- Las elecciones municipales, cuya segunda vuelta se celebra dentro de una semana, se perfilan como un revés en las urnas para el presidente francés, Emmanuel Macron, además de como un trampolín para futuros aspirantes al Palacio del Elíseo.

Estos comicios debían ser la vía del macronismo para implantarse territorialmente. Tras los resultados de la primera vuelta, y si los sondeos se confirman, acabarán siendo más bien la terapia de rehabilitación para una oposición comatosa.

Ante una participación que se presume históricamente baja por la covid-19, como ya lo fue la primera ronda celebrada el pasado 15 de marzo (inferior al 45%), la cita no ofrecerá datos concluyentes, pero sí algunas pistas por las que puede discurrir el final del mandato presidencial.

La batalla por la Presidencia, en menos de dos años, comienza en unas municipales en las que siempre tiene más importancia el candidato que las siglas, pero que esta vez despejarán el panorama sobre los nombres y tendencias que Macron deberá afrontar en 2022.

En cuanto a los nombres propios, la contienda por el Ayuntamiento de París arroja ya dos vencedoras, a expensas de lo que suceda dentro de siete días.

Por un lado está la gran favorita para revalidar su cargo, la alcaldesa Anne Hidalgo, más aún tras haber conseguido tejer una alianza con los verdes de cara a la votación del 28 de junio.

La capital es el último gran baluarte de poder que le queda a los socialistas y muchos ven en Hidalgo como la única candidata que desde la izquierda podría hacer frente en las próximas presidenciales a Macron, a quien ataca cada vez que puede.

Pese a todo, ella no se cansa de repetir que completará su mandato (hasta 2026) como regidora si es elegida dentro de una semana.

"Para mí, (ser alcaldesa de París) es el mas bello de los mandatos", señaló ayer en una entrevista con el semanario La Journal du Dimanche tras reiterar que se compromete "absolutamente" a llegar hasta el final de la legislatura.

La cómoda distancia que Hidalgo obtuvo en la primera vuelta, con un 29% de los votos, hace que su principal oponente, la conservadora Rachida Dati (23%) tenga muy difícil derrotarla. Pero de alguna forma, pase lo que pase, Dati ya ha ganado.

La combativa exministra de Nicolas Sarkozy ha conseguido erigirse como referencia dentro de su propio partido, Los Republicanos, en una plaza caracterizada por las cuchilladas internas.

Sobre todo, si confirma las encuestas que le dan un 30% de votos dentro de una semana, habrá conseguido imponerse a la candidata del "macronismo", Agnès Buzyn, lo que la sitúa en una posición ideal para disputar la candidatura conservadora en las presidenciales de 2022.

Dati ha conseguido no solo galvanizar a las bases de la derecha, sino incluso recibir un sorprendente apoyo: el de la líder ultraderechista Marine Le Pen, que reconoció que si votase en París lo haría por Dati con tal de desalojar de la Alcaldía a Hidalgo.

Y si la socialista y la conservadora pueden obtener rédito de estos comicios, también se juegan mucho los ecologistas, que aspiran a dirigir los ayuntamientos de ciudades tan importantes como Estrasburgo, Lyon, Toulouse o Burdeos, todas ellas entre las 10 más pobladas del país.

Para ello, deberán superar la inesperada alianza entre los candidatos macronistas y conservadores que ha proliferado en muchas de esas localidades y que incomoda a las altas instancias del partido gubernamental.

El frente antiverde evidencia que los ecologistas se han convertido en un movimiento que preocupa al resto de formaciones, hasta el punto de que su líder, Yannick Jadot, gana fuerza como eventual alternativa a Macron en 2022.

Especial relevancia tuvo el movimiento del exministro del Interior y antiguo aliado del presidente Gérard Collomb, quien prefirió retirar su candidatura en Lyon en beneficio del candidato de la derecha para evitar el triunfo de lo que han denominado "el peligro verde".

"Desde que Collomb nos designó como adversarios, somos el enemigo a batir. La derecha y la ultraderecha nos golpean con el mismo registro: se nos niega el calificativo de ecologistas para clasificarnos en la extrema izquierda haciendo creer que llevaremos al caos", dijo Sandra Regol, número dos de la formación.