Hora y media. Este es el tiempo que compartieron el presidente catalán, Quim Torra, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una reunión precedida de meses de desencuentros y acusaciones cruzadas y que ambos querían que sirviera para encarrilar el diálogo pese a los mutuos recelos.

El encuentro arrancó con puntualidad: a las doce llegó en coche Sánchez y su comitiva a la plaza Sant Jaume, donde -en un gesto inusual, para dar relieve al rango institucional de la cita y asimilarla a una cumbre bilateral- Torra lo esperaba a las puertas del Palau de la Generalitat. El presidente tuvo que pasar bajo el balcón donde cuelga la famosa pancarta exigiendo libertad de expresión y opinión. Los funcionarios de Moncloa se preocuparon de que el vehículo presidencial fuera introducido dentro del palacio para no repetir la escena a la salida.

Tras un saludo -Sánchez se dirigió a Torra con un ¿president, cómo estás?, justo en un momento en que algunas formaciones le cuestionan el cargo a raíz de su inhabilitación como diputado-, gestos cordiales y un apretón de manos, ambos pasaron revista, sobre una alfombra roja, a una formación de gala de los Mossos d’Esquadra. Al presidente del Gobierno se le olvidó rendir homenaje a la bandera catalana.

Sánchez sí saludó al comisario jefe de los Mossos, Eduard Sallent, mientras Torra hacía lo propio con la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera, y el director de Gabinete de Presidencia, Iván Redondo. Precisamente las imágenes de este saludo generó revuelo en las redes sociales, que sacaban punta a la inclinación de cabeza de Redondo al dar la mano al presidente de la Generalitat.

Antes de subir las escaleras hacia la galería gótica y posar ante fotógrafos y cámaras de televisión con otro apretón de manos, previo al inicio de la reunión en el despacho del president, Torra se entretuvo explicándole detalles arquitectónicos e históricos del Palau, como la escultura Desconsuelo de Josep Llimona.

La reunión empezó con un intercambio de textos: Torra entregó a Sánchez dos libros -Inventing human rights, de Lynn Hunt, y Llibertat i sentit, de Lluís Solà- que abordan cuestiones como los derechos humanos y la libertad, mientras que el presidente del Gobierno traía a su interlocutor un documento de trabajo, que se olvidó de entregarle y quedó abandonado en una mesa. Al término de la reunión, el president advertió a un miembro de su equipo de que Sánchez había olvidado unos documentos. “No, este documento es de lo que tenían que hablar”, le respondió.

Agenda para el reencuentro es el título de este texto de cuatro páginas, que recoge 44 propuestas, políticas económicas y sociales susceptibles de negociar. Se invirtieron así los papeles con respecto a otras cumbres de presidentes: el 30 de julio de 2014, en plenos preparativos de la consulta del 9-N, Artur Mas entregó a Mariano Rajoy en la Moncloa un documento con 23 reivindicaciones; el 20 de abril de 2016, Carles Puigdemont multiplicó por dos esa cifra -hasta los 46 puntos- en el dossier que le dio a Rajoy.

La reunión de ayer venía precedida de numerosas tiranteces entre Sánchez y Torra, cuya relación se había ido deteriorando hasta el punto de que el pasado otoño, tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, el presidente de la Generalitat se quejaba de que el presidente del Gobierno no respondía a sus llamadas.

Su última cumbre había sido en el Palau de Pedralbes, el 20 de diciembre de 2018, cuando pareció que encarrilaban un diálogo sobre el conflicto catalán, pero las expectativas se vieron frustradas cuando los puentes de diálogo saltaron por los aires a principios de 2019, los independentistas tumbaron los Presupuestos Generales del Estado y se activó un nuevo ciclo de elecciones generales.

Al término del encuentro de ayer, siguiendo el protocolo previsto, Sánchez compareció en la galería gótica del Palau para atender a los medios -luego lo hizo Torra-, desde un atril instalado para la ocasión y ante dos banderas: la española y la senyera.

La reverencia de Iván Redondo ante Quim Torra. El todopoderoso jefe de gabinete del presidente del Gobierno, Iván Redondo, protagonizó la anécdota de la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra, por su notoria inclinación de cabeza ante el president. Un gesto que dio alas al PP, Vox y Cs para criticar duramente la imagen de “sumisión” dada por parte del Ejecutivo. El saludo del asesor de Sánchez ha sido interpretado por la derecha como que los socialistas “han bajado la cabeza ante los separatistas” y han dado imagen de “sumisión” ante los independentistas.

Sánchez ante el PSC: “Vamos a superar el debate de la autodeterminación”. El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, animó a los representantes del PSC a trabajar para dar músculo a un proyecto que pueda aglutinar a toda la sociedad catalana, basado en el pluralismo y el progresismo: “Vamos a superar el debate de la autodeterminación”, dijo. Sánchez hizo esta reflexión en la reunión a puerta cerrada con dirigentes, diputados, senadores y alcaldes del PSC, horas después de reunirse con el president.

Ponente del Consejo de Europa del informe sobre los presos. Torrent se reunió con el ponente del Consejo de Europa del informe sobre los presos soberanistas, el diputado letón Boris Cilevics, a quien a expuso la situación política en Cataluña y que “el objetivo del procesamiento penal contra políticos catalanes era ‘descabezar el movimiento independentista”.

‘Los jordis’, a prisión solo a dormir

Semilibertad. La junta de tratamiento de la cárcel de Lledoners ha acordado flexibilizar el régimen penitenciario del expresidente de la ANC Jordi Sànchez, que podrá salir tres días a la semana, y del líder de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, de lunes a viernes, para ir a trabajar y ejercer voluntariado. La cárcel de Lledoners ha aplicado a los “Jordis”, los primeros encarcelados por el procés, el artículo 100.2 del reglamento penitenciario, que puede ser de uso inmediato, aunque requiere de la ratificación ulterior del juzgado de vigilancia penitenciaria y podría ser recurrido por la Fiscalía, aunque ello no paralizaría su aplicación hasta la resolución judicial.