- La batalla por la recuperación postpandemia arranca hoy en Bruselas. Los Veintisiete se enfrentan a una de sus negociaciones más difíciles de los últimos años tras una pandemia con incalculables pérdidas a nivel humano y económico. Los frugales y los amigos de la cohesión pelearán hasta el último céntimo del Fondo de Reconstrucción y de los presupuestos comunitarios para los próximos siete años.

Los frugales, el grupo ortodoxo que engloba a Países Bajos, Austria, Dinamarca, Suecia y de alguna forma también a Finlandia, quieren reducir sustancialmente los 500.000 millones de euros a fondo perdido avalados por la Comisión Europea, el Consejo y el eje francoalemán. Pero el neerlandés Mark Rutte busca además endurecer el control de los países que accedan a estas ayudas con reformas férreas, algo que preocupa mucho a los estados más golpeados como España e Italia.

Madrid y Roma tendrán que aceptar reformas, pero en sus despachos preocupa el control de las mismas. “La gobernanza debe ser razonable y no politizarse en exceso”, señalan fuentes diplomáticas, que reconocen que en este apartado Países Bajos es “particularmente duro” y está “en una posición única” entre los Veintisiete.

España -que podría recibir 140.000 millones- asume que los fondos recibidos deban destinarse a reconducir una recuperación “robusta, resiliente, moderna, digital y verde” pero no está dispuesta a que se haga a costa a controles y reformas draconianas que maniaten su capacidad de acción los próximos años. “Este será uno de los objetos principales de la negociación”, anticipan las mismas fuentes.

Aunque se presenta a los frugales con una visión homogénea, existen diferentes posturas, siendo la de Rutte la más dura en el fondo y en las formas. Países Bajos quiere someter el control y aprobación de los planes nacionales a la unanimidad del Consejo, algo que no avalan todos los países del norte.

La Haya pone el freno hasta en el calendario. Los países más golpeados ven crucial conseguir un acuerdo este mes para que el Fondo de Recuperación y los Presupuestos para los próximos siete años puedan estar disponibles a comienzos de 2021. El aumento de techo de gasto del Marco Financiero Plurianual aún debe ser ratificado por los Parlamentos nacionales y el acuerdo en su conjunto tiene que ser aprobado por el Parlamento Europeo. Países Bajos juega con esta baza, aunque otros como Suecia sí han avalado la urgencia del calendario que exige el sur.

En las negociaciones más arduas de la UE suele primar una consigna: el acuerdo llega cuando no hay más remedio. Sin embargo, la excepcionalidad de esta crisis sin precedente genera una atípica necesidad de urgencia. “La arquitectura general es favorable”, dicen fuentes diplomáticas. Aunque las capitales aterrizan en Bruselas muy enfrentadas, hay consenso en tres puntos claves: se debatirá una cantidad monetaria inédita, la pérdida de tiempo puede ir en contra de la recuperación y del Mercado Interior y la UE debe contar con capacidad para endeudarse.

Evitar contagios. Tras casi cinco meses sin reunirse en persona, los líderes de la UE se reencontrarán hoy en Bruselas siguiendo estrictas medidas de seguridad. La sede del Consejo Europeo se transformará en una burbuja que se pretende esté libre de coronavirus. Se reducirá drásticamente el número de personas presentes: de unas 20 por cada delegación nacional, a seis; los periodistas tendrán prohibida la entrada; los líderes renunciarán a los saludos protocolarios y llevarán mascarilla, aunque durante la reunión podrán quitársela; los presentes tendrán geles desinfectantes; y, para las comidas, está previsto que vayan a una sala más grande de lo habitual.