bilbao - Los movimientos de Carles Puigdemont han complicado en extremo la posibilidad de repetir la alianza para las elecciones europeas con el PNV y con el resto de partidos que conformaron la Coalición por Europa en 2014. Después de que el expresident maniobrara para copar con sus afines las planchas del PDeCAT y situarse él mismo como cabeza de lista, ha quedado claro que los nacionalistas catalanes están pensando en clave catalana, y el encaje con los programas del resto se antoja muy complicado. En este contexto, el PNV abordó ayer en la reunión semanal celebrada en Sabin Etxea este asunto y evitó tomar una decisión concreta y dar un portazo. Va a abrir una ronda de contactos con los partidos de la coalición para clarificar el panorama y las intenciones de cada uno, aunque esta fase de conversaciones no promete demasiado porque no se esperan cambios en el PDeCAT.

Parece muy difícil que la alianza se reedite para las elecciones del 26 de mayo. Tras una reunión que comenzó con retraso, el PNV anunció a las 21.00 horas de la noche que abrirá una ronda para confirmar al detalle qué pretende cada uno, cuáles son sus propuestas y qué aspiraciones tienen en las listas. Los jeltzales tienen intención de abordar este asunto sin presiones ni prisas. Así al menos se desprende de lo aportado por esas fuentes, que recuerdan que el plazo para registrar las coaliciones comienza el 2 de abril y aún “hay tiempo”. Ayer no se pudo escuchar ningún reproche personal a Puigdemont por boca de los jeltzales, que respetan las estrategias de cada uno.

El PNV tuvo el domingo una conversación no muy extensa con el PDeCAT y quiere conocer con mayor detalle los planteamientos. Es una decisión delicada y con un componente emocional evidente, pero parece patente que Puigdemont ha dinamitado todas las opciones y ha arruinado los planes del propio PDeCAT, que prefería continuar con el esquema clásico de alianzas. Lo que está en juego es la desaparición oficial de la Coalición por Europa, que unió en 2014 a la ya disuelta CiU, PNV, Coalición Canaria y Compromiso por Galicia y, más allá de esa alianza en concreto, está en juego la colaboración electoral histórica con la antigua Convergència desde los tiempos de Galeusca en 2004. El PNV siempre ha empujado a favor de esa coalición y, hasta ahora, también el propio presidente del PDeCAT, David Bonvehí. No obstante, la decisión de Puigdemont parece abocar al PNV a desmarcarse del PDeCAT, pero los jeltzales quieren más información. Las fuentes consultadas aseguran que no tienen muchos más datos que los publicados en la prensa, además de una “breve comunicación telefónica” sostenida el domingo con el PDeCAT.

La intención de Puigdemont de centrarse en la internacionalización del conflicto y la situación de los presos choca con la estrategia del PNV, que quiere abordar también los asuntos del día a día y defiende la estabilidad. Además, su situación procesal y su huida a Waterloo mantendrán a buena parte de la opinión pública pendiente de sus próximos pasos para tomar posesión del escaño, y su vuelta o no al Estado español para hacer los trámites ante la Junta Electoral Central en Madrid.

Demasiados elementos de distracción para un PNV que, aunque ha expresado su solidaridad con los catalanes, quiere una campaña vasca y necesita articular un programa que vaya más allá del derecho a decidir y aborde el impulso a las infraestructuras y los problemas de los arrantzales y neskatilas. Bildu sí sumará con ERC y su candidato Junqueras, porque quiere escenificar que sincroniza relojes con la vía catalana. El PNV muestra su solidaridad, pero no quiere imitar esa vía, que además es rechazada por la mayoría de los vascos, según las encuestas. El PNV apuesta por la vía bilateral e institucional.

¿opciones en solitario? Los jeltzales están convencidos de que Izaskun Bilbao conseguiría repetir su escaño en la Eurocámara sin los catalanes. Por un lado, las europeas coinciden con las municipales y forales del 26 de mayo, una cita donde la militancia está muy movilizada. Además, la salida de Reino Unido del club comunitario va a provocar que, en principio, el número de escaños asignados al Estado español crezca de 54 a 59, lo que da mayores opciones al PNV.

El partido ya logró en el pasado un escaño sin sumar fuerzas con los catalanes. Las coaliciones son indispensables en las elecciones europeas porque los escaños se eligen por una única circunscripción estatal y ese dato penaliza a los partidos que solo tienen arraigo en su territorio, pero el PNV ya logró en años como 1994 entrar en la Eurocámara sin el respaldo de Convergència ni ERC. Lo logró con la Coalición Nacionalista formada por partidos gallegos, canarios, valencianos, mallorquines y aragoneses. La plancha logró dos escaños, y el puesto jeltzale nunca estuvo en duda porque, al ser el PNV el principal motor electoral, lideró la lista con Josu Jon Imaz. Se quedó cerca del 3% de votos, frente al 5,44% que lograría en 2014 con CiU. De confirmarse la ruptura de la coalición, el PNV se fijaría en los nacionalistas canarios, gallegos y baleares, con quienes también hablará estos días.

Coalición Canaria rechaza abiertamente la coalición con el PDeCAT, ya sea con Puigdemont o con cualquier otro, porque ha roto relaciones tras el proceso soberanista. Los canarios han sido un socio histórico del PNV que ha demostrado fidelidad a lo largo de estos años. El control de Puigdemont sobre buena parte de las decisiones del PDeCAT instaura también un nuevo paradigma en las relaciones con el PNV.