pamplona - El Parlamento de Navarra ratificó ayer, con un apoyo mayoritario, las Cuentas Generales que aprobó el Gobierno de Barkos en el año 2018. A priori, la votación puede parecer testimonial teniendo en cuenta que se trata de un presupuesto viejo y que no pasa de ser un trámite obligado por la publicación del informe que Comptos hace en cada ejercicio. Pero tiene un significado político importante: supone el reconocimiento, por parte de una amplia mayoría del Parlamento -la que representan 30 de los 50 escaños del hemiciclo, los de las fuerzas progresistas- de una política económica y financiera que logró sanear las cuentas de Navarra; cumplir con las exigencias de Bruselas y Madrid -objetivo de deuda, gasto y déficit-; reducir la deuda -en un 5% con respecto a 2017-; generar superávit -38 millones-; y remanente de tesorería -158 millones-; y, además, tener mejor rating que el Estado -indica la solvencia- según la agencia de calificación Standard&Poor's.
Algo mucho más significativo toda vez que la ratificación de las cuentas se produjo también con el voto favorable del PSN, que tras haberse pasado la legislatura anterior en la oposición ayer reconoció, de forma más o menos velada, el buen hacer de un Gobierno que le dio la vuelta a una situación financiera complicada en 2015 y que hoy ha permitido continuar con un proyecto de Presupuestos expansivo que podría prolongar la senda de inversión social y reversión de recortes si los grupos lo aprueban en el pleno previsto para el 27 de febrero. Solo Navarra Suma volvió a moverse de la foto: en el panel de votaciones, sus 20 escaños eran los únicos en rojo, porque los del resto -PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E- validaron unas Cuentas que "más que provocar el Apocalipsis, demostraron que las cosas se pueden hacer de otra manera", como defendió el parlamentario Mikel Asiáin (Geroa Bai).
"bienvenida" al psn Como es obvio, el apoyo no fue incondicional. El bloque progresista -ese que cada vez más se une en el Parlamento ante una derecha desaforada- juzga con distintos argumentos los mismos hechos, pero coincide en lo esencial: en que fueron unas cuentas buenas dentro de los márgenes de lo posible. Elma Saiz, consejera de Economía y Hacienda, no invirtió apenas tiempo en explicarlas. Son conocidas, dijo, asumió que se trataba de un trámite y en una brevísima primera intervención señaló que Comptos incide en que las cuentas cumplen con las exigencias financieras y legales. Renunció a la réplica, y dejo espacio para que los partidos hicieran sus consideraciones.
Con otro chip, bastante diferente al de la legislatura pasada, Ainhoa Unzu (PSN) justificó el sí de su grupo al proyecto. Criticó los recursos destinados a la investigación o el peso de la deuda, pero ensalzó la capacidad del Gobierno de Barkos para llegar a un acuerdo positivo para renovar el Convenio Económico. Es una novedad, no solo por el posicionamiento sino por el tono, firme pero educado y lejos del seguidismo a la derecha que en ocasiones hacían los socialistas.
Mikel Asiáin, parlamentario de Geroa Bai, valoró que "la foto que nos ha hecho Comptos poco tiene que ver con la de 2014", cuando el órgano fiscalizador alertaba sobre la necesidad de poner en marcha medidas, y repasó como un triunfo los datos que ya había dado la consejera. "Estas cuentas son el ejemplo de que no ha venido el Apocalipsis que vaticinaron, sino todo lo contrario. Hoy se puede encarar el futuro con buenas perspectivas".
Adolfo Araiz, coportavoz de EH Bildu, dio la bienvenida a los socialistas al discurso de la realidad y celebró que Comptos refleje "unas cuentas saneadas", como dijo que seguro que volverá a hacer el órgano fiscalizador en 2019, cuando quedará otra vez claro que "las cosas se podían y se pueden hacer de otra manera". Mikel Buil, de Podemos, se mantuvo en la misma línea, y si acaso criticó que en 2018 se fue "más papista que el Papa" ya que Navarra se endeudó por debajo de lo permitido. "Que hemos sido más austeros que la troika", consideró Buil, quien celebró la "lucha contra el fraude" y el buen pacto con el Convenio. Marisa de Simón (I-E) destacó que "la situación es muchísimo mejor ahora que en 2015" no sólo por el estado de las cuentas, sino por aprobar presupuestos expansivos en lo social.
La única voz en contra fue la de María Jesús Valdemoros (Navarra Suma), a la que los conocimientos económicos se le caen de los bolsillos. Pidió no deducir del informe de Comptos nada relativo a la gestión, porque el órgano fiscalizador solo habla de auditoría pura, y dijo que no se pueden hacer "análisis triunfalistas", porque a su juicio se gestionó mal. Eso sí, ya asume que la línea presupuestaria no variará mucho. "Mucho me temo que en el futuro será como en los cuatro años anteriores".
3.085
millones de deuda (2018). Según informó la consejera de Economía y Hacienda, Elma Saiz, a 31 de diciembre de 2018 Navarra tenía 3.085 millones de deuda, un 5% menos que el ejercicio anterior y por debajo del límite permitido. Por primera vez en una década, el Gobierno de Barkos pudo amortizar más deuda de la concertada -373 millones frente a 208-.