Viena/Praga - El mensaje de regeneración política, de denuncia de la corrupción y, en definitiva, de necesidad de cambio, se ha impuesto en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Eslovaquia con la victoria de Zuzana Caputová. Esta abogada, sin experiencia política, pero fogueada en batallas por la defensa del medio ambiente y contra la corrupción, habría logrado el 40,5% de los votos.

El próximo 30 de marzo luchará por convertirse en la primera jefa de Estado de Eslovaquia, en una segunda y definitiva vuelta. Tendrá como rival al veterano político Maros Sefcovic, hasta ahora vicepresidente de la Comisión Europea, y que logró el 18,7% de los sufragios.

Sefcovic se presenta como independiente pero está apoyado por el SMER, el partido socialdemócrata que lidera el Gobierno.

“La sociedad ha mandado un mensaje: quiere cambio”, dijo en su primera reacción Caputová, quien a finales de 2017 participó en la creación de Progresivni Slovensko, una hasta ahora minoritaria formación liberal y progresista, que enarbola un ideario de lucha contra la corrupción y el abuso de poder. El asesinato en febrero de 2018 de Jan Kuciak, un periodista que investigaba vínculos entre el crimen organizado y la alta política, puso de manifiesto las carencias democráticas, el clientelismo político y los abusos de poder en el país.

No sólo el crimen, sino también el lento avance de la investigación, generó la mayor ola de protestas desde la caída del régimen comunista en 1989, hasta forzar la dimisión de Robert Fico, entonces primer ministro, y aún hoy líder de SMER.

“Esta elección ha sido producto del descontento, y hasta de la frustración, por el estado de la justicia en el país, un tema que yo considero muy importante”, señaló Caputová tras conocer su victoria. Su campaña ha sido un llamamiento a una nueva decencia política y a levantarse contra la corrupción y el abuso de poder. “Enfrentemos el mal, juntos podremos”, ha sido su eslogan de campaña. La regeneración interna pasará, según Caputová, entre otras cosas por reformar el sistema judicial para reducir la influencia de los políticos en la Fiscalía y en el Tribunal Constitucional. - Efe