- El Debate sobre el estado de la Comunidad no suele ser el mejor escaparate para el portavoz del partido que preside el Gobierno. Su discurso, como es lógico, se centra en reforzar las palabras de quien ocupa el sillón de mando y con frecuencia aprovecha la ocasión para lanzar guiños a las formaciones que pueden dar al Ejecutivo los votos que necesite para sacar determinadas iniciativas adelante.

Sin salirse de esta parte del guión, Ramón Alzórriz cumplió en cuanto a no escatimar alabanzas hacia la gestión de María Chivite, pero este no fue el hilo argumental de su intervención. El portavoz del PSN puso el foco y la diana en la derecha que capitanea Javier Esparza, a quien se dirigió en numerosas ocasiones para asegurarle que su partido no tiene la menor intención de volver a los tiempos de estrecha colaboración con UPN. Aquellos en los que la formación regionalista llevaba las riendas de la comunidad, mientras los socialistas perdían espacio electoral y vivían en estado de permanente tensión interna.

“Sigue añorando el pasado que no volverá”, dijo Alzórriz, dirigiéndose a Esparza, en el cierre de su turno de réplica.

Fue el colofón a un mensaje que expresó con claridad en sus intervenciones ante el pleno. Antes había comparado a Esparza con “el pato cojo”, que es como se llama en Estados Unidos “al político que está de salida, que está caduco, que sigue anclado en el pasado y que no tiene futuro”.

Reprochó también al portavoz de Navarra Suma que “insista en el discurso de ETA”, y le recordó que Miguel Sanz prometió en 1998 que “Navarra será generosa si se consolida el proceso de paz”.

Alzórriz tampoco pasó por alto el doble rasero de Navarra Suma, que ha sacado iniciativas de calado en el Parlamento con los votos de EH Bildu, como el acuerdo en educación y el fondo de 25 millones para las entidades locales, pese a ser una fuerza a la que dicen vetar.

“¿A qué juegan? ¿Es malo que Bildu traiga propuestas para los Presupuestos?”, preguntó a Esparza, a quien le pidió que “entienda que va a estar otros tres años más” en la oposición.

Ya sin dirigirse al presidente de UPN, Alzórriz explicó que se sienten “muy orgullosos” del giro dado por el PSN el año pasado que permitió la investidura de Chivite.

“Navarra necesitaba y pedía un cambio de timón, y nuestro partido así lo entendió”, de ahí que optara por intentar “afrontar las riendas de Navarra desde una perspectiva progresista e integradora”, frente a quienes auguraban que “iba a darse de bruces con el inmovilismo y la exclusión que desgraciadamente conocemos bien en nuestra tierra”.

“No nos importaron las presiones, las maniobras oscuras, los intentos de división interna, el pasado, las portadas periodísticas navarras y españolas, las miserables palabras de tener las manos manchadas de sangre o de blanquear a ETA o algunos partidos que solo entienden la democracia cuando gobiernan ellos”, continuó Alzórriz, convencido del nuevo tiempo político.

“Hemos cambiado el rumbo de la política navarra, guste o no guste, pese a quien pese, y estamos orgullosos de ello”, destacó el parlamentario del PSN.

“Después de 24 años los socialistas lideramos un gobierno de izquierdas, progresista, y que está cambiando el rumbo de la historia reciente, conjugando la pluralidad y el diálogo y priorizando lo social, salvaguardando la identidad de Navarra”.

Además, subrayó el respaldo social a la apuesta del PSN. “Dijimos en campaña que Esparza no sería presidente con nuestros votos y subimos de 7 a 11 escaños”.

“Esparza se parece al pato cojo, al político que sigue anclado en el pasado y no tiene futuro”

Portavoz de PSN