Hay marcos políticos en los que algunos partidos se sienten especialmente cómodos. Debates a los que recurren de forma habitual convencidos de que tienen un discurso ganador que debilitan al contrario. Y para la derecha, la política lingüística es argumento central. Eje de oposición al Gobierno de Uxue Barkos y arma de presión al PSN. Los socialistas, que la pasada legislatura abonaron el campo de juego que más le conviene la derecha, se ven forzados ahora a una auto justificación permanente.

El Pleno de este jueves ha sido un buen ejemplo. Sumido en una crisis interna todavía abierta y de incierto resultado -y con la guerra civil del PP de fondo-, UPN ha llevado al Parlamento una moción en contra de “imposición” del euskera.

El texto tiene su trampa dialéctica, bien medido por el parlamentario Iñaki Iriarte, que ha aprovechado su intervención para reiterar el discurso habitual en estos caso. Pero que ha forzado al PSN a tomar posición y, ante la duda, los socialistas han vuelto a caer del lado de Navarra Suma. “Usted trae esto aquí para buscar el titular”, le ha recriminado Jorge Aguirre a Iriarte, que alegando que el Gobierno “ya está haciendo” lo que le pide la derecha en su moción. Iriarte ya tenía su titular. La derecha siempre tiene las de ganar en este debate.

El Plan Estratégico del Euskera

Esta vez el motivo de la polémica, tan sobredimensionada como suele estar en estos casos, ha sido el Plan Estratégico del Euskera. El documento ha sido elaborado por Euskarabidea y cuenta ya con el visto bueno del Consejo Navarro del Euskera, que lo aprobó sin votos en contra. Pero sigue paralizado en el cajón del Palacio de Navarra en el que los socialistas suelen guardar las cosas que les incomodan demasiado.

El plan dibujas las acciones a desarrollar en los próximo años para proteger y promocionar el euskera. Y, entre otras cuestiones, plantea “estudiar la posibilidad de que todas las niñas y niños en edad escolar de Navarra tengan un conocimiento mínimo de euskera y trabajar en dicho análisis con los agentes sociales”. En síntesis, aboga por generalizar el euskera como asignatura en todos los colegios navarros. A largo plazo y con consenso.

El documento no deja de ser una expresión de voluntades, matizadas además para evitar suspicacias. Pero sirve de argumento a la derecha para denunciar la “imposición” y presionar a los socialistas, que ayer se volvieron a desmarcar de sus socios. “El Parlamento rechaza exigir un conocimiento mínimo del euskera a toda la población escolar y recuerda el derecho recogido en la Ley Foral del Euskera a escoger, libremente y conforme a la diferente realidad sociolingüística de cada zona, entre los diversos modelos lingüísticos”, recoge el documento de Navarra Suma, que ha salido adelante con los votos del PSN.

No es eso lo que plantea el Plan de Euskera, pero tampoco importa porque el relato sirve para dividir a la mayoría de Gobierno e incomodar al PSN en el que seguramente es el peor momento de la legislatura para la derecha. Así que, desde ese punto de vista, la sesión de este jueves ha sido todo un éxito para Navarra Suma, que incluso se ha permitido el lujo de votar a favor de uno de los puntos de otra moción, esta presentada por Geroa Bai y EH Bildu, en la que se abogaba por garantizar la atención en euskera en los trámites administrativos electrónicos. No ha salido adelante el punto en el que se reclamaba dotar de personal necesario, y será Euskarabidea quien asuma el trabajo de traducción.

No lo ha hecho porque Navarra Suma y el PSN también han votado en contra. Y eso que los socialistas habían barajado una redacción alternativa pero en la misma dirección a la que habían planteado Geroa Bai y EH Bildu en torno a los puestos bilingües en la Administración. Pero a última hora han dado marcha atrás. No hay margen para ligerezas en este tema, y mucho menos a poco más de un año de las elecciones.

El asunto no tiene más recorrido, a fin de cuentas, las mociones del Parlamento no son vinculantes. Pero dibuja bien el escenario en el que se mueve ahora mismo la mayoría de Gobierno. Tanto el Plan del Euskera como los perfiles lingüísticos de la Administración siguen pendientes de aprobación. Y por lo visto ayer, con diferencias importantes entre los socios que sostienen al Ejecutivo foral. Nada que no estuviera presente al inicio de la legislatura, pero que sigue sin resolución a un año de las elecciones. Y que puede acabar estallando si no se gestiona bien en un contexto preelectoral en el que los partidos empiezan ya a echar cuentas.