pamplona - Alegría con matices en las asociaciones memorialistas, que recuerdan que los restos de Franco irán a un espacio público, un panteón que denuncia el navarro Emilio Silva, fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ha sido recientemente reformado por Patrimonio Nacional, con un “gasto de unos 40.000 euros”. El presidente de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, AFFNA 36, Jokin de Carlos, confesó su sorpresa por la decisión del Tribunal Supremo. “Tal y como funciona la justicia de este país, pensaba que iba a dar la razón a la familia de Franco”. De Carlos considera una “anormalidad democrática que semejante dictador que provocó a lo largo de tantos años tanto sufrimiento y represión” estuviera enterrado en Cuelgamuros durante cuatro décadas, y cree que lo lógico sería que los restos se entregaran a su familia y fueran a un espacio privado. “Privilegio que desde luego no tenemos miles y miles de familias que seguimos buscando a los nuestros por cunetas y por campos”. Sobre el futuro del Valle de los Caídos lo tiene claro. “Es la mayor fosa común de este país. No puede ser es que haya familias que con una sentencia a favor desde hace dos años todavía no hayan conseguido sacar a sus familiares republicanos enterrados allá sin permiso. Por lo que se declara partidario de “crear una herramienta sencilla y rápida para que las familias que así lo desean saquen a los suyos, desacralizar el Valle y evitar que sea un centro de peregrinaje fascista”. En su opinión personal, “al igual que el Monumento a los Caídos de Pamplona habría que demolerlo de arriba a abajo”. Fernan Mendiola, de la asociación Memoriaren Bideak, da “una valoración claramente positiva”, “un paso que había que dar” por lo que supone de “inaceptable que un Estado que se considera democrático mantenga un lugar de exaltación de uno de los dictadores más sanguinarios del siglo XX”. A su juicio “falta un planteamiento integral sobre qué hacer con un mausoleo que sigue siendo un lugar de exaltación del fascismo y del golpe del Estado” con su consiguiente represión. Mendiola reclama para Cuelgamuros “una explicación de lo que significó el fascismo, y de la puesta en marcha y las consecuencias del golpe de Estado”, así como un recuerdo de las condiciones en las que se levantó el monumento. “Es impensable que un edificio construido con mano de obra forzada no se recoja en las explicaciones que hay allí, cómo fue construido y las condiciones de los presos”. El portavoz de Memoriaren Bideak también critica el carácter público del emplazamiento del futuro panteón de Franco. “Seguimos corriendo con los gastos de un enterramiento especial para una de las personas que más sufrimiento ha causado en la España del siglo XX”. Carlos Otxoa, de la asociación Ahaztuak, perteneciente al Autobús de la Memoria, resume su impresión: “lo primero que me sale decir es ya era hora. Es una vergüenza que estuviera en un sitio público con esos honores”, por lo que Otxoa cree “importantísimo” que en el nuevo emplazamiento se incluya una leyenda que explique el papel del dictador.

retos Por su parte, José Miguel Gastón, historiador y director del Instituto Navarro de la Memoria, guarda una cierta cautela. “Lo que sucede en España es impensable en cualquier Estado democrático, es una aberración democrática que perdure un espacio de enaltecimiento del franquismo al tiempo que las cunetas están sembradas de cadáveres. En cualquier caso, es un paso fundamental para desmontar el entramado simbólico del franquismo en el espacio público. Pero no es el único, y me atrevería a decir que no es el más importante, sino localizar a esas decenas y decenas de miles de asesinados que el régimen franquista fue dejando por las cunetas. No obstante, la medida permitirá implementar de una vez por todas políticas públicas de memoria a nivel estatal, que permitan desarrollar los programas que aquí en Navarra tenemos de ‘ Escuelas con memoria’ , de transmisión intergeneracional de lo que ocurrió. Al mismo tiempo, espero que transforme Cuelgamuros en un lugar de convivencia real, cargado de simbolismo democrático”. “El relato”, reconoce Gastón “nunca va a ser unánime”, pero el respeto a los derechos humanos debe “aunar e impulsar la convivencia en la sociedad”.