La consejera de Hacienda, Elma Saiz, se ha visto obligada a retirar en el último momento la reforma de la Ley del Convenio Económico que debía ratificar hoy el Parlamento de Navarra. La falta de apoyos, y la posibilidad de que por primera vez el Parlamento de Navarra rechazara una reforma de estas características ha llevado al Gobierno a dar marcha atrás y tratar de buscar un mayor consenso para garantizar su aprobación.

El Parlamento de Navarra debía ratificar hoy reforma del Convenio Económico, la ley que regula la relación financiera entre la Comunidad Foral y el Estado, que habían pactado ambas administraciones. La aprobación de la norma ha estado en el filo hasta el último momento, e incluso por un momento ha parecido que saldría adelante con el apoyo de Navarra Suma.

"Estaremos a la altura y votaremos lo mejor para Navarra", ha garantizado Javier Esparza, algo que el resto de grupos ha interpretado como un voto a favor. La aprobación de la ley requería de una mayoría cualificada de 26 votos favorables que el propio Esparza ha negado en el último momento. "No sé por qué interpretan que lo mejor para Navarra es votar a favor", ha justificado el portavoz de Navarra Suma, que ha criticado que la consejera de Hacienda haya planteado una reforma sí sin pactar antes con la mayoría del Parlamento. "Ni siquiera tiene el apoyo de sus socios", le ha reprochado.

Geroa Bai había anunciado su abstención por entender que la reforma limita competencias del Parlamento al dejar en manos de la Comisión Coordinadora la posible modificación en el futuro del índice de aportación, el porcentaje que paga Navarra en los Presupuestos del Estado por las competencias no transferidas, actualmente en el 1,6%. Uxue Barkos se ha mostrado además muy crítica con la actuación de la consejera de Hacienda, Elma Saiz, ha quien ha reprochado que no le haya querido dar explicaciones ni haya querido buscar el consenso previo con su socio de Gobierno. "No me ha devuelto las llamadas", se ha quejado Barkos.

Esta posición, junto con la abstención anunciada también por EH Bildu, hacía prever una derrota del Gobierno y una crisis entre sus dos socios principales, que ahora queda abierta en espera de que se renegocie la redacción o haya un consenso previo que facilite su aprobación. Algo que no será sencillo, y que implica la participación del Ministerio de Hacienda, que deberá validar cualquier nuevo cambio en la ley.

El debate

En la defensa de la reforma, la consejera de Hacienda se ha mostrado "perpleja y preocupada" por la polémica, y ha interpretado la negativa de su socio a apoyar la nueva redacción del Convenio Económico con una estrategia "partidista". "Dan una puñalada al Gobierno. Pero nosotros no utilizamos el rencor para hacer política", ha asegurado el portavoz del PSN, Ramón Alzórriz, muy crítico con Uxue Barkos, a quien ha acusado de "traición" y de poner por delante intereses "nacionalistas" para equiparar el Convenio de Navarra "al Cupo vasco". "Aquí tenemos a la presidenta abertzale en una Navarra que no lo es", ha criticado.

La tensión ha sido evidente durante todo el debate entre PSN y Geroa Bai. Barkos ha defendido la posición de su grupo, y ha criticando además la actitud que durante todo el proceso ha tenido la consejera de Hacienda. "Cuando creo que el Gobierno no lo ha hecho bien, estoy obligada a decirlo", ha señalado Barkos, que ha cuestionado la reforma "en el fondo y en la forma". "Una parte del Gobierno se ha negado darnos una explicación", ha criticado.

Los argumentos de Barkos han sido compartidos por EH Bildu, que también tenía previsto abstenerse. Adolfo Araiz ha advertido de la gravedad del cambio legislativo, que iba a dejar "mudo" al Parlamento, dejando en manos de técnicos cualquier posible modificación en el futuro. "Y lo harán gracias a ustedes", le ha espetado Araiz a Esparza.

El líder de Navarra Suma ha guardado su carta hasta el final. De hecho, tras insinuar su voto afirmativo ha reunido en un rincón del hemiciclo a Carlos Pérez Nievas (Ciudadanos) y a José Suárez (PP). Tras ese breve cónclave, Esparza ha desvelado su posición para malestar del PSN y sorpresa del Gobierno, que ha optado por dar marcha atrás para evitar males mayores. Tocará renegociar ahora el nuevo Convenio, y coser las heridas que deja este agrio debate entre los dos principales socios del Gobierno de Navarra, que no serán fáciles de curar.