madrid - El Supremo aborda mañana en plena precampaña la exhumación del dictador Francisco Franco con la duda puesta en la reinhumación de los restos, ya sea en el cementerio de El Pardo Mingorrubio, como quiere el Gobierno español, o en la cripta de la catedral de la Almudena, que es el deseo de la familia. Se da la circunstancia de que la decisión sobre una de las grandes promesas de la legislatura de Pedro Sánchez coincide el mismo día con la disolución de las Cortes y el decreto de convocatoria de elecciones. El impacto del fallo que tomen los magistrados sobre el futuro de los restos de Franco caerá de lleno en la agenda política previa a los comicios del 10-N.

El TS evaluará primero la exhumación, una cuestión que genera pocas dudas y que previsiblemente avalará la Sala. Otra cosa es el destino de los restos mortales del dictador, dado que no existen precedentes de reinhumación que ilustren a la Sala y, por tanto, afronta un debate jurídico que se antoja “largo y muy complejo”.

El Ejecutivo quiere que los restos se reinhumen en el cementerio de El Pardo-Mingorrubio y alude a motivos de seguridad para oponerse al deseo de los nietos del dictador de hacerlo en la cripta de la catedral de la Almudena, donde su hija, Carmen Franco, compró en 1987 una sepultura a perpetuidad con espacio para varios cuerpos. Estrasburgo dictaminó que la familia tiene derecho a ser escuchada pero el interrogante que se abre es si tiene también derecho a decidir por encima del Gobierno, que puede invocar razones de interés público y es ahí donde entra el tema de la “seguridad”.

En asuntos de derecho mortuorio priman los criterios de salud pública, pero aquí no es el caso, sino que el Ejecutivo acusa a los Franco de ignorar los riesgos de seguridad del enterramiento en la Almudena. - Efe