pamplona - A expensas de que arranque la mesa de negociación entre gobiernos y de que los republicanos aprueben los Presupuestos a Pedro Sánchez, ERC conmina a Torra a finiquitar ya la legislatura y poner fecha definitiva a las elecciones, quizás a sabiendas de que si el foro de diálogo bilateral no cuaja sea JxCat quien mayores réditos en las urnas obtenga en el mundo independentista. De hecho, el vicepresident Pere Aragonès reveló ayer haber planteado a Torra que “lo razonable” es “no alargarla en exceso” porque, “en términos políticos, se debe hacer un reseteo, volver a repartir las cartas electorales y llegar a consensos amplios”. Acuerdo que en principio pasarían por otra mayoría soberanista, como predicen las encuestas, en tanto que Esquerra repite una y otra vez que no tiene intención de plegarse a un tripartito de izquierdas con el PSC y los comunes.

La previsión de comicios en Catalunya es una incógnita ya que, pese a que el president anunció que pondría día a la convocatoria una vez se aprueben las Cuentas de la Generalitat; la consellera de Presidència, Meritxell Budó, precisó que la cita no tiene obligación de ser inmediata, con una horquilla que oscila entre mayo y septiembre. “Lo razonable es que hablemos sobre la fecha cuando se acerque el momento”, señaló Aragonès, que no se descarta como candidato de ERC. “Junqueras se ha manifestado diciendo que yo sería un buen candidato, pero la decisión será colectiva por parte de ERC”, precisó el número dos del Govern, quien de todas maneras considera que el “plan A es Junqueras y el plan B, también”. “Si levantar la inhabilitación de Torra “no es posible”, la formación republicana elegirá entonces a su próximo cabeza de lista. “Tenemos muchos activos políticos. Yo también estoy”, se sinceró el vicepresident.

A su vez, advirtió a Pedro Sánchez de que tendrá que estar preparado para una negociación “dura” si quiere que su partido le valide los Presupuestos Generales del Estado. En una entrevista en la cadena Ser, Aragonés reseñó que Esquerra no le dará un “cheque en blanco” al Gobierno español y mencionó varios asuntos a negociar. “Hay incumplimientos de financiación, de dependencia, donde nosotros ponemos 1.500 millones y el Estado 300 millones, cuando debería ser al 50%”, recriminó. Y aludió también a “la disposición adicional tercera, la financiación de los Mossos y hablar del modelo de pensiones y de la Seguridad Social”. De esta manera no se ciñó al argumentario posconvergente de autodeterminación y represión sino que lo amplió. “La independencia nos preocupa, pero las pensiones también, al igual que la senda de austeridad o si hay políticas más expansivas, los retos en el ámbito del tejido productivo, el sector de la automoción, la innovación en la industria, las exportaciones, la financiación del Estado del Bienestar... Todo esto se debe acometer”, enumeró Aragonès en pleno divorcio con sus socios de Govern.

Respecto a las diferencias con JxCat en torno a la figura del relator internacional, Aragonès destacó que si existe “un mediador, un tercero o alguien que haga ese papel de testigo, mucho mejor” porque el historial de negociaciones entre Catalunya y el Estado está “lleno de incumplimientos”, pero matizó que la formación de Oriol Junqueras no piensa desaprovechar la oportunidad que se brinda ahora de negociar” y que “no será la parte catalana la que se levante de la mesa”. “Tenemos la negociación, no una adhesión, y cada parte tiene su punto de partida”, pero lo importante es “clarificar la posición de cada uno y empezar a hablar” porque “no se ha hablado en casi ocho años de conflicto”, insistió. Aragonès se felicitó de que al fin se haya entendido por parte del Estado que estamos ante “un conflicto de naturaleza política”, pero avisó de que “llevará un cierto tiempo” obtener algún fruto de la negociación. Lo importante es “que empiece a andar”, por encima incluso de la herramienta de mediación que exige Quim Torra. De hecho, este escenario está a expensas de conocer qué día del presente mes arrancará esa mesa de diálogo.