El presidente de UPN, Javier Esparza, ha detallado las líneas generales de su pacto con el PSOE a cambio de los dos votos en el Congreso a favor reforma laboral. Un acuerdo más simbólico que efectivo en cuando a su contenido, y que ha quedado ya sin efecto tras la indisciplina de Sergio Sayas y Carlos García Adanero. Pero que amenaza con abrir un cisma en la derecha navarra con inciertas consecuencias electorales a medio plazo.

El acuerdo alcanzado en Madrid por el presidente de UPN con el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el número dos del PSOE, Santos Cerdán, incluía una reforma legal para prohibir los ongi etorri a los presos de ETA que abandonan la prisión, y un estudio para analizar la posibilidad de sacar las vías del tren del centro de Tudela y la limpieza de los ríos. Así como el ya conocido apoyo del PSN a Enrique Maya en el Ayuntamiento de Pamplona para evitar la reprobación y sacar adelante las modificaciones presupuestarias. De todo ello, solo ha sido efectivo este último punto del acuerdo, y porque se votó apenas unos minutos antes de que los diputados de UPN rompieran la orden del partido.

El acuerdo en cualquier caso tenía un efecto bastante limitado más allá de las consecuencias políticas que implicaba el apoyo del PSN a Maya en Pamplona y el acercamiento de UPN al PSOE. En el caso de los 'ongi etorri', el compromiso pasaba por realizar una reforma legal en el actual periodo de sesiones que hubiera logrado gran atención mediática, y que previsiblemente hubiera provocado tensiones con algunos aliados del PSOE en Madrid. Sin embargo, a finales de noviembre el colectivo de presos de ETA ya anunció que renunciaba a los recibimientos públicos, por lo que el efecto real de la medida iba a ser escaso.

Algo similar ocurre con las obras comprometidas para la Ribera. En el caso de los ríos, la limpieza iba condicionada a los criterios con los que la Confederación Hidrográfica del Ebro viene realizando sus actuaciones en los cauces, y que parten de la premisa de la sostenibilidad medioambiental. Lo que excluye el dragado de los ríos que UPN y algunos agricultores habían reclamado tras las últimas inundaciones.

Respecto al proyecto ferroviario, el Gobierno central se había comprometido a realizar un estudio sobre el nuevo trazado de la vía de alta velocidad a su paso por Tudela. El Ayuntamiento de la localidad ha reclamado que se saque fuera del centro para rehabilitar la zona que actualmente atraviesa la línea del tren convencional. El estudio queda en el aire.

El contenido del acuerdo se había mantenido oculto hasta ahora tanto por parte de UPN como por parte del PSOE. Esparza incluso había especulado con que lo ya conocido, lo relativo al Consistorio pamplonés, era una "parte pequeñita" del conjunto del acuerdo. Eso, unido a las cuestiones relacionadas con la "convivencia en Navarra" que, según el líder de UPN, se habían comprometido el Gobierno de España habían acrecentado la desconfianza de los socios del PSN en el Ejecutivo foral, que han exigido a Chivite que haga público el contenido del mismo, sin éxito.

Fractura interna

Una polémica que queda relativizada ahora visto el contenido final, pero que el propio Esparza trató de azuzar ayer asegurando que, más allá de lo señalado, había un compromiso entre UPN y el PSOE para mantener el diálogo en el futuro. "Había cuestiones que estaban encima de la mesa de las que íbamos a seguir hablando", enfatizó ayer en declaraciones recogidas por Navarra Televisión. Según explicó Esparza, los detalles los cerro él mismo con Cerdán y con Bolaños la víspera de la votación en el Congreso. Ningún miembro de la ejecutiva, más allá de los cargos unipersonales, tuvo conocimiento del acuerdo.

El resultado en cualquier caso es insuficiente para los dos diputados críticos, que han criticado duramente al presidente de su partido por no haber querido hacer público el acuerdo hasta ahora, y por habérselo ocultado antes de la votación. "Solo sería justificado nuestro apoyo si hubiera supuesto la ruptura del PSOE con Bildu, y eso es algo que el PSOE no va a aceptar", ha reprochado esta semana Sayas a Esparza.

El acuerdo queda así lejos de las expectativas generadas entre tanto secretismo e incertudumbre. Sobre todo si se tiene en cuenta que los dos votos de UPN podían decantar la balanza de la reforma laboral en un momento crítico para el Gobierno de Sánchez. Un movimiento arriesgado no ha salido como el presidente del partido hubiera deseado. Y que ha acabado abriendo un crisis interna con consecuencias importantes en una parte de la derecha navarra, donde no se acaba de comprender el giro estratégico de Esparza tras varios años de seguidismo a la estrategia de polarización que impone la derecha en Madrid.