechos.

Casado ya ha asumido otras banderas de Vox como la devolución de competencias en materia de educación y su apuesta por un nuevo proceso de recentralización, ha emprendido una gira por las vallas de Ceuta y Melilla para agitar el discurso de la inmigración, y se ha enfrascado en una batalla por el patriotismo español con escenas tan sorprendentes como la de su secretario general, Teodoro García Egea, tocando el himno de España al órgano para felicitar las fiestas a Puigdemont.

En el caso de la violencia machista, Casado ofrece ahora a Vox ir negociando en el futuro una serie de enmiendas parlamentarias para ofrecer ayudas a otros colectivos. Ayer habló también de combatir las denuncias falsas, cuando son solo 96 entre las más de un millón que se han registrado en los últimos años.

Por su parte, el Tribunal Constitucional avaló en 2008 la Ley de Violencia de Género estatal, que contempla condenas más elevadas en el caso de que el maltratador sea hombre. La decisión fue aprobada con el voto de siete magistrados contra cinco.

negociación Vox recibió ayer el anuncio como un buen comienzo, pero no se conforma porque quiere conseguir la fotografía de una negociación en pie de igualdad con el PP, que va a comenzar la semana próxima. El presidente de Vox, Santiago Abascal, considera un “buen principio” el ofrecimiento de atender a “todas las víctimas de la violencia intrafamiliar”, pero exige una negociación “transparente” sobre todos los puntos del pacto andaluz del PP y Cs. Los populares son quienes más están empujando a favor del acuerdo con Vox y aceptan la reunión, frente a las reticencias de Cs, que recela de la identificación con la extrema derecha. La investidura de Juanma Moreno será el día 16 como muy tarde, y el PP quiere garantizarse los apoyos.