- La Hacienda Foral destinará el próximo año 1.476,9 millones a incentivos fiscales en los distintos impuestos. La cifra supone un incremento del 3,38% respecto a este 2021, lo que supone 48 millones más en deducciones. No obstante, queda por debajo de la presupuestada para 2020 (1.512 millones), que sin embargo finalmente estuvo por debajo de lo esperado. Esta variación está motivada principalmente por el aumento de los beneficios fiscales del IRPF (435 millones), y de los Impuestos Especiales (97 millones), que compensan totalmente la disminución que presentan los beneficios fiscales del Impuesto sobre Sociedades (105). De hecho la variación conjunta de los beneficios fiscales de estos tres impuestos supone un aumento de 45,5 millones respecto al presupuesto anterior.

Hay en cualquier caso una línea estable en cuanto a los beneficios fiscales en el sistema tributario de la Hacienda navarra. En los últimos años se han introducido algunos cambios normativos que se han dejado sentir, como la supresión de la deducción por vivienda habitual para nuevas compras (-10%), los límites a los planes de pensiones (-37%) o la mejora en la deducción por descendientes (4%). No obstante, el dibujo general sigue siendo prácticamente el mismo en las últimas dos décadas.

Para el próximo ejercicio fiscal se prevé introducir algunos cambios importantes. Hacienda plantea un aumento de los mínimos personales y familiares, con especial incidencia para las rentas medias y bajas. El proyecto de medidas fiscales que tramita el Parlamento incluye un incremento del 5% en los mínimos personales y familiares, y un aumento adicional de 100 euros del mínimo personal para rentas no superiores a 30.000 euros. Ambas medias tendrán un coste del 44 millones al año para la Hacienda Foral.

La reforma incluye además la supresión de la deducción por creación de empleo del Impuestos de Sociedades, con un coste estimado de cuatro millones. Esa cuantía se destinará ahora a políticas activas de empleo a través de los presupuestos de gasto.

Ambas medidas no obstante tendrán efectos reales en 2023, cuando empresas y ciudadanos ajusten cuentas con Hacienda en la declaración anual. La reforma en cualquier caso deja intacto el grueso de los beneficios fiscales, algunos de los cuales vienen siendo cuestionados desde hace algunos años por su escasa utilidad. De hecho, en su último informe la Cámara de Comptos recomendaba al Gobierno incluir en las normas que regulan los beneficios fiscales "un mayor análisis de los objetivos pretendidos e indicadores asociados que posibiliten la evaluación de estas medidas".

Una crítica que vienen haciendo algunos partidos, fundamentalmente en el Impuesto de Sociedades, que argumentan que muchos de los incentivos no tienen una utilidad real y que sirven de facto para rebajar la aportación de las empresas a la Hacienda Foral. Así lo apuntaba también el comité de expertos creado por el propio Gobierno para estudiar posibles medidas que mejoren la recaudación.

No obstante, el grupo aboga por hacer un análisis global del impuesto para tomar medidas que permitan mejorar los ingresos sin perjudicar la competitividad de las empresas. Una tarea que el Gobierno foral asume como pendiente, pero que de momento ha aplazado cualquier reforma de calado a la espera de un contexto económico más estable.

No se esperan por lo tanto mayores cambios en el debate fiscal que afronta en las próximas semanas el Parlamento. Hoy termina el plazo para presentar enmiendas y de momento solo Navarra Suma e Izquierda-Ezkerra tiene previsto presentar cambios tributarios, con objetivos opuestos además. En cualquier caso, el Ejecutivo afronta el trámite tranquilidad. El acuerdo con EH Bildu garantiza la aprobación del proyecto de Hacienda, aunque la formación abertzale se guarda la opción de reclamar cambios en el beneficio fiscal de Audenasa y en el de las instalaciones de energía renovable, algo que previsiblemente planteará vía enmienda.