Uno de los principales puntos de interés que ofrecía este atípico Debate sobre el estado de la Comunidad, tan condicionado por la pandemia, era conocer hacia dónde quiere inclinar el Gobierno su mayoría parlamentaria. Si hacia la izquierda soberanista de EH Bildu que facilitó la investidura, o hacia el multipartito de derechas agrupado en Navarra Suma que ofrece una abstención gratuita. Y es una incógnita que ha quedado sin despejar. Fundamentalmente porque el Gobierno no quiere revelar esa decisión todavía. O, al menos, no de la forma que le reclama Javier Esparza en un juego de táctico de claro interés partidista.

El debate ha revelado así el juego de equilibrios que se traen UPN y PSN. Dos partidos antaño aliados inalterables, pero hoy separados por el abismo que implica la aspiración de gobernar. Ambos quieren liderar el Gobierno, y así es muy difícil ponerse de acuerdo. Es el trasfondo del debate de estos días, que sin embargo deja una conclusión más importe. Tanto las intervenciones del pasado jueves como las votaciones de las propuestas de resolución de este viernes han dejado claro hacia dónde se inclina la mayoría parlamentaria.

Quedan muchas aristas por limar todavía, claro. La política fiscal sigue siendo un escollo importante entre una parte del Gobierno, el PSN y Geroa Bai, y el resto de posibles aliados en el presupuesto, Podemos, I-E y EH Bildu. También los dos socios principales de la coalición de Gobierno han mostrado estos días discrepancias públicas, lógicas en cualquier caso entre dos partidos que más allá de su colaboración institucional aspiran a mantener un espacio político propio. El pulso que ambos mantienen en torno a la Ley de Cambio Climático, propuesta por Geroa Bai y que el PSN no acaba de respaldar, o la propia política lingüística son dos ejemplos.

Pero cada vez resulta más evidente que será en torno a estas cinco siglas donde se va a encontrar la mayoría presupuestaria. Porque más allá del resultado de las múltiples votaciones -todos los grupos han visto aprobada alguna iniciativa-, la corriente de fondo de este último año sigue empujando hacia la mayoría parlamentaria de izquierdas.

Falta la confirmación de un acuerdo que EH Bildu quiere exponer de forma pública y notoria, y que el Gobierno prefiere dilatar en su apuesta por ocupar la centralidad política desde la apelación a un consenso y unidad política que cada vez tiene menos recorrido. Antes o después, el Gobierno deberá elegir, y los dos últimos días han dejado bastante claro dónde están los apoyos que le garantizan la estabilidad a medio plazo. Sobre todo ante la perspectiva de un otoño-invierno que, como ha advertido este jueves la presidenta María Chivite, va a ser "duro y difícil" en Navarra.