No son pocos los problemas y retos, tecnológicos y humanos que el periodismo afronta en estos turbulentos tiempos.

Las y los periodistas deberíamos estar preocupados por la propagación de las fake news, noticias falsas que existen desde siempre pero se propagan como nunca. Debería quitarnos el sueño la crisis de credibilidad y legitimidad que sufren los medios de comunicación. Deberíamos poder dedicar tiempo y esfuerzo a prestigiarlos, a explicar que, afortunadamente, los y las periodistas pensamos de formas muy diversas, pero que detrás de cada noticia que un profesional del oficio compone existe un esfuerzo honesto por retratar una realidad poliédrica que siempre tendrá diversos puntos de vista. Somos conscientes de que hay excepciones y estas son otra fuente de preocupación.

Los y las periodistas deberíamos estar más que preocupados por los 94 compañeros y compañeras muertas en 2018 en todo el globo mientras ejercían la profesión. Sobre todo teniendo en cuenta que los ataques a periodistas suelen ser, además, un indicador de violaciones de derechos graves y generalizadas contra la población civil.

También deberían alarmarnos los más de 10.000 puestos de trabajo perdidos en el sector durante la última crisis económica, solo en el Estado español. Nos debería ocupar una precariedad estructural que a menudo hace imposible conciliar el oficio con un proyecto de vida a largo plazo.

Nos deberían preocupar estos temas y muchos más, y efectivamente nos preocupan. Amamos este oficio y asumimos como propios todos los retos que tiene planteados. Son los nuestros, con ellos sellamos nuestro compromiso con la sociedad en la que vivimos.

Lo que no debería ser objeto de preocupación en pleno 2019 es el riesgo de quiebra de un periódico como consecuencia de una persecución judicial que se ha alargado durante dos décadas. Egin fue cerrado de manera ilegal en 1998, según lo reconoció años después hasta el Tribunal Supremo. Consideramos que endosar ahora su deuda con la Seguridad Social a Gara es absurdo y castiga injustificadamente a ese medio y a sus trabajadores.

Por eso queremos solidarizarnos con nuestros compañeros y compañeras de Gara. Queremos defender su derecho a hacer periodismo sin más obstáculos que los ya mencionados. Queremos apoyar la libertad de prensa y la pluralidad. Las y los periodistas tenemos suficientes problemas presentes y retos futuros como para tener que estar preocupados por fantasmas del pasado.