- La verdadera oposición a Boris Johnson se encuentra en las filas del propio Partido Conservador y no en la bancada laborista. El premier británico sufrió ayer la rebelión de su formación con decenas de diputados que cuestionan su liderazgo. Más de setenta representantes tories rechazaron la aplicación de nuevas medidas restrictivas para contener la variante ómicron de la covid-19. El denominado Plan B para Inglaterra presentado por el Gobierno de Johnson en la Cámara de los Comunes introduce otra vez la obligatoriedad de llevar mascarilla en el transporte público y las tiendas y los pases covid para entrar en grandes eventos.

A pesar del descontento entre los diputados conservadores por estas medidas, que muchos consideran que viola las libertades de los ciudadanos, el Plan B fue aprobado porque los laboristas, en la oposición, votaron a favor. Ayer fueron la tabla de salvación de Johnson.

La Camara baja británica debatió unas nuevas directrices, mucho más restrictivas, sobre el uso de las mascarillas, la introducción de los pases covid (ya sea porque una persona está vacunada o dispone de un test negativo del coronavirus) para entrar en clubes nocturnos o espectáculos masivos.

Otra de las medidas hacía referencia al hecho de permitir que no hagan cuarentena las personas que hayan estado en contacto con un positivo en covid si tienen la pauta completa de vacunación. El jefe del Gobierno había insistido por activa y por pasiva en que estas son medidas "proporcionadas" debido a la amenaza que supone ómicron.

Johnson anunció el pasado domingo que a todos los mayores de 18 años se les ofrecerá una vacuna de refuerzo (una tercera dosis) de aquí a finales de año, después de que los científicos indicasen que la nueva variante ómicron será la dominante en el país en pocos días. El avance de esta variante, presente en el 20% de las infecciones del país y en más del 44% de los casos de Londres, intimida a las autoridades, que ya han confirmado el primer fallecido por la nueva variante.

Aunque las restricciones fueran respaldadas por la cámara, el alcance del descontento en las filas conservadoras puede amenazar el liderazgo del primer ministro, ya debilitado por varios escándalos, como la celebración hace un año de varias fiestas navideña en la residencia oficial de Downing Street mientras el país cumplía duras medidas restrictivas.

Así,en los últimos días se ha barajado la posibilidad de que Boris Johnson tenga que hacer frente al denominado Comité 1922, un mecanismo interno de confianza del Partido Conservador.

Se aplicó por primera vez el 19 de octubre de 1922 (de ahí su nombre) por los diputados conservadores Stanley Baldwin y Bonar Law que provocaron la ruptura de la coalición gubernamental con los liberales.

Para activarse este mecanismo se necesita que un 15% de los diputados del grupo presente al líder del comité una "carta de confianza" con las razones por las que quieren un cambio en la dirección del partido.

De hecho, la predecesora de Johnson, Theresa May, sufrió la presión del Comité 1922 antes de que acabara renunciando al cargo.

Fiesta en Downing Street .

El vídeo con la "fiesta" del Covid celebrada en Downing Street en las Navidades del 2020 -mientras Londres y gran parte del Reino Unido estaban bajo severas restricciones- ha dejado en evidencia a Boris Johnson y ha provocado la fulminante renuncia de su asesora Allegra Stratton, la ex comentarista de la BBC contratada precisamente hace tres años para realzar su imagen.

Acusaciones. Dominic Cummings, exasesor y mano de recha de Boris Johnson, cargó contra el 'premier' e insinuó que no solo se celebró una fiesta navideña (con un Papá Noel secreto incluido) sino que hubo posiblemente más celebraciones a lo largo de noviembre y diciembre del 2020 en la mansión del Johnson y en abierta violación de las restricciones vigentes.