cuando El ABC que Salva Vidas puso en marcha su programa de formación escolar en soporte vital básico calculaban que a los diez años empezarían a tener casos de alumnos ya instruidos que tuvieran que atender una parada cardíaca dentro de su entorno; algo que ya ocurrió el pasado 25 de marzo, cuando un pamplonés de 15 años, alumno del Colegio Liceo Monjardín, salvó la vida a su padre al practicarle maniobras de reanimación cardiopulmonar después de que sufriera una parada cardiorrespiratoria en su domicilio y hasta que acudieron los servicios sanitarios. “Esto ha sido siete años después de empezar esto y para nosotros ha sido un espaldarazo”, afirmó Diego Reyero, de la citada asociación.

Este es el último de los nueve casos de supervivientes que tienen alguna relación con la labor que viene realizando El ABC que Salva Vidas para hacer frente a urgencias vitales. Y es que justo dos semanas antes este estudiante de cuarto de la ESO había recibido por parte de su profesor de Educación Física cuatro clases de cincuenta minutos, entre ellas una práctica con los muñecos donados por la asociación. Esta entidad sin ánimo de lucro comenzó su andadura en 2010, primero yendo a los colegios, y desde 2011 impartiendo formación al personal docente a través de los cinco Centros de Apoyo al Profesorado, ubicados en Pamplona, Tudela, Estella, Tafalla y Lekaroz, donde los docentes asisten a dos sesiones prácticas de cuatro horas cada una. Ante la necesidad de muñecos para realizar los ejercicios, la asociación decidió también impartir formación a cuerpos policiales y a colectivos ciudadanos para dedicar los ingresos obtenidos a la adquisición de muñecos que posteriormente dona a los centros escolares para la formación de los alumnos.

dos supervivientes en zizur En Zizur Mayor, por su parte, contabiliza dos casos. Así, Luis Elizalde sostiene que “yo soy el ejemplo de que todo esto funciona”. El 27 de marzo de 2015 sufrió una parada cardíaca en su casa. Tras telefonear al 112, su mujer y una vecina, guiadas por las indicaciones de SOS Navarra, iniciaron la reanimación cardiopulmonar (RCP), que retomaron a los dos minutos dos agentes de la Policía Municipal, los cuales días antes habían sido formados por El ABC que Salva Vidas y llevaban consigo el desfibrilador que el Ayuntamiento había comprado, de manera que lo atendieron hasta que llegaron los servicios sanitarios. “Yo fumaba dos paquetes al día, pero no conocía a mi médico de cabecera. No tenía ningún problema, tampoco hacía deporte, y cuando me dio cambié de hábitos. No fumo, cuido la alimentación, ando muchísimo -entre 10 y 15 kilómetros diarios-”, explicó ayer Elizalde, que agradeció a la asociación que “se moviese en Navarra porque si no, no hubiese estado aquí. No es fruto de la casualidad, sino de gente que ha trabajado para eso”.

También Jesús Olave vivió una experiencia similar el 26 de marzo de 2016. Su yerno le realizó la reanimación cardiopulmonar nada más llamar al 112. Un minuto más tarde los policías municipales ya estaban aplicándole el desfibrilador y, tras una primera descarga y con la ayuda del yerno, continuaron con la reanimación hasta que llegó la ambulancia. “La familia, los agentes, los del 112... todos. Un montón de gracias, de todo corazón, por lo que habéis hecho por mí”, expresaba el afectado tras salir del hospital.

tres casos en barañáin La asociación cuenta tres casos en Barañáin (dos en 2016 y uno en 2017) y uno en Egüés en 2015 tras haber formado a sus respectivas policías locales. El vecino de Barañáin Gerardo Irisarri tampoco tiene secuelas de la muerte súbita que sufrió el 27 de marzo de 2016, de la que fue atendido en un primer momento por su vecino, profesor que había recibido formación de RCP, y posteriormente por la Policía Municipal, que llevaba un desfibrilador en el coche y que actuó hasta que llegó la ambulancia. “No creo que haya tenido suerte, porque un infarto no es tener suerte, pero sí considero que haber vuelto a la vida responde a un conjunto de cosas que han funcionado correctamente”, contó en su día a este periódico.

La asociación contabiliza también un superviviente en el año 2013 tras una formación realizada en el frontón López de Pamplona y otro después de que un profesor que había acudido a uno de sus cursos salvara a su padre en Zudaire en 2017. Sin embargo, como ellos recalcan, la mejoría en los resultados de supervivencia tras una parada cardíaca en Navarra es un trabajo de equipo en el que participan los departamentos de Educación y Salud del Gobierno de Navarra, entidades como DYA y Cruz Roja, así como otras entidades formadoras, y los ayuntamientos.