pamplona - Discurría el debate de enmiendas de Cohesión Territorial, y en el turno de palabra de Marisa de Simón, de Izquierda-Ezkerra, la tensión entre esta portavoz y Podemos Ahal Dugu subió algunos grados, con una alusión directa de esta parlamentaria a Ainhoa Aznárez, que le había precedido en el uso de la palabra. “No pensaba meterme con nadie”, comenzó De Simón, “pero señora Aznárez, que haga usted aquí un discurso sobre la necesidad de hacer una reforma fiscal, cuando su grupo votó en contra de todas las enmiendas que presentó Izquierda-Ezkerra en relación a la necesaria modificación del Impuesto de Sociedades, pues francamente, me parece un insulto hacia mi organización. Arree usted con lo suyo y yo arrearé con lo mío. Mi costumbre no es atacar a otros, ya me conocen, pero claro, cuando alguien hace referencia a algo que está defendiendo Izquierda-Ezkerra, y lo hemos defendido con muchísimo ahínco, pues francamente, me parece del todo injusto”. El rostro de Ainhoa Aznárez no escondió un gesto entre el malestar y la sorpresa. Las palabras de De Simón portaban un grado de desavenencia más sonoro que el de una mera discrepancia puntual. Los vientos de unidad que soplan entre Izquierda Unida y Podemos en el Congreso de los Diputados parecen una historia ajena en Navarra. Y a pesar de que I-E y Podemos apoyan el acuerdo programático, los Presupuestos han hecho aflorar una distancia evidente entre la estrategia de De Simón, líder de una coalición entre Izquierda Unida y Batzarre, y Podemos, que participa del acuerdo del Gobierno con todas sus consecuencias.