Pamplona - Uxue Barkos afronta el final de una intensa campaña que culmina cuatro años de Gobierno de cambio, la primera experiencia institucional alternativa a UPN y PSN en el Palacio de Navarra. “Ha sido un éxito”, subraya la candidata de Geroa Bai, que destaca las medidas sociales aprobadas en la legislatura al tiempo que se ha recuperado la solvencia financiera de la Comunidad Foral. Barkos apuesta por reeditar la fórmula del cuatripartito, y confía en que volverán a repetir al frente del Gobierno. Y con Geroa Bai en un papel central e imprescindible “para garantizar, desde la estabilidad, una mayoría progresista y plural”.

¿Qué sensaciones tiene?

-Muy positivas. He visto a la gente animada, y al cuatripartito cohesionado en la defensa de una gestión compartida. Se ha puesto en valor todo lo que hemos hecho, y he notado un clima de sosiego y de tranquilidad en la sociedad. Es evidente que el rechazo apocalíptico que ha vendido la oposición no existe en la calle.

¿No ve polarizada a la sociedad?

-Hay sectores contrarios al Gobierno, y es legítimo. Pero creo que la bronca política permanente que hemos vivido en el Parlamento no ha calado. La sociedad tiene sus preocupaciones y sus problemas, y los hemos intentado atender de la mejor manera, con rigor y con honradez. Los indicadores que van saliendo son en general positivos. Así que creo que la sociedad navarra no se ha dejado intoxicar y que tiene una buena consideración de la gestión del cambio.

¿Las perspectivas de cara al domingo son positivas entonces?

-No es una cuestión de perspectiva, sino de esperanza. El cambio ha funcionado muy bien, y Geroa Bai ha sido un actor central. No ha sido el único protagonista, claro, pero sí ha sido un elemento cohesionador y con capacidad de liderazgo. Por eso tengo la esperanza de que el trabajo será bien valorado en las urnas.

¿No teme el efecto de las elecciones generales de abril?

-Las generales fueron una hábil operación del PSOE para concitar el apoyo de quienes querían frenar a las derechas. Pero aquí a las derechas ya las frenamos en 2015. En Navarra quien ha sabido articular una alternativa progresista a la derecha ultraliberal y conservadora ha sido Geroa Bai. Con valentía y con hechos. No solo con lemas. Y dotando además a Navarra de un Gobierno estable, desde la centralidad y la capacidad de diálogo con todas las fuerzas.

¿Qué impresión cree que tiene del cambio la sociedad navarra?

-Seguramente no hemos llegado a satisfacer del todo a casi nadie. Para algunos habremos ido demasiado lejos y para otros demasiado lento. Pero hemos demostrado que se puede hacer una política social audaz con un desarrollo económico sostenible.

¿Y desde el punto de vista del cambio, eso es suficiente?

-Hemos hecho lo más importante, enderezar el rumbo de Navarra. Y no ha sido fácil. Enfrente había 40 años de gobiernos empujando. Nos encontramos además una situación social y económica muy complicada. Pero se ha avanzado mucho en derechos, en política social, en convivencia, en muchos ámbitos. Creo que el cambio ha tenido éxito, y el mérito corresponde a partes iguales a las cuatro fuerzas que lo han apoyado, que han sabido actuar con lealtad. Evidentemente, queda mucho por hacer, y por eso pedimos cuatro años más.

¿Qué le ha parecido la oposición?

-Que ha quedado retratada por su propio discurso apocalíptico. Entre otras muchas cosas, esta legislatura también ha servido para enterrar el mito de UPN como buen gestor. Y para demostrar que el PSN no tiene ni la audacia ni la coherencia para asumir las tareas de cambio. Pero que sí hay una mayoría capaz y en condiciones de hacerlo.

¿Le preocupa que las personas que apoyaron el cambio estén menos movilizadas que en 2015?

-Es cierto que ya no tenemos las urgencias de hace cuatro años. Vivimos mejor, y eso se nota. Sí me preocuparía que esa tranquilidad nos adormezca. Pero confío en que quienes apoyaron el cambio, y que aquellos que no lo hicieron pero han visto que se pueden hacer las cosas de otra manera, miren el futuro de Navarra con ambición. Que miren los hechos y juzguen si estamos mejor que hace cuatro años.

¿Ve más ilusión en quienes aspiran a suceder al cuatripartito?

-No, para nada. Solo veo ánimo de desmontar todo lo que se ha hecho. Uno de sus candidatos hacía esta semana una llamada a restaurar la línea del frente y prometía dar las batallas que no dieron en su día. Eso no es ilusión, es revanchismo. Una vuelta a las políticas de confrontación. Es lo que nos jugamos el domingo, mirar al futuro o volver al pasado.

¿Qué balance hace del acuerdo programático firmado en 2015?

-Ha sido el pilar fundamental del cambio. El eje de la mejora del bienestar. Veníamos de una legislatura que había sido un desastre. Sin estabilidad ni capacidad de reacción. Por eso era importante contar con una guía de trabajo. Ha sido una herramienta indispensable para gestionar lo que compartíamos y lo que no.

Repetiría el cuatripartito, entonces.

-Si la mayoría de Navarra decide volvernos a otorgar la confianza, no tengo ninguna duda. Y al igual que en 2015, volveremos a tender la mano a los votantes y a los militantes del PSN, y por lo tanto, a su representación parlamentaria.

¿Confía en el PSN?

-Hay una desconfianza lógica. Y me llama la atención lo asumido que tiene el PSN que es el Plan B de la derecha. Dispuesto a presentarse a la investidura sin importarle los apoyos. Como si las elecciones fueran un cuento que acaba con un final feliz y comiendo perdices. No. Luego hay que gobernar, y hay que dar estabilidad. ¿Con quién va a gobernar el PSN si llega la presidencia con los votos de la derecha? ¿Con quién va a aprobar los presupuestos? No es serio.

Sin embargo, los votos del PSN pueden ser imprescindibles.

-Eso todavía está por ver. Nos han intentado convencer de que ya hemos perdido la mayoría. Pero que nadie se deje engañar. Hay una mayoría social que se ganó el cambio en 2015. Tal vez ahora no tenga la misma ilusión, pero sí veo ganas de resistencia, de seguir avanzando, sin miedo. Nosotros al menos trabajamos con ese objetivo.

¿Pero qué pasa si no llegan a 26?

-Que habrá que gobernar, y para eso habrá que tejer acuerdos solventes que garanticen la continuidad de un Gobierno progresista y conciliador de la pluralidad de la sociedad. Navarra tiene un sinfín de retos, problemas y oportunidades, y para darles respuesta necesitamos estabilidad.

¿Qué hará si tiene que elegir entre el PSN y EH Bildu?

-No es cuestión de elegir, sino de conciliar. De buscar el encuentro y la posibilidad de caminar juntos. Así lo hicimos hace cuatro años, y ha funcionado bien. Si me corresponde a mí liderar nuevamente ese proceso, lo volveré a hacer igual. Sin vetar ni excluir a nadie. Ni a un lado ni hacia el otro.

¿Negociará un Gobierno si quedan por detrás del PSN?

-Yo a política he venido a aportar, y lo haré desde donde decidan los ciudadanos. Pero el problema no es lo que hará Geroa Bai, es qué futuro le queda al cambio si la responsabilidad de hacer efectiva una mayoría progresista y plural en Navarra recae sobre el PSN. Si de mi depende, el PSN tendrá una nueva oportunidad, pero si depende del PSN, quien no tendrá la oportunidad será Navarra.

¿No aprecia un cambio de actitud?

-Me gustaría, pero no. Allí donde había que arriesgar, allí donde había que fijar un rumbo nuevo, el PSN siempre ha estado con la derecha. En los presupuestos, en la renta garantizada, en la reforma fiscal. De forma irresponsable además, diciendo que se pueden bajar los impuestos y mejorar el gasto. No se ha atrevido a enfrentarse al régimen.

¿Cómo ve a la derecha?

-Desnortada, y eso me preocupa.

¿Por qué?

-Porque UPN tenía un papel importante en la defensa de la foralidad de Navarra. No comparto muchas cosas, pero era importante que en la defensa del régimen foral tuviéramos una opinión unánime con la que responder a las pulsiones centralistas que llegan desde Madrid.

¿Y ya no la hay?

-El pacto de UPN con Ciudadanos es una cesión absoluta, diría que cobarde, en la defensa de la foralidad. Se ve en el programa de Navarra Suma, donde se propone una comisión de expertos que garantice la transparencia del Convenio. Es indecente. Como la renuncia a que Navarra tenga la policía integral reconocida en la Lorafna. UPN lo defendía hasta su pacto con Ciudadanos. Ya no.

Sin embargo, tuvo buenos resultados en las elecciones de abril.

-Pero a costa de pagar sus contradicciones. Esta semana en la primera votación en Madrid ya ha ido cada uno por su lado. En Europa no saben si van con los democristianos o con los liberales, que en muchas cosas son antagónicos. Y en Navarra, ¿están por asumir las competencias pendientes o en contra, como Ciudadanos? ¿Están a favor de centralizar la Educación como el PP? Es de una falta de coherencia alarmante. El votante tradicional de UPN no sabe qué esta votando. Ni siquiera sabe ya dónde está el centro de decisión, si en Navarra o en Madrid.

¿Y el de Geroa Bai dónde está?

-Geroa Bai es la única fuerza que va a decidir solo por los intereses de Navarra. Claramente, somos los únicos que podemos garantizar que no nos vamos dejar llevar por lo que se cueza en Madrid.

¿La composición del futuro Gobierno de Navarra va a depender de lo que pase en Madrid?

-Salvo en 2015, cuando el PSN no tuvo nada que decir, lo ha hecho siempre. Y de momento no sabemos qué planes tiene el PSOE, que sigue dilatando todo el proceso para no tener lastre el día 26. Así que ya veremos.

¿Le interesa a Navarra tener un Gobierno afín al de la Moncloa?

-Esta legislatura también ha sido la prueba de que a Navarra le va mucho mejor cuando sabe trabajar en lealtad con Madrid, pero al margen de los intereses de Madrid. Porque nuestra realidad es otra. Si caminamos a expensas de los intereses de Madrid tenemos poco que hacer, porque Navarra pesa poco. Sin embargo, tenemos un valor añadido y un peso específico cuando sabemos trabajar con nuestras herramientas. Desde la solidaridad, pero atendiendo a nuestras propias necesidades.

Hace cuatro años apostó por un Gobierno sin cuotas por partidos. Ahora sus socios reclaman más presencia. ¿Es negociable?

-Cada momento es diferente, así que será algo de lo que tengamos que hablar. En cualquier caso, creo que la idea fue acertada. El Gobierno ha estado siempre al margen de las tensiones propias del cuatripartito. Ha sido un modelo eficaz, y puede seguir siéndolo. Lo que no quiere decir que no se puedan conciliar otros intereses.

¿Qué retos le quedan a Navarra para los próximos cuatro años?

-Hay que seguir avanzando en la misma dirección. Lo decía antes, se ha cambiado el rumbo y se ha aprobado un nuevo marco legislativo. Y hay que desarrollarlo. El trabajo más importante empieza ahora. No podemos volver atrás.

¿Qué escenario se imagina para la noche del domingo?

-Esta es una tierra plural, así que es posible que salga un escenario complicado. En cualquier caso, confío en que el cuatripartito volverá a repetir la mayoría de 26 escaños y podremos formar un Gobierno estable liderado por Geroa Bai. Porque lo que sí tengo claro es que si depende de Geroa Bai el cambio, el cambio plural y de progreso, va a continuar.

¿Es optimista, entonces?

-Claro que sí. Algunos se empeñan en asegurar que esto está cerrado y definido. Que la única opción es volver al pasado. Y no es cierto. La sociedad Navarra tiene el futuro. Lo tenía en 2015 y lo tiene ahora. Y el futuro está en las urnas. Voto a voto.