- Movidos por la presión de Estados Unidos para abordar las amenazas que presenta China, los líderes del G7 cargaron en su declaración final de la cumbre de Cornualles contra las prácticas "anticompetitivas" de Pekín y las violaciones de los derechos humanos en la región de Xinjiang. Las conclusiones de la cumbre que terminó ayer contrastan con los documentos finales de las anteriores reuniones del grupo de las democracias más industrializadas del planeta, en los que no se llegaba a mencionar al gigante asiático. El presidente de EEUU, Joe Biden, dedicó un amplio esfuerzo diplomático a lograr una oposición más sólida contra China, un país al que ya contempla como competidor por la hegemonía mundial, pese a la postura más moderada de socios como Alemania, Italia y la propia Unión Europea.

Los miembros del G7 se comprometieron a trazar estrategias comunes para oponerse a las "políticas y prácticas que socavan el funcionamiento justo y transparente de la economía global" por parte del país asiático. "Promoveremos nuestros valores, lo que incluye llamar a China a respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, especialmente en relación a Xinjiang, así como los derechos, libertades y un alto nivel de autonomía para Hong Kong", agregaba el texto acordado por los líderes del grupo.

El comunicado final de la cumbre, auspiciada por el Reino Unido, no incluía referencias a "trabajos forzados" en el país asiático, algo que sí subrayó Biden en su conferencia de prensa al término de la cumbre, cuando llamó a tomar "acciones serias" contra esas prácticas.

El texto incluía, en cambio, un compromiso para continuar "cooperando" con Pekín cuando esa colaboración sea "en interés mutuo", por ejemplo en ámbitos como la lucha contra el cambio climático y otros "debates multilaterales".

Los mandatarios del G7 abordaban asimismo en su comunicado final las tensiones que provocan los avances de Pekín en el Mar de China Meridional y expresan su "sólida oposición a cualquier intento unilateral de cambiar el statu quo en esa región". Urgían asimismo a llevar a cabo una investigación "transparente, liderada por expertos y basada en la ciencia" sobre las circunstancias en las que la pandemia de coronavirus se originó en el país asiático.

A juicio de Biden, la cumbre de líderes del G7 ha resultado "extraordinariamente colaborativa y productiva" para desarrollar medidas que combatan la pandemia e impulsen la economía global. "Estados Unidos vuelve a estar en la mesa", afirmó Biden en una rueda de prensa en la que lamentó que su antecesor en la Casa Blanca, Donald Trump, restara importancia a cuestiones como el cambio climático en anteriores reuniones internacionales, en las que tampoco se subrayó la amenaza que representa China.

El mandatario estadounidense dedicó espacio de su intervención a abordar el reto que representan las prácticas "anticomerciales" de China y la necesidad de adoptar una "estrategia común y coordinada" en ese terreno con el resto de socios del G7.

Las medidas que se adopten ahora determinarán "si las democracias podrán competir" con gobiernos "autocráticos" como el de Pekín en el siglo XXI, dijo Biden, quien lamentó que en la declaración final de las anteriores cumbres del Grupo de los Siete no se llegara a mencionar a China.

A través de unas declaraciones del portavoz de la Embajada china en Londres colgadas en su página web, el gigante asiático hizo saber su opinión acerca de la cumbre del G7 y reiteró que "solo hay un sistema y un orden internacional en el mundo, el que tiene a las Naciones Unidas en su núcleo". Para China también hay solo un conjunto de normas mundiales, las que están basadas en los principios de la Carta de la ONU. "Siempre hemos creído que los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, fuertes o ricos, son iguales, y que los asuntos mundiales deben gestionarse consultando a todos los países", señaló el portavoz.

"Los que estaban en la mesa han comprendido la gravedad de los retos a los que nos enfrentamos"

Presidente de Estados Unidos