MADRID. Solo tres comunidades autónomas (Catalunya, Navarra y Cantabria) cuentan con programas de intervención temprana que cubren al cien por cien de la población con psicosis, a pesar de que pueden cambiar el pronóstico de esta enfermedad mental, que suele aparecer en la edad joven y sufren 1,4 millones de personas.

Así se recoge en el primer Libro Blanco de la intervención temprana en psicosis en España, en el que han participado 47 profesionales de la salud mental y representantes de las principales sociedades científicas y de asociaciones de pacientes en colaboración con la alianza Otsuka-Lundbeck, presentado hoy en rueda de prensa.

La psicosis es "estar fuera del mundo real, percibir cosas que los demás no perciben, tener alucinaciones y pensar cosas que los demás no piensan", ha explicado el doctor Celso Arango, jefe de servicio de psiquiatría del niño en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Engloba enfermedades como la esquizofrenia, la depresión mayor o el trastorno bipolar y en el 70 % de los casos aparece antes de los 30 años.

El Libro Blanco constata que solo 22 programas de intervención temprana en España cumplen unos requisitos mínimos, así como que existe una elevada heterogeneidad en el grado de cumplimentación en las distintas comunidades autónomas, lo que se debe a que no existe ningún programa de ámbito nacional.

Así, solo Cataluña, Navarra y Cantabria dan cobertura al 100 % de la población, aunque esta última no dispone de presupuesto público específico.

Además, únicamente Cataluña, la CAV y Navarra han priorizado y dedicado presupuesto desde la administración a estas iniciativas.

Ello supone que el 68 % de las personas con psicosis con España "se quedan fuera" de la intervención temprana, "que no solo es eficiente, sino también coste-efectiva", ha subrayado el doctor Arango.

De hecho, la evidencia científica demuestra que esta intervención reduce la duración de la enfermedad, los ingresos hospitalarios y los suicidios y mejora la tasa de empleo, la asistencia escolar y la adherencia al tratamiento.

Esa intervención temprana se puede hacer en personas de alto riesgo que tienen síntomas intermitentes o un riesgo familiar asociado sin estar aun diagnosticados o en aquellas en las que la enfermedad está ya instalada, pero aun se encuentra en estadios iniciales, ha explicado el doctor Benedicto Crespo-Facorro, del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla (Santander).

En el primer grupo las intervenciones son psicosociales y pueden evitar la progresión de la enfermedad hacia cuadros de mayor gravedad o discapacidad funcional, mientras que en el otro grupo se combina con el tratamiento farmacológico.

El doctor Arango ha precisado que hay pacientes que cumplen los criterios de psicosis que se recuperan por completo y, aunque se trata de un porcentaje pequeño (entre un 15 y un 20 %), pueden llevar una vida absolutamente normal y no vuelven a tener ningún episodio.

El documento recoge también las demandas reales de los pacientes en la implementación de esos programas.

La gerente de la Asociación Salud y Ayuda Mutua (ASAM) de Madrid, Bibiana Serrano, ha lamentado que no exista una red de apoyo institucionalizado que atienda a los jóvenes que tienen algún tipo de dificultad derivada de situaciones de maltrato o acoso escolar - aumentan el riesgo de padecer psicosis a lo largo de la vida-, para que no llegue a debutar la enfermedad.

A la asociación, según ha dicho, llega cada vez gente más joven e, incluso, "chavales a los que la separación de sus padres les está generando una ansiedad tan terrible que les afecta a la relación con sus amigos y que llaman la atención con autolesiones, etc".

"Lo más importante es acudir a rescatar a ese chaval que está pidiendo ayuda y nadie se la está dando. Nuestro deseo es que no haya más vidas rotas", ha destacado.

Y es que "la gente no se acuesta normal y se levanta con una psicosis, sino que es un proceso, a veces, muy largo", ha advertido el doctor Arango.