- La presidenta del Gobierno, María Chivite, cerró el Debate sobre el estado de la Comunidad con una cita. Una que se encontró leyendo un artículo en La Vanguardia del consultor Antoni Gutiérrez-Rubí: “Los tristes no ganan elecciones”.

La dijo mirando directamente a la bancada en la que se sienta Javier Esparza, portavoz de Navarra Suma, que este jueves volvió a ponerse frente al espejo de lo que es, a día de hoy, su coalición y su liderazgo. Su plataforma política compone el grupo parlamentario más numeroso, pero la “soledad autoimpuesta” -así habló Chivite- de la derecha es cada vez más evidente, sin aliados en la Cámara e incapaz de influir en la política foral.

Y el papel que desempeña Esparza se parece cada vez más al del irascible ministro de la oposición, ese que está en el eterno no a todo y que incluso empaña las observaciones precisas que se cuelan en su discurso con unos modos bruscos que en algún momento rozaron la zafiedad.

Así se entiende que los grupos que apoyan al actual Gobierno de Navarra salieran más cohesionados del debate. PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E destacaron en sus réplicas de la tarde lo que les une por encima de lo que les separa, se reafirmaron en una agenda progresista e hicieron bloque -“Somos 30 y bien les vendrán siete u ocho años en el banquillo”, dijo Mikel Buil, de Podemos, mirando a Esparza- frente al grupo de derechas. Hubo dos momentos especialmente desagradables durante la tarde. Y ambos los generó Esparza. El primero, cuando acusó a Chivite de “lavar” la mala “conciencia” de pactar con EH Bildu en los actos de víctimas de ETA. “Yo creo que hoy aquí ha traspasado una línea roja, ha faltado al respeto a la militancia del PSN y a la presidenta”, le contestó Ramón Alzórriz (PSN) cuando le llegó el turno. “Se lo digo como compañera de Parlamento, retire esas palabras que son un tartazo a la primera institución de Navarra”, le recomendó Uxue Barkos (Geroa Bai) en su intervención.

“Llevo veinte años yendo a actos de víctimas de ETA”, le respondió Chivite a Esparza, al que ya le había afeado que usara “de forma desagradable y torticera” el dolor de las víctimas. “Han decidido qué posición ocupar, y es legítimo. Pero si no acuden a las reuniones del Gobierno, se ausentan o hacen teatrillos de ofendidos, es cosa suya. Que Navarra avance debería ser una buena noticia, pero no es así”.

Y también cierto revuelo generó en las réplicas el resumen gráfico de la legislatura que hizo Esparza en su turno. El líder de la derecha mostró tres fotos para resumir, a su manera, el mandato de Chivite. La primera, una del atrio del Parlamento en la que la presidenta hace un gesto parecido al de un saludo militar. La foto no es nada clara y es fácil que se preste a malinterpretaciones, porque en el marco no se ve a quién realiza ese saludo. “Aquí está, cuadrada ante Santos Cerdán”, reveló Esparza. La segunda foto, una foto normal y corriente con Andoni Ortuzar -presidente del PNV-. Y la última, la del mural del artista LKN en el que salen Chivite y Bakartxo Ruiz (EH Bildu) besándose.

“Aquí en su intervención ha habido tintes machistas, porque yo no soy una señorita a la que nadie tenga que venir a ayudar, soy la presidenta”, respondió Chivite.

No hubo más polémicas, porque todas se produjeron en los diez minutos de Esparza. El resto de grupos invirtieron más tiempo en hablar de fiscalidad, educación, política lingüística o empleo que en entrar al trapo.

Barkos, por ejemplo, arrancó de la presidenta un compromiso para solucionar la valoración del euskera en la OPE de enfermería y recordó a la presidenta la importancia de reforzar la inversión en juventud, así como de ganar soberanía a la hora de poder decidir sobre la deuda en Navarra. Ruiz, portavoz soberanista, llamó a la presidenta a reflexionar sobre qué “realidad lingüística” sustenta que el alemán pueda valorarse y el euskera no. Buil volvió a insistir en que deben controlarse los precios del alquiler y reforzarse el compromiso de lucha contra el cambio climático. Y Marisa de Simón (I-E) criticó que no se haya cumplido el acuerdo programático, y recordó que “a I-E la encontrarán en los problemas de la Navarra real”.

Temas propios del estado de la Comunidad, lejos de la deriva de la derecha y propios de un bloque de 30 escaños más preocupado por la política real que por las polémicas.

“Ha usado de forma desagradable y torticera el dolor de las víctimas de ETA”

“No soy una señorita a la que tengan que venir a ayudar, soy la presidenta del Gobierno”

“Que Navarra avance debería parecernos a todos una buena noticia, pero no es así”

Presidenta del Gobierno de Navarra