El PSOE fue a Murcia a por lana y ha salido trasquilado. Después de que la moción de censura contra Fernando López Miras haya quedado neutralizada, los portavoces oficiales y oficiosos de Ferraz-Moncloa están denunciando un Tamayazo pimentonero. Como argumento, es de carril, pero olvidan intencionadamente que han sido dos Tamayazos y no uno. El original fue el de los propios emisarios socialistas que, sabiendo lo barato que se había puesto el paño naranja, tentaron a varios cargos locales de Ciudadanos con la presidencia y a saber qué otras bagatelas para que se sumaran a la maniobra para derribar el gobierno del PP. Era, como ya contamos, la escaramuza inicial para dinamitar todos los acuerdos de coalición del llamado centroderecha.

Si fueran una gota menos soberbios, los caballeros de la Mesa Redonda de Sánchez podrían haber calculado que donde las dan las toman. O sea, que cabía la posibilidad de que los de Casado, que saben un rato del mercadeo politiquero, contraatacasen con un fajo de billetes más grueso. Y eso es, básicamente, lo que ha ocurrido. Es gracioso que la frustrada presidenta, Ana Martínez Vidal, vaya acusando a sus excompañeros de haberse vendido por 76.000 euros brutos y coche oficial. Es algo menos de lo que le ofrecieron a ella.

Arrimadas tiene cara de Rosa Díez

En todo caso, el sainete de la Huerta todavía no ha terminado. Lo penúltimo es el intento de tantear a tres diputados díscolos de Vox para que vuelvan a dar los números de la moción censura. Eso es casi anecdótico. Más importante será ver el efecto del chusco episodio en los pactos PP-Ciudadanos que teóricamente se iban a mantener, como los de Andalucía, Castilla y León o Madrid capital. Si Inés Arrimadas mandara algo, cabría esperar la ruptura. Sin embargo, todo apunta a que la decisión final será de cada uno de los barones territoriales, que al final mirarán por su poltrona. A Arrimadas se le está poniendo cara de Rosa Díez.

Por lo demás, no deja de resultar divertido que esta moción de censura que se ha ido por el desagüe fue el detonante de la convocatoria de las elecciones en la Comunidad de Madrid. Así es la política española actual, regida por la ley de la oferta y la demanda.