pamplona - Lea Samanta Nash trabaja desde principios de este año 2018 como consultora de la oficina regional europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuya sede se encuentra en Copenhague. Bajo el paraguas de esta división de la OMS se encuentran 53 países de la región, entre los que se incluyen los 28 de la Unión Europea, estados en los que el aumento de las enfermedades no transmisibles, derivadas de los malos hábitos de vida, ha alarmado a las autoridades en los años recientes. Sin embargo, hay motivos para la esperanza. “Se están tomando muchas acciones y políticas y creo que es cuestión de tiempo que empezaremos a ver resultados positivos”, remarca Nash.

Después de escuchar tantas voces de alarma, ¿nuestros hábitos de vida han comenzado a mejorar?

-Con el paso de los años se ha visto una tendencia hacia unos hábitos alimentarios y de vida un poco menos saludables. La gente se ha hecho menos activa y un poco más sedentaria, lo cual tiene que ver mucho con los trabajos: No hay tantos manuales porque en general se han sustituido por las máquinas. Y en cuanto a la alimentación, el consumo de comida rápida, con más azúcar, más sal y más grasas también ha aumentado con el tiempo. Pero en estos últimos años ha comenzado a verse también que todo esto se estaba reflejando en un incremento de las enfermedades no transmisibles, que se estaban desarrollando a un paso bastante veloz en toda la región, y se han tomado bastantes medidas de mucha importancia. Hablamos de los cánceres, la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares... En algunos países esa tendencia se está deteniendo un poco y la situación está mejorando. Históricamente la tendencia ha sido negativa, pero en los últimos años se le ha dado importancia al problema.

Podemos decir entonces que hay una luz de esperanza.

-Definitivamente. Se están tomando muchas acciones y políticas en este sentido y creo que es cuestión de tiempo que empezaremos a ver resultados positivos de todas estas acciones. Pero así como estas enfermedades se desarrollan muy lentamente, su disminución se puede empezar a ver también con el paso del tiempo, no de un día a otro.

De esas acciones o medidas de las que habla, ¿cuáles han sido las más eficaces de todas las que se han tomado en Europa?

-Es una pregunta difícil porque se han tomado medidas en ámbitos muy diferentes, pero me gustaría mencionar tres que han sido eficaces: Los impuestos a diferentes alimentos, como las bebidas azucaradas y energéticos, se han encontrado bastante efectivos. Otro punto muy importante es el marketing de los productos no tan saludables, en especial hacia los niños, porque tiene un efecto bastante grande en el consumo de estos alimentos. Y sabemos que los hábitos que creamos en la niñez se desarrollan a lo largo de la vida y es más difícil cambiarlos. Se han tomado medidas para disminuir o frenar ese marketing, y aunque se necesita un poco más de trabajo, hay oportunidades. Y finalmente es muy importante la reformulación de los alimentos, que se ha priorizado bastante en Euskadi, en especial con la sal. Hay muchas oportunidades aquí, también en referencia al azúcar o las grasas trans y saturadas. Si se crean alianzas y colaboraciones con la industria alimentaria, se pueden lograr bastantes efectos positivos a la hora de modificar los productos para que sean más saludables. Si esta reformulación es gradual, podremos acostumbrar mejor el paladar de los consumidores.

¿Qué mensaje puede lanzar teniendo en cuenta este punto de partida?

-Creo que se está yendo por un camino muy positivo. Veo que ya se están creando alianzas, o al menos se están promoviendo, y se está viendo la importancia de trabajar en conjunto con los diferentes sectores implicados en este campo. Lo cual es clave para poner en marcha políticas eficaces. El mensaje que yo lanzo es que hay que seguir así y que deben reforzarse esas alianzas.

¿De qué sectores estamos hablando fundamentalmente?

-Hablamos del sector de la producción alimentaria, del de salud, del educativo, que también tiene mucho que hacer en las escuelas...

¿Cuáles son los aspectos más importantes que pueden influir en una alimentación saludable?

-Hay muchos. Desde las decisiones individuales de cada persona, los efectos de la comunidad, las costumbres o el entorno hasta las políticas alimentarias. Los efectos van en diferentes niveles y capas. Y todos estos niveles tienen cierto efecto en las decisiones que cada individuo toma. Es difícil decir qué es lo que más efecto tiene en nuestras decisiones, por lo que es importante tratar de influir en todos esos niveles.

¿Por qué la OMS decidió desarrollar programas de alimentación saludable?

-Es reconocido que la alimentación tiene un rol extremadamente grande en la salud. Una alimentación poco saludable puede llevar a enfermedades no transmisibles y a robarle a uno muchos años de vida saludable, pero una buena alimentación puede mejorar la salud en un grado gigantesco, sobre todo si se combina con la actividad física. Las enfermedades no transmisibles son muy prevalentes en esta región, de hecho son las que más se ven y más muertes causan, y por ello se le dio mucho enfoque a la alimentación.

Aunque la teoría nos la sabemos bien, ¿puede recordar algunas de esas pautas de alimentación saludable que conviene seguir?

-Claro, porque es cierto que muchas las sabemos y lo difícil es implementarlas. Principalmente se trata de consumir más frutas y verduras, granos integrales, consumir menos azúcar, menos sal y menos grasas saturadas y trans. Y también consumir más alimentos de temporada, porque esto tiene un buen efecto tanto en la salud como en la agricultura y el comercio. Son puntos que todos sabemos, pero que a veces se nos olvidan.