Terminó el Debate sobre el estado de la Comunidad, y lo hizo sin que el Gobierno aclare con quién va a negociar los próximos presupuestos. Tampoco hizo falta. El tono del debate del pasado jueves, y las propuestas de resolución votadas marcan la senda de una mayoría progresista cada vez más evidente que, salvo sorpresa, se concretará en el próximo debate de presupuestos y política fiscal. Ayer ya se dejó sentir en buena parte de las resoluciones aprobadas.

Las conclusiones del pleno de política general depararon un cruce de votaciones en uno y otro sentido, y todos los grupos vieron aprobada alguna de sus iniciativas, de carácter político y no vinculante. Incluso Navarra Suma y EH Bildu sumaron sus votos para reclamar más pruebas de covid con las que rebajar la tasa de positividad al 4%.

En definitiva, las conclusiones no hicieron sino refrendar la posición que cada partido mantiene en cuestiones ya conocidas. Navarra Suma PSN y Geroa Bai respaldaron la apuesta por el TAV; la derecha se quedó sola en la defensa de su rebaja de impuestos; la mayoría de izquierdas apostó por los servicios públicos como salida de la crisis; y todos por unanimidad abogaron por seguir las pautas fijadas por la UE para encarar la recuperación económica desde un desarrollo sostenible y la digitalización.

Ninguna sorpresa. A lo sumo, el leve encontronazo entre PSN y Geroa Bai por la Ley de Cambio Climático, -y que dejó a María Chivite en la tesitura de abstenerse de reclamar la tramitación de una ley de su propio Gobierno-, y por la política lingüística. Ámbito este último en el que los socialistas volvieron a situarse junto a Navarra Suma en contra de que el euskera cuente como mérito en las plazas de la Administración Foral que se cubran mediante concurso y concurso-oposición. Lo que evidencia que la mayoría de Gobierno tiene rodaje pendiente.

Divergencias que sin embargo fueron tratadas con guante de seda entre los grupos. PSN, Geroa Bai y Podemos, que presentaron de forma conjunta tres de las cinco propuestas que podía presentar cada grupo, fueron de la mano en la mayoría de votaciones. El PSN incluso agradeció a EH Bildu su apuesta por el Plan de Convivencia, en un claro reproche a la autoexclusión de la derecha. En política las actitudes a veces dicen mucho más que los contenidos. Y hasta en lo que no estuvieron de acuerdo, la formas del no entre la cinco fuerzas que facilitaron la investidura de Chivite fueron mucho más amables que el sí con el que en ocasiones se encontró Navarra Suma.

La distancia entre los partidos que sostienen al Gobierno y la coalición de UPN volvió a quedar patente en el debate de las propuestas de resolución. Volvió a ofrecer Javier Esparza el apoyo de su grupo al PSN si rompe con sus socios, y no solo se volvió a encontrar con el silencio por respuesta, si no que recibió también duros reproches por parte de los socialistas, que acusaron al líder de Navarra Suma de "trasladar a la sociedad navarra el clima tóxico" que en ocasiones se respira en el Parlamento. "Navarra Suma busca la polarización en el Parlamento, para ustedes todo es todo es rabia, trazo grueso, desestabilización", recriminó Ainhoa Unzu. No parece desde luego el mejor clima para un acuerdo de largo recorrido.

El Gobierno en todo caso evita desvelar todavía la carta del acuerdo presupuestario. El próximo miércoles arranca ya la tramitación de los presupuestos y el mensaje oficial sigue en el mismo lugar que el jueves: hay que buscar consenso. Pero las migas que de pan que ha dejado el debate de esta semana dirigen nuevamente hacia una mayoría de izquierdas que, a fin de cuentas, es la única que de verdad va a garantizar al Gobierno la estabilidad en el medio y largo plazo. Sobre todo con la perspectiva de un otoño-invierno que, como advirtió este jueves la presidenta María Chivite, será "duro y difícil".

El debate de política general ha evidenciado la distancia que existe hoy entre los partidos que sostienen al Gobierno y Navarra Suma