La Comisión Europea ha presentado el Paquete de invierno del Semestre Europeo, traducido a lenguaje humano, su análisis anual de la situación económica y social en los Estados miembros, en el que se incluye una evaluación de los desequilibrios pendientes. La buena noticia, que la economía de la UE crece por séptimo año consecutivo y crea empleo. La mala, que lo hace a ritmo más moderado y que se incrementan los riesgos de una nueva crisis. Las tensiones comerciales en el mundo, provocadas principalmente por las malas relaciones entre Estados Unidos y China, están aumentando la incertidumbre, mientras las reformas estructurales que deben llevarse a cabo en los Estados miembros están aun incompletas. En palabras del Comisario de Economía, el francés Pierre Moscovici, “en momentos tan inciertos, una cosa está clara: estos retos solo se superarán si tanto los gobiernos ahora en el poder como los que les sucedan los abordan de forma decidida”

Examen a los países con desequilibrios El pasado mes de noviembre, la Comisión puso en marcha exámenes exhaustivos de 13 Estados miembros con el fin de analizar si presentaban desequilibrios macroeconómicos y de evaluar la gravedad de los mismos. El análisis presentado esta semana muestra que en la mayoría de los Estados miembros la recuperación económica ha contribuido al descenso de las tasas de desempleo, que, no obstante, siguen estando por encima de los niveles anteriores a la crisis Pero no cita el principal problema de la calidad del empleo, es decir, su creciente precarización. Asimismo, han empezado a reducirse los elevados niveles de deuda privada, pública y exterior. Sin embargo, los elevados superávits por cuenta corriente se están ajustando solo de forma limitada, mientras que grandes volúmenes de préstamos no productivos siguen lastrando el sector financiero de algunos Estados miembros.

El triángulo virtuoso que recomienda Bruselas Según la Comisión Europea, los Estados miembros están progresando en la aplicación de las orientaciones políticas individuales que recibieron el año pasado, basadas en el «triángulo virtuoso» de estímulo de la inversión, la introducción de reformas estructurales y la ejecución de políticas presupuestarias responsables. Es decir, una mezcla de impulso keynesiano y de rigor liberal. Valdis Dombrovskis, vicepresidente responsable nada menos que del Euro, el Diálogo Social, la Estabilidad Financiera, los Servicios Financieros y la Unión de Mercados de Capitales, lanzó un mensaje muy claro: “en vez de ofrecer a los europeos falsas promesas que no puedan cumplirse, los gobiernos debemos mantener el rumbo y seguir haciendo frente a las secuelas de la crisis y a las debilidades estructurales de nuestras economías. El objetivo de las políticas nacionales y de la UE debe ser conseguir que nuestras economías sean capaces de enfrentarse a situaciones adversas y garantizar que la recuperación sea percibida por todos».

Finlandia, el ejemplo; Italia y Francia, el problema La Comisión ha concluido que Finlandia no sufre ningún desequilibrio, su economía es el mejor ejemplo a seguir por sus socios. Los otros 12 Estados miembros se enfrentan a desequilibrios: seis a desequilibrios excesivos y los otros seis a desequilibrios moderados. Bulgaria, Francia, Croacia, Italia, Portugal y Chipre, son los países que más preocupan por su situación general; mientras que a Alemania, Irlanda, España, los Países Bajos, Eslovenia y Suecia se le hacen advertencias sobre desajustes concretos. Avanza el 2019 con perspectivas de actividad en proceso de ralentización en una Europa rodeada de riesgos e incertidumbres, pero aun con colchón y recursos para emprender las reformas imprescindibles que los retos a los que nos enfrentamos requieren. La clave no es otra que huir de populismos baratos con fórmulas mágicas y trabajar con rigor y visión social de los problemas.