BILBAO - Carles Puigdemont tiene un plan. Pero cojea. “Si obtengo el acta de eurodiputado, yo vuelvo a Catalunya”. El Jefe del Govern en el exilio admitió ayer que incluso se le ha pasado por la cabeza regresar como presidente electo una vez investido mediante método telemático, “y si me detienen, que me detengan como president”, y hasta sopesa una vía más directa producto de ser el cabeza de listas a las elecciones europeas del 26-M, la inmunidad que le dispensaría en todo el territorio de la Unión Europea la condición de eurodiputado, “incluido el Estado español”. En verdad, el líder soberanista no tiene ningún inconveniente legal para presentarse a las urnas al Parlamento Europeo, pero para adquirir el acta está obligado a acatar la Constitución ante la Junta Electoral Central (JEC), que tiene su sede en el Congreso, y ese juramento o promesa debe hacerlo en persona, ya que es imposible el resquicio del acta notarial, como ocurre en el Parlament. Una vez allí es posible variar la fórmula de “prometer” o “jurar” por “acatar por imperativo legal” la Carta Magna, lo que en 2009 ya escogió el entonces eurodiputado Oriol Junqueras y por la que optaron en 2014 los miembros de Podemos.

A los eurodiputados elegidos en el Estado se las aplica la legislación española y, al no estar privado de sus derechos de sufragio, ni activo ni pasivo, el expresident puede presentarse a los comicios. Pero la Ley Electoral General, que tiene un apartado especial dedicado a las elecciones europeas, señala, en su artículo 224, que en el plazo de cinco días desde la proclamación de los candidatos electos, estos “deberán jurar o prometer acatamiento de la Constitución ante la Junta Electoral Central”. Esa preposición, “ante”, se interpreta como que tiene que ser en persona. Mismo argumento que se aplicó en el caso del Parlament cuando se pretendía hacer una investidura a distancia de Puigdemont, que se denegó porque cuando el Estatut y el reglamento de la Cámara catalana hablaban de que el candidato debía exponer su programa ante el pleno, quería decir presencialmente. Habitualmente, la JEC determina un día concreto para el acatamiento de la Constitución de los eurodiputados, todos el mismo día. Si al final Puigdemont no acude a acatar la Constitución, la JEC suspendería todas las “prerrogativas que le pudieran corresponder por razón de su cargo”. Eso sí, no perdería el escaño, ya que el eurodiputado elegido podrá acatar la Carta Magna en cualquier instante, y solo si renuncia a su asiento correría la lista. El Parlamento Europeo contradice además al expresident cuando asegura que será Europa quien tenga la última palabra sobre su caso. Sostienen que es el país por el que se presenta como candidato quien decidirá de acuerdo a la LOREG y que ningún eurodiputado español ha tomado nunca posesión de su cargo de forma telemática.

Según relató a RAC1, Puigdemont piensa que “con una firma, un poder notarial, esto se podría solucionar”. Su intención es “volver a probar la investidura”, y es que “si regreso a Catalunya y hay un mecanismo para ser restituido, ésta será la prioridad, y lo ha sido siempre”. A su entender, el reglamento del Parlamento Europeo es “clarísimo” porque solo establece que “el Estado ha de comunicar los resultados y los diputados que han sido elegidos”.