Violar el acuerdo del brexit sin demostrar que Bruselas actúa con mala fe puede “matar la negociación” con la Unión Europea (UE), advierte en una entrevista con Efe el diputado británico Sir Bob Neill, cabecilla de la revuelta conservadora contra los planes de su primer ministro, Boris Johnson.

La presión de Neill en la Cámara de los Comunes ha forzado al jefe de Gobierno a matizar la ley que le permitirá alterar unilateralmente el mecanismo acordado con la UE para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas tras el brexit.

El diputado tory ha pactado con Johnson una nueva versión de la llamada ley de Mercado Interno que impide ejecutar esa prerrogativa sin el visto bueno previo del Parlamento. “Si nos viéramos forzados a violar una obligación internacional por una causa que desde nuestro punto de vista fuera de extrema gravedad, no deberíamos hacerlo a la ligera” sostiene Neill, presidente del Comité de Justicia del Parlamento británico.

Ese paso “solo puede ser dado tras la más cuidadosa consideración y en base a pruebas específicas de que ha habido mala fe por parte del otro lado”, advierte. “Si el Reino Unido hiciera uso de estas disposiciones sin tener las más convincentes razones, si las utiliza de manera desmedida e injusta, obviamente dañaría y probablemente llegaría a matar la negociación”, recalcó del diputado, que defendió la permanencia en la UE antes del referéndum sobre el brexit de 2016 y que considera que una ruptura sin acuerdo sería un escenario “desesperadamente triste” y dañino para todos.

El proyecto de ley de Johnson no altera automáticamente el tratado que el Reino Unido y la UE firmaron el pasado octubre, sino que establece una vía para que el Gobierno británico deje de aplicar algunos de sus términos cuando lo considere oportuno.

Por ahora conviven diversas interpretaciones sobre si Londres violaría el derecho internacional en el momento de aprobar esa legislación, o bien solo cuando el Ejecutivo decidiera activar esas cláusulas.

“Se puede argumentar que no es ilegal incluir esos procedimientos o disposiciones en un proyecto de ley, aunque habría sido ciertamente ilegal si hubieran entrado en vigor” antes de que “algo escandaloso sucediera por parte de la Unión Europea”, argumenta el diputado.

El conservador acentúa al mismo tiempo su deseo de que las relaciones entre Londres y Bruselas nunca lleguen a deteriorarse hasta el punto de que el Gobierno considere activar los mecanismos que prevé la ley, que aún debe recibir el visto bueno de la Cámara de los Comunes y la de los Lores.

Los planes de Johnson han provocado indignación en la UE, que ha exigido la retirada del proyecto antes de fin de mes. La polémica, sin embargo, no ha paralizado el diálogo para tratar de llegar a un acuerdo sobre la futura relación entre ambos lados del canal de la Mancha que evite un brexit abrupto a final de año.

estrategia negociadora Algunos analistas consideran que esta ley es una de las cartas que ha decidido jugar Londres en las negociación con Bruselas. Según esa tesis, el Gobierno de Johnson utiliza la legislación para demostrar que está preparado para abandonar el bloque comunitario de forma abrupta, lo que agrega presión a la UE para hacer concesiones que eviten un brexit duro, un escenario dañino para ambas partes. “Creo que, en una negociación, ambos bandos van a utilizar diversas tácticas y posiciones”, reflexiona Neill a ese respecto.

Johnson ha pactado una nueva versión de la ley con Neill para evitar una revuelta interna en el Partido Conservador que amenazaba con entorpecer la aprobación del proyecto en los Comunes. Con todo, el diputado tory no considera que haya socavado la posición de su propio Ejecutivo.